Esta no es mi María, no es mi María de las camas bien tendidas, del desayuno preparado a tiempo en la mesa, muebles impecables, losa limpia y el buen traje almidonado. Esta ya no es la que a puros golpes echaba al suelo cuando encubría a los niños, cuando se arrugaba la camisa, cuando las cosas no marchaba bien en el trabajo o simplemente cuando movía los puros de lugar.No es mi María la débil, la delicada, totalmente dependiente del hogar, muñeca de casa de papá a casa de esposo. Ya no es más la mujer intachable, la esposa impecable, la que tanto en la casa como en la cama hacía todo lo que se le pedía.
No es la misma de vestuario conservador, espíritu recatado y pensamiento reprimido. No es mi María porque la que tengo hoy ante mí es valiente, es osada, que erróneamente aprendió a pensar y a decir lo que piensa.
Ya no deja que el cinto le deje marcas en la piel, ya no permite que las manos de papá hagan llorar sus hijos. Ya no es la que con oportuno maquillaje disimulaba los golpes y culpaba a las caídas en el baño. Ya María no hace lo que se le ordena, no baja la cabeza ante mi furia y no se calla lo que piensa.
Necesito a la vieja María porque la que tengo hoy quiere estudiar, pelea por trabajar y quiere salir a conocer el mundo con la casa sobre sus hombros. La de hoy viste su delantal con orgullo mientras amamanta a sus hijos en medio de la calle. Esta María quiere salir de noche como quien espera que le pase algo importante, quiere llevar sombrero y vestir mis pantalones. Esta de hoy, que borda pañuelos con los retazos de la venda que cubría sus ojos, es infranqueable y esta determina a hacernos caer ante ella.
Quiero devuelta a mi María obsoleta, llena de moretones que atendía la casa como nadie y que ama a sus hijos más que a nada en este mundo. Mi María de las cenas servidas, de las preguntas inútiles y la que aguantaba todo lo que sobre su cuerpo y su piel pasara.
Esta que hoy duerme a mi lado es diferente aunque me recuerda a una que conocí cuando apenas su entre piernas alcanzaba la pubertad y a otra que nunca he conocido.
Esta que hoy se maquilla frente al espejo, no para esconder mi mal humor sino para mostrar con orgullo y sin tapujos su belleza de mujer, posee la esperanza de cuando era joven pero conserva la experiencia y los golpes de estos últimos 20 años que ha pasado a mi lado.
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María, La Obsoleta
Short Story"Quiero devuelta a mi María obsoleta, llena de moretones que atendía la casa como nadie y que ama a sus hijos más que a nada en este mundo." El relato de José y el Síndrome de Capgras como método para embellecer la violencia a la que la sociedad...