❝𝘿𝙧𝙚𝙖𝙢𝙨❞ ✧ 𝖩𝗈𝗋𝖽𝖺𝗇 𝖧𝗎𝗑𝗁𝗈𝗅𝖽

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Cuando alguien te falta y no puedes dejar de pensar en esa persona, inevitablemente todo te recuerda a ella.
-Rocío Carmona

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Laila

¿Por qué la gente usa las puertas de salida como sala de reuniones? ¿Acaso no pueden esperar hasta salir del aeropuerto para abrazarse, besarse y demás? Al menos podrían hacerse a un lado para dejar pasar a la gente. Pase en medio de al menos ocho familias, que me empujaron o pisaron, en un trayecto de unos cinco metros.

Tanta gente y afecto comenzaba a ponerme de mal humor.

Al salir del aeropuerto busque el auto de mi hermano, no fue difícil, él literalmente grito mi nombre apenas salí del edificio.

- ¡ILAAAA! -Estúpido apodo de niño de seis años.

La mayoría de la gente volteó a verlo mientras corría en mi dirección y yo intentaba que la tierra me tragara pero nunca me escupiera, solo quedarme ahí abajo hasta que mi hermano sea un poco más normal.

- Vincent. -Sonreí cuando llegó.

- Esperaba algo como que gritaras el diminutivo de mi nombre y corrieran hacia mi, justo como yo. -Admitió mientras tomaba una de mis maletas.

- A lo mucho obtendrás un abrazo. -Mencioné siguiéndolo hasta el auto.

- Lo tomo.

Camino a casa hablamos de mi viaje, me había ido por un año a Canadá, nada extraordinario teniendo en cuenta el hecho de que ni siquiera lo disfrute.

- ¿Realmente es necesario tener una segunda licenciatura? -Cuestionó mientras caminaba hacia la entrada de mi piso.

- No, pero es lo que le prometí a papá a cambio de dejarme ir y yo siempre cumplo mis promesas.

- Pues fue una estúpida promesa, deberías estar emborrachandote como la clase promedio de tu edad.

- Ni siquiera bebo. -Recordé- Veo que te agrado eso de ser un lienzo. -Cambié de tema.

- Sí, creo que me volví adicto a la tinta.

- O a la tatuadora. -Me burlé mientras le daba el paso a mi humilde hogar.

- No voy a negarlo. -Llevo mi maleta hasta mi habitación y volvió conmigo a la sala.- Debo irme, quedé de verme con unos amigos en el parque de skate, ¿quieres venir?

- La pregunta esta de más, es obvio que no. -Sonreí.- Estoy agotada, lo mejor será que descanse un rato o estaré de mal humor toda la semana. -El asintió viendo a la nada, como analizando mis palabras.- Quizás podríamos ir a cenar esta noche, ¿qué te parece? -Sus ojos volvieron a mi.

- Por supuesto, a las ocho.

- Te daré un colchón de 30 minutos, Vincent -Lo señalé con el dedo mientras salía por mi puerta.- Así que 8:30, no llegues tarde o te asesino mientras duermes.

Salió del departamento en risas, lo había extrañado demasiado.

[...]

Cuando por fin termine de desempacar y acomodar mis cosas, puede empezar a prepararme para tomar esa siesta que deseaba desde que pise territorio americano.

Me acomodé en la cama, retire los lentes de contacto y finalmente cerré los ojos esperando que el sueño me consumiera por completo.