Alguien me observaba desde el otro lado del espejo. Su cuerpo se amoldaba a la perfección a un bonito vestido rojo. Sus hombros desnudos caían descansados, haciendo ver que aquel reflejo de algún modo, era feliz. Unos tacones a juego hacían fijarse en unas piernas de infarto. Su mirada se encontró con la mía, fundiéndose en una. Era rubia, con ojos desafiantes y una sonrisa traviesa. Al fijarme más, me di cuenta que aquella chica era yo, Ava Dawson, algo cambiada, pero la misma desde hacía dieciocho años.
Mis padres celebraban una fiesta para festejar la entrada del verano. Bajé al salón, donde decenas de personas se zarandeában al son de la melodía suave que inundaba la sala. Me senté en el sofá, observando rostros pasar sin reconocer uno solo.
La voz de mi hermana me sacó de mi embobamiento.
- Hey Ave,¿ adivina quién ha venido?- dijo retóricamente-
Mi mirada siguió la suya, hasta la puerta principal, donde mi mejor amigo, Alec, saludaba amistosamente a mis padres. Salí corriendo en su dirección y me lancé a sus brazos.
-Menos mal que has venido, si no me hubiera pegado un tiro al acabar la noche.
-Tranquila tu principe ha venido en tu busca.- hizo una reverencia y me besó en la frente- Estás preciosa.
Sonreí con ganas, por fín estaba aquí. Salimos a dar un paseo y hablar fuera del murmullo de aquellos extraños. Nos sentamos en los bancos que rodean la casa, escuchando la música en la lejanía y el piar de los pájaros. Su voz irrumpió en esa tranquilidad.
-Tenemos que hablar...
-¿Que pasa?
- Mis padres se mudan. Y yo tengo que ir con ellos.
La sonrisa tonta que tenía , se esfumó de inmediato.
-¿ Pero a dónde? Si éstais muy bien aquí.
- A Dubai, es por el trabajo de mi padre, ya sabes.
-No puede ser.
-Ave... no me lo pongas más difícil.
-Alec, no puedo perderte... si te vas ¿ quién me queda? ya sabes lo tímida que soy para hacer amigos.
Mi mirada se nubló, miles de lágrimas surcaron mis mejillas dejando huella allí donde pisaban. Sus dedos las limpiaron, queriendo borrar su paso. Su mano se detuvo más de la cuenta, acariciándo mis párpados, después la nariz, y acabando en los labios.
- No me gusta que llores, y me gusta menos que lo hagas por mí, no lo merezco.
No dije nada, lo único de lo que era capaz, era sorber por la nariz y gimotear como un niño pequeño. Me abrazó sin yo pedirlo. Permanecimos así un rato largo, como si las palabras se las hubiera llevado el viento. Se apartó y me miró muy intensamente.
-No vas a perderme, nunca, vendré a verte de vez en cuando, tampoco estamos tan lejos.
- Pero si vivimos en Praga. Es practicamente imposible, se realista Alec.
Se levantó y empezó a dar vueltas, enfadado. No me había fijado antes pero era guapo, demasiado. Alto, de tez aceitunada, ojos verdes y pelo oscuro. Tenía ojeras y barba de un par de días, como si le hubiera dado vueltas al tema miles de veces.
- ¿Y te crees que yo estoy feliz de irme y dejarte aquí?, no tengo elección, mis padres necesitan el dinero, no todos somos tan ricos y tenemos de todo, como tú.
Me levanté y mi mano fue a parar a su cara. Nunca me había hablado así, echándome en cara lo mimada que era. Pensé que desde un principio habíamos sido sinceros.
- Que te jodan, eres un capullo.
Me fui corriendo sin mirar atrás, pero antes de llegar a la puerta su cuerpo me rodeó posesivamente.
- Lo siento pequeña, ya sabes que cuando estoy enfadado me vuelvo un capullo.
-Pues no lo pagues conmigo, ya bastante tengo con que me abandones.
-No te voy a abandonar nunca, ni aunque quisiera podría... Ave, yo...
No dijo nada, se quedó mirándome sin decir palabra. Debajo de algún armazón que cubría mi ser, una chica parecida a mí gritaba con todas sus fuerzas: ! Dilo ¡ No sabía a que se refería, pero su entusiasmo me obligó a preguntar.
- ¿Tú... qué
?
- Nada.
-Quien no nada se ahoga. Dilo Alec.
- Tonterías mías, ven aquí.
Lo abrazé como si la vida se fuera a detener en ese instante. No era un abrazo como los de siempre, era diferente. Mi pulso se aceleró demasiado, respirando entrecortadamente. La vocecilla de antes, me golpeó la sien imagianariamente y dijo: "Sabes por qué te pones así, te vuelve loca " Negué con la cabeza, rechanzando esa idea inmediantamente, era mi mejor amigo, volvió con otra puyita "¿Y eso que más da?". Puse lo ojos en blanco, tal vez tendría que ir al psicólogo, estaba volviendome loca por hablar conmigo misma.
- Mira lo positivo, aún quedan dos semanas antes de irme, tenemos que pasarlo como nunca, para llevarnos un buen recuerdo.
-¿Pero haciendo qué?

ESTÁS LEYENDO
VIDAS CRUZADAS
RomanceNunca antes me había fijado en el de esa forma. Su reciente mudanza, me hizo verle como en verdad lo veía, algo más que mi mejor amigo. Las dos ultimas semanas que le quedaban aquí tendrían que ser perfectas, no podía desperdiciarlas pensando en to...