Puede que ni siquiera sepa, lo que hoy aquí estoy escribiendo. Mis dedos caen sobre las teclas de este ordenador como el agua de la lluvia de esta intensa tormenta de invierno. Aunque sé que mi tormenta interior es mucho más fuerte y quizás dolorosa.
Oigo a través de mi ventana, el viento soplar con intensidad, los portazos, las persianas vibrando. Es justo lo que siento yo. Toda una tormenta en mi ser, repleta de recuerdos atroces, que nublan mi realidad. Mi mente está llena de ojalás, que seguramente jamás se lleguen a cumplir.
Mi culpa.
Culpa de mis grandes expectativas, culpa de mis ganas de ser feliz, culpa de vivir de ilusiones que, en eso se quedan, en simples ilusiones, disfrazadas de ganas y miedo por doquier.
Mi vida llena de altibajos constantes y yo luchando por una estabilidad emocional, completamente necesaria, para sobrevivir.
Enamorada de la vida, pero destrozada por ella misma.
Ilusa es lo que eres, una completa ilusa. ¿Pero sabes qué es lo peor de todo? Que adoras vivir de esas ilusiones que a corto plazo, muy corto, te hacen brillar, crees haber encontrado aquello que llevabas años deseando, soñando tener. Te aferras a ello. Darías todo de ti. Porque lo que más deseas y tu misma lo sabes, es amor.
Tu eres amor. Tienes tanto para ofrecer, tantas ganas de dar y morder. Que se te olvida que no todos son como tu.
Lo mejor que tienes es que eres capaz de levantarte después de cada caída, por muy grande que sea. Tienes el poder de dibujar en tu cara una sonrisa perfecta y ponerte guapa, y coger fuerzas para el siguiente tropiezo, porque tu eres muy consciente de que lo vas a tener, pero te da igual. Quieres arriesgarte, enfrentarte a todos tus miedos y conseguir todo aquello que siempre has anhelado.
Una parte de ti siempre te advertirá que tengas cuidado, que aunque tu no te lo creas eres demasiado buena, para como hoy en día están las cosas.
No hace falta que te pongas tu armadura, tu escudo ni tu espada, te conozco bien.
Solo te diré una cosa, no dejes que nadie te chafe. Aprende a llevar, las riendas de tu vida. Recuerda que siempre hay un halo de esperanza, por muy pequeño que sea.
Deseo que seas feliz, de todo