Era la época de invierno, apenas comenzaba.. era hermoso, ver las calles pintarse de un color tan blanco que fascinaba. Podías ver a las personas ir de un lugar a otro, con sus parejas, sus familias.. sus pequeñas mascotas, pero siempre acompañados.
Yo era de los pocos que iban por el centro de la ciudad, admirandolo todo.. sin embargo, sin una pizca de felicidad, el invierno, apesar de ser hermoso era mi época menos preferida, había sido testigo del último soplo de vida de mi persona amada.. de mi mundo, un mundo al que jamás podría volver. Pero aún seguía, apesar de que muriera a cada segundo, debía vivir por todo lo que alguna vez soñé y que tanto me había costado construir.
Iba caminando, con la cabeza gacha, pensando en que debía hacer a la cafetería que él y yo habíamos inaugurado hace 5 años, cuando choque con alguien, solo que está persona era más pequeña que el promedio, al levantar la mirada y escanearlo me pareció lo más hermoso que había visto desde que él murió.
_-Lo siento, no vi por dónde iba-_ solté apenado, de verdad debí poner más atención.
_-No te preocupes, soy muy pequeño las personas no suelen mirarme mucho-_ resto importancia con su pequeña mano cubierta con un guante lila
Sonreí, mientras lo escaneaba.. era pequeño, cabello negro con un corte aniñado pero juvenil, piel pálida, labios rosas, nariz pequeña, cejas pobladas, era bastante delgado, pero con toda la ropa de invierno no se le notaba nada.. y su voz, oh su voz, era perfecta. Me puse nervioso y me incline, haciendo una reverencia.
_-Disculpame, no fue mi intención-_ me enderece pero no subí la mirada a su rostro.. sin embargo escuché su risa
_-Tranquilo, de verdad no me pasó nada-_ sonrió y me extendió una mano. _-Soy Son Dongpyo-_
Lo miré y sonreí, tomé su mano y me incline de nuevo _-Mucho gusto, soy Kim Taehyung-_
Me enderece y solté su mano con delicadeza, él sonrió aún más y por pura cortesía dije..
_-Oh, verás.. voy en camino a mi cafetería, ¿gustas venir?-_ dije sin quitar mi mirada de él _-Asi me permites invitarte un café por haberte causado problemas-_
_-Mm, está bien-_ dijo pensativo _-No suelo aceptar nada de extraños, pero como ya nos conocemos iré contigo-_
_-Bien, vamos, no estamos muy lejos-_ sé que quizás era un gesto de más, sin embargo le ofrecí mi brazo, así no tendría tanto frío, pues se le notaba que apesar de toda esa ropa sobre él aún conserbaba algo de frío.
Él, tomo mi brazo y caminamos con tranquilidad, al llegar a la cafetería, encendí las luces y la calefacción, lo ayude con su abrigo que para mí sorpresa era rosa pastel, el color le iba muy bien, por lo que más que extraño me pareció agradable.
_-Entonces gustas café con leche o prefieres el té de limón y miel y galletas-_ dije llendo del lado del mostrador.
_-Me gustaría té con leche y pastel de chocolate-_ sonrió sonrojado, por dios, ¿no le habían dicho nunca que era precioso?
_-Claro, ya te lo doy-_ sonreí y puse manos a la obra.
Pasamos los días así, conociéndonos, hablando sobre lo que nos gustaba y lo que no, entre esas charlas, descubrí que le gustaban mucho las películas de Disney y que era bastante sensible. Muchas veces tenía que consolarlo porque la mamá de Bambi ya no volvió o porque Stitch era demasiado adorable para que se lo llevarán al espacio.
