El mayor miraba con fascinación la linda carita de su novio, en especial se encontraba perdido por esos labios en los que se dibujaba sobre ellos una sonrisita pícara, que ganas de besarlo, tanto que por un instante olvidó que estaban frente a una multitud de personas y ambos cantaban la última parte de la canción "Home", segundos después los gritos ensordecedores de los fans lo hicieron volver en si, finalizando también su presentación.
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¡Al fin! Pensó el mayor contento de llegar a la habitación que compartían en ese lujoso hotel, apresuradose a cerrar la puerta, ahora podría hacer todo lo que deseaba, ya que no habían fans, ni sus amigos, nadie del staff, ni cámaras frente a ellos, estaban tal y como les gustaba, completamente solos!
-Auh! Expresó, el menor, en sorpresa al sentir el impetuoso y enérgico abrazo por su espalda, rápidamente sonrió sintiéndose feliz y dichoso por el cálido beso que recibió en la parte trasera de su cuello, seguido por la suave mordida a su oreja derecha, adoraba que hiciera eso, para terminar colgado sobre su espalda como un pequeño mono.
-Estuvo increíble!
-Esa es tu forma de pedirme más besitos, bromeó, su novio.
-Me refiero al concierto.
-Ah, sí.
El mayor bajó de su espalda y le soltó del abrazo, y el pequeño al sentirse sin el volteó a mirarlo, a su novio se le había borrado la sonrisa de la cara, entrecerraba los ojos, formando casi una línea en cada uno, para terminar con gestos de decepción, al verlo así soltó una carcajada, abalanzándose hacia él, para hacerle cosquillas haciéndole reír.
-No te pongas celoso, el concierto estuvo increíble, pero tus besos no tienen comparación.
Al escucharlo volvió a sonreír, mucho más que hace un minuto, amaba escucharle decir ese tipo de cosas, era muy elocuente con sus sentimientos, al mismo tiempo que le sonreía con esa sexy, pero adorable y tierna sonrisa acompañada de esos grandes ojos brillantes, parecía un conejito. Le era imposible no querer darle un beso cada vez que sonreía.
-Ven aquí, le dijo cogiendolo por las mejillas para besarle esa sonrisita pícara y juguetona.
El menor, no podía estar más feliz, le encantaba verlo formar en sus labios esa sonrisa cuadrada, y aún más, recibir el tacto y esos besos que empezaban de forma tierna hasta convertirse en los más sensuales, y que lo hacían flotar por las nubes.
Su burbuja de amor se reventó al escuchar los insistentes golpeteos a la puerta y los gritos de su amigo, "hora de cenar,... hora de la cena" les decía.
-A la cuenta de tres?!
-Sí, contestó el pequeño.
-1, 2, 3. ¡Ya vamos! respondieron al unísono.
-Por cierto, la cena ha cambiado de lugar, será en la habitación de Jin, ya está lista así que dense prisa... y de nuevo les digo que no me hago responsable si no encuentran ningún dumpling, término diciendo.
-No! expresó asustado el mayor, ante la amenaza de su amigo, con quien siempre peleaba por ellos ya que a ambos les fascinaban,.. soltó a su conejito y corrió hacia la puerta.
El menor rodó los ojos, e inmediatamente puso cara larga, siempre pasaba lo mismo, no podía creer que su novio lo olvidara por comer unos cuantos dumplings.
-Vamos, date prisa, le llamó desde la puerta con insistencia antes de abrirla.
-Ya voy!
-¿Qué te pasa? preguntó al ver que sus gestos habían cambiado, puesto lo conocía a la perfección.
