Introducción

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La mayor tragedia, y el mayor acontecimiento de mi vida decidieron llegar casi al mismo tiempo cogidos de las manos. Yo estaba saliendo de la escuela de artes, cuando recibí una llamada. Era la policía, al parecer mis padres habían tenido un accidente. Ellos eran todo lo que yo tenía, no tenía más familia, y era hijo único, por lo que me acababan de anunciar la mayor pérdida que podría tener.

Esto marcó un antes y un después. Decidí que un cambio de aires sería lo mejor, así que rápidamente lo gestioné todo para viajar a Corea y vivir ahí, en Seúl. No era muy bueno con los idiomas, pero mi padre era coreano, y solía hablarme en coreano, por lo que mi idioma natal era el español, pero dominaba bastante bien el coreano, por lo que decidí ir allí.

Me instalé en un pequeño hostal, hasta poder encontrar un piso con un alquiler barato que pudiese costearme. Tenía que encontrar trabajo, los ahorros no durarían para siempre, y mis ingresos eran escasos. Apenas pude llevarme nada, dado que cada segundo que pasaba en casa recogiendo mis cosas, era recordar a mi familia, y no podía con ello, por lo que cogí lo esencial, apenas 2 conjuntos de ropa, dinero, y poco más.

Me establecí un poco en la habitación del hostal. Llegué tarde, y estaba cansado, así que cuando acabé me tumbé en el colchón. Traté de dormir pero me resultó imposible, ya que era incapaz de dormir sin mi peluche, sin abrazar a alguien o que me abracen. Daba igual el tiempo que pasase. Mi madre siempre decía que si no me daba vergüenza con mis 20 años seguir durmiendo con peluches, pero claro, no podía evitarlo, y soy un gran fan de los peluches.

Por la mañana salí a buscar algún lugar donde necesitasen algún trabajador. Hubiese preferido trabajar haciendo bailes, pero con mis estudios de la escuela de artes sin finalizar y nada de experiencia, sería demasiado complejo encontrar un trabajo similar al que realmente buscaba.

Estaba andando por las calles de Seúl, cunado vi un póster. Al parecer darían un concierto un nuevo grupo. Solían debutar bastantes grupos, y bastante a menudo se podían ver conciertos en alguna parte de la ciudad, no era nada nuevo ver ese cartel, y ni si quiera me paré a mirar el cartel.

Me resultaba incómodo andar por las calles, todos me miraban, sabían que era extranjero por mis rasgos, y sentía que la gente me juzgaba, por muy egocéntrico que pueda resultar ese pensamiento. Hubo un hombre en concreto que no dejaba de mirarme, y me daba la sensación de que me seguía. Aceleré mi paso y el hombre me detuvo mientras me pedía que me detuviese.

Nunca imaginé que esto fuese real, o que esto pudiese ocurrir, pero me dio un panfleto y me ofreció participar en una audición para entrar en JYP Entretainment. No hacía falta seguir a los grupos de idols para saber que era una compañía de gran prestigio, por lo que accedí, y cogí el panfleto. El hombre me sonrió amablemente y se fue. Cómo pude tan siquiera pensar mal de un hombre que tan sólo trataba de hacer su trabajo.

Volví a casa a la noche, sin éxito de encontrar ningún trabajo. Me quité el abrigo y cayó el panfleto del bolsillo. Lo agarré y me senté en el colchón mientras lo miraba. ¿Realmente debería intentarlo?? Algo en mi pecho empezó a vibrar, empezaba a no sentirme tan mal, ¿me sentía emocionado?? Casi sin darme cuenta, cogí mi móvil y puse música, fue entonces cuando sutilmente empecé a bailar, y poco a poco ese discreto baile pasó a ser un ensaño de 2h y media.

Acabé destrozado, pero aún podía moverme como hace unas semanas. Normalmente el poco tiempo que pase sin ensayar afecta a mi baile, pero a pesar de no haber bailado desde que mis padres fallecieron, mi cuerpo parecía fluir con el ritmo. Cuando acabé el entrenamiento me tiré a la cama a descansar, estaba destrozado y necesitaba descansar.

Me desperté con la luz que entraba por la ventana. Eran las 9. Me levanté perezosamente y pisé el panfleto. Lo cogí, y vi que las audiciones empezaban a las 9. Me alteré, me vestí lo más rápido que pude y fui corriendo a la dirección que ponía, ni si quiera me detuve a desayunar. Llegué, fui directo a inscribirme, y parecía que aún había un lugar para mí, no habían terminado las audiciones. Fue entonces cuando pensé en qué momento había decidido tan seriamente presentarme a la audición, pero ya que estaba ahí, pues qué menos que intentarlo, ya no había nada más que pudiese perder.

Había un montón de personas, y eso hizo que empezase a sentirme en tensión. Vi lo arregladas que estaban todas esas personas, con algo de maquillaje, unos peinados arreglados, y oh dios mío, no quería ni pensar las pintas que debía llevar, ni si quiera me peiné.

El tiempo pasó volando y entonces fue cuando escuché mi nombre.

-¡John! ¡John! Es su turno, preséntese en la sala D-4, por favor, preséntese en la sala D-4. Gracias.

Mi cuerpo empezó a temblar, apenas podía mover mis piernas. Contuve mi respiración unos segundos y retomé esta de una manera más controlada. Abrí la puerta y daba a un escenario, donde unas personas más abajo se encontraban, seguramente esperando por evaluarme. Fui en medio del escenario y me presenté. Sus rostros seguían inexpresivos, casi juraría que no me habían escuchado, y empezó a sonar la canción que puse cuando me inscribí. Empecé a bailar. Estaba tenso, nervioso. Cerré los ojos y tan sólo escuché la canción. Esa canción siempre me había gustado, fue la razón por la que decidí bailar, a mi madre le encantaba.

Olvidé por completo donde estaba, y tan sólo seguí bailando, fluyendo con cada compás, hasta que la música se detuvo, fue entonces cuando abrí los ojos, y a mi sorpresa, los examinadores estaban de pie, mirándome asombrados. Yo ya no estaba muy seguro de qué había bailado, y ellos pusieron una mueca bastante pícara, y me dijeron de entrar en una sala, así que me dirigí allí.

Una vez entré había un hombre, parecía que me estuviese esperando.

-Buenas. Tú eres... ¿John, no es así?

-S-sí...- Apenas pude acabar cuando me interrumpió.

-Verás, tenemos un nuevo proyecto en mente. Habíamos pensado en meterte en un grupo que ya ha debutado, que tiene una plaza vacía ya que un miembro se fue, así que dime, ¿estarías dispuesto??

Apenas hice caso a lo que me estaba diciendo, porque no podía dejar de pensar en que iba a entrar en ESA compañía, me parecía increíble, y haría cualquier cosa por entrar, y de repente, casi que por nada, había tenido una oportunidad, y había funcionado, cualquier cosa que me pidiesen me era irrelevante. No suelo ser muy social, así que juntarme con gente en un principio siempre me resulta violento pero OBVIAMENTE acepté.

No sabía ni a dónde me dirigía, ni con quién, sólo sabía que acababa de recoger todas mis cosas del hostal, y estaba ahora en un coche siendo trasladado a un piso con un grupo del que no sabía ni cuál era su nombre, ni quiénes eran sus integrantes, y que a partir de ahora viviría con ellos y serían mi familia. Sólo había una duda que recorría mi mente... ¿Por qué otra persona querría rechazar esta oferta?? ¿Había algo que no sabía??

Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora