Los increibles 3

Prólogo

La oscuridad de la noche estaba adornada por varios incendios pequeños que fueron provocaos en la ciudad, edificios medio destruidos que amenazaban con derrumbarse por completo, automóviles chocados, unos semáforos destruidos y postes de luz que también fueron derribados y que provocaban chispas eléctricas, aunque no era tan llamativos salvo por los cientos de cuerpos que fueron el resultado de una feroz batalla final que se libró en esa ciudad.

Fue ahí en ese momento cuando un cuerpo muy pesado comenzó a caminar por esa calle, este comenzó a observar hacia todos lados, no se trataba de un ser vivo, era una pesada armadura metálica muy gruesa, que tenía dos ojos robóticos de color rojo.

Es armadura, caminó hacia uno de los cuerpos y lo levantó en lo alto, aquel hombre al que levantó, se le calló la máscara que llevaba revelando que era un hombre de piel morena con una cabeza rapada llena de tatuajes, pero aún tenía una máscara que tapaba la parte inferior de su rostro

-Se les dio un hogar, una misión, un cometido, una familia y terminaron revelándose contra la mano que le dio de comer- dijo la armadura con una voz grave- y que consiguieron con eso, nada, solo una inminente derrota, adjuntada a que solo apresuraron lo que intentaban detener, pero la parte más estúpida fue el que intentaron pedir ayuda a los súper, que no son más que humanos cobardes que se esconden tras una máscara pero que hay detrás de esa máscara-

-detrás de la mascara- decía el hombre mientras que estiro su mano y se quitó la máscara revelando que debajo de su máscara había- hay otra máscara.

En otras circunstancias eso habría sonado hasta divertido, pero no era el momento ya que sea quien sea quien estaba detrás de la armadura dijo- por esa estupidez perderás la vida-

Lo estrangulo y un segundo después lanzó el cuerpo hacia un lado antes de darse la vuelta y continuar caminando por encima de los restos hasta encontrar a otro enmascarado que se encontraba en el piso boca arriba, ese otro enmascarado abrió los ojos e intento levantarse pero el dolor era tanto que apenas podía moverse, este estiro los brazos hacia su arma de fuego que estaba a unos metros de él, la necesitaba, lucharía hasta el final.

Pero antes de que lograra agarrarla aquella armadura piso el arma destrozándola antes de agacharse y levantar a ese otro enmascarado.

-sabía que serías de los sobrevivientes-le dijo mientras que este volteaba a verlo- pero mírate ahora, podría destrozarte como cucaracha, pero no lo hare- dijo eso último acariciando su frente-en lugar de eso te dejaré vivo para que puedas ver la perdición de tu especie.

-tú... también eres de mi especie-

-yo no estaría tan seguro-

La armadura coloco uno de sus ojos enfrente de aquel hombre y él pudo ver como la única oportunidad de la humanidad para sobrevivir y de cómo el último humano tras mucho esfuerzo, era derrotado por criaturas que parecían ser sacadas de un cuento de hadas.

-ya sabes el destino disfrútalo-

Ciento cincuenta años después

Ese hombre despertó sobre saltado, por poco no pudo contener el grito de miedo que le dio tener esa pesadilla por enésima vez, no era una pesadilla era un recuerdo, el recuerdo de aquella derrota aún lo atormentaba.

Se encontraba acostado en una cama junto a su esposa, todo estaba a oscuras, está oscuridad fue interrumpida por una luz morada que llego y se fue antes de volver de nuevo, esa luz venia del exterior, el ver esa luz significaba que había rayos que caían del cielo que indicaba una próxima lluvia, el hombre pudo ver esa luz debido a que no había corrido la cortina completamente.

El hombre se levantó de la cama, y camino hacia la puerta corrediza por dónde salía de la habitación al patio, sin importarle que estaba descalzo y semi desnudo.

Se trataba de un hombre cercano a los cuarenta años, media un metro ochenta de altura, era de complexión delgada con los músculos tonificados y un tatuaje tribal en la parte superior del pecho, su cabello era de color café claro, lo tenía rapadas de los lados y muy cortas de la parte de arriba y una barba recién afeitada.

Aquel hombre respiro profundamente, tenía que recordar las meditaciones que le habían enseñado, pero muchas veces el paisaje lo complicaba, la casa donde vivía estaba en una montaña muy alta dónde se podía ver todo el valle a su alrededor lo cual no era nada tranquilizante, en especial ya que comenzó la lluvia.

-¿tampoco puedes dormir?-preguntó la esposa de ese hombre

El hombre ni de dio la vuelta, no hacía falta responder, mientras que su esposa se acercaba para abrazarlo mientras que las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer.

-tranquilo yo tampoco puedo dormir, pero ya no debes temerle él se fue hace mucho-

El hombre se dio la vuelta para voltear a ver a su esposa antes de besarla.

-para la línea de tiempo han pasado muchos años para nosotros solo cinco que han parecido una eternidad-

-sí y eso puede hacer la diferencia Dilon, pero si estás nervioso por el lanzamiento créeme saldrá bien ya lo he probado yo, te juro que es absolutamente seguro, además iré detrás de ti por unos días-le dijo acariciando sus pectorales

-no es que no confíe en el salto, si no en el plan, la estrategia es bastante arriesgada y solo creará una realidad alterna, no corregirá nuestra historia, además no es la primera vez que iré solo, no te fallaré-

-no te falles a ti mismo-