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En su primer día de trabajo, el delgado y pequeño contador Huang le presentó a Yuta a lo lejos.
Su elegancia y seriedad le llamó la atención a Doyoung en un instante. Su pelo rojo por los hombros, sus accesorios dorados y un ajustado pantalón de cuero que resaltaba su pequeña cintura describieron perfectamente al llamativo chico.
Siempre llevaba una cantidad exagerada de aretes y esas botas de taco cuadrado que irritaban a Jungwoo por el ruido que hacían.
Más tarde Nakamoto le presentó a Jungwoo, usando el apodo con el que él mismo lo bautizó y el que lo hacía reír por lo bajo "La Víbora".
El asesor Kim siempre veía mal a el nipón cuando salía de la oficina de Taeyong con una sonrisa orgullosa y arreglando su camisa, nunca entendió esa rivalidad.
Pero tenía claro de que se llevaban como el agua y el aceite.
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