De verdad, no sabía que pasaba él había llegado tan profundo en mi corazón y mi mente, que por un momento creí que era malo que comenzará a sentir estos sentimientos que creí muertos, pero apenas llegó, sentí como todo mejoraba, alguna vez soñé con mi amado JungKook, el antes se veía triste, decaído.. pero desde que veo más a Dongpyo, mi Kookie se veía feliz, hasta que aquel día, mientras cenaba con Dongpyo, vi a Kookie en una de las mesas no tan lejos de nosotros, él, tan elegante como siempre, tomo la taza de café, soplo con cuidado y antes de beber un sorbo, dijo.
_-"Mereces ser feliz"-_ dio el sorbo, y en ese momento un camarero paso, obstruyendo mi vista y cuando por fin dio paso a la mesa, está se encontraba vacía, sonreí.. él nos había cruzado y ayudado. Regrese la vista al pequeño frente a mi, que me miraba con esos ojos tan lindos y expresivos que solo él tenía.
Sonreí, tome su mano y bese el dorso de está. Esa noche, termino conmigo besando la frente del pequeño que me regaló unos minutos de su noche, frente a la puerta de su departamento mientras me sonreía con algo más que amistad, y, que de inmediato identifique que era amor, ya que al igual que él, mi mirada hacía su persona era igual o más intensa. Al despedirnos, solo entro a su casa y me dispuse a caminar rumbo a la mía, mientras iba, creí que sería buena idea que para Navidad le regalara un pequeño cachorro, a él le gustaría, por lo cual era buena idea.
Unos días después, mientras yo estaba mirando a los cachorros, me llamo, diciendo que contaba las horas para vernos, sonreí, que tierno. Después de responderle que yo estaba igual que él, un te quiero y vuelve pronto, me despidieron. Salí del albergue de cachorros y fui directo a casa, ordene todo para el pequeño bebé camino y espere que llegara la hora para ir por él a su casa.
Al caer la noche, como se lo había prometido, fui a su casa, espere pacientemente que abriera después de tocar el timbre una vez. Sonreí al verlo frente a la puerta, con un conjunto de ropa, que si bien era de colores pastel, a él le sentaba bien. Fuimos a mi casa, cenamos, bailamos un poco y, a media noche, le entregué mi regalo.
Creí haberlo visto todo de él, pero estaba equivocado. Al abrir la caja, sus expresiones fueron tan delicadas y alegres, saco al cachorro de la caja, lo abrazo y dio un besito en su nariz, pero de inmediato hizo un puchero, y mirando al cachorro le dijo.
_-Pareces molesto, pero no te preocupes, te daré tanto amor que no habrá tiempo para el enojo o las tristezas-_ beso de nuevo al pequeño y sonreí.. de eso no cabía duda.
Para año nuevo, por fin decidí expresarle mis sentimientos, que si bien se habían desarrollado muy rápido, eran tan fuertes como el de las demás personas. Yo estaba feliz, por fin podría dar un paso más con él sin sentirme culpable por mi primer amor.
Para vísperas de año nuevo, le confesé mis sentimientos y grata fue mi sorpresa que dijera que lo esperaba con ansias, sonreí, esa noche fui el más dichoso de todos. Mientras los días pasaban, y el invierno llegaba a su fin, yo sabía que solo era el fin de la época, no de nuestro amor.. Yeontan y yo le amábamos con más que nuestro corazón.
Todos y cada uno de esos días fueron los mejores, no importaba que, siempre salíamos adelante en todo. Así pasaron los meses, hasta que a principios del invierno siguiente, me confesó que quería tener pequeños, a lo cual le respondí positivamente.
Y para navidad llegó mi regalo, una pequeña nena de dos años, llamada Jeongyeon, era preciosa, era tan parecida a ambos que me era difícil creer que era una pequeña adoptada, sin embargo, sería de las pocas llenas de tanto amor que querría explotar.
Para la primavera del año siguiente, nos casamos.. y para Otoño de ese mismo año, llegó Lisa, otra nena de un año y medio de edad.
Y así fue, como mi amor de invierno se convirtió en mi tesoro más grande, aquel que me entrego la familia que tanto quería y cuidaría por el resto de mi existencia.