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¿Qué tan malo era no querer aceptar que querías que tu profesor de danza te tomara y te follara tan duro y brusco que no pudieras recordar ni siquiera tu nombre?

Porque Jeon JunGguk sabía la respuesta para esa pregunta. Y él estaba consciente de que era una descabellada idea y muy poco ética, y más siendo un chico callado y pacífico... Pero, desde el primer día que lo vió, vistiendo esas mallas ajustadas esa necesidad había despertado en su ser y la curiosidad de ver qué había debajo de ellas crecía día por día. Y ya podría haberlo hecho si no fuese porque es un poco... ¿Tímido?, Quizás.

Sus padres lo habían inscrito a un curso de danza, ya que a él le gustaba ésta desde muy temprana edad y ellos querían que su pequeño se sintiera bien haciendo algo que le gustase. Aunque solo fuese un hobby.

El primer día que llegó allí tenía diecisiete años - Justo hace dos años - Y era uno de los pocos chicos que habían, ya que la mayoría eran chicas; mayores y menores de edad.

Algo que también lo retrasaba cuando quería entablar una conversación, fuera del ámbito profesional con su profesor, era el simple echo de que la mayoría de las chicas de la clase siempre estaban detrás de su profesor, y mentiría si dijese que no le incomodaba. ¡Tampoco sabía cuál era su orientación sexual!

Era un total desastre.

Pero no podía evitar mirarlo sin descaro.

Sus hermosas esbeltas piernas que se veían jodidamente bien con esas mallas, su pequeña cintura, su trasero respingón y sobre todo aquel bulto que de vez en cuando podía formarse justo en medio de ambas piernas.

Haciendo al menor babear por él.

Y Jimin estaba más que consciente de las "ganas" que el menor le traía desde el primer día que llegó. Por sus constantes miradas y sonrojos en clase.

Y él también se había sentido atraído, e incluso fuera del ámbito sexual, sentía una pequeña atracción que iba más allá, por aquel chico de cabello castaño y sonrisa de conejo. Se sentía extraño cuando el menor se acercaba, cuando sonreía, cuando hablaba, incluso de vez en cuando inspeccionaba que el castaño llegara bien a casa... Jimin tampoco evitaba mirar a su alumno, aunque él lo hacía con muchísima más precaución. Era su profesor; Un hombre mayor y con una muy larga carrera por delante.

Esto era lo que principalmente detenía al mayor. No quería que lo despidieran pero es que, ¿quién podría contenerse al ver el cuerpo de ese chiquillo?

Era un maldito estúpido quien no estuviese consciente del buen cuerpo que tenía.

Estaban varios estudiantes saliendo del gran edificio cercano a la universidad de artes de Seúl donde se llevaban a cabo las clases. Entre estos también estaban algunos maestros más, y por supuesto que Park Jimin estaría allí.

Jungkook quería acercarse e invitarle un café o algo parecido, sus ganas de sexo no iban a nublar su juicio. Estaba decidido a invitarlo y conocerle un poco más, pero cuando tomó la valentía suficiente para ir ésta se esfumó al ver a una hermosa mujer detenerse frente a su tan amado - Y deseado - profesor.

La chica era hermosa, con su cabello rubio sedoso y brilloso, su pequeña cintura y delgadas piernas, su ropa ceñida a su cuerpo y sus rasgos faciales delicados. Tal como la expresión, era un bombón. Si Jungkook fuese heterosexual hubiese estado babeando por aquella chica.

— ¡Minnie! — Chilló.

Jungkook estaba a pocos metros por lo que podía escuchar claramente lo que hablaban. No quería ser un entrometido chismoso pero con esa chica era posible que se fuesen todas sus oportunidades con Park. Quería saber cual era su relación si quiera.

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2021 ⏰

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骀 MÁS QUE UN PROFESOR 𑁭 𝗝𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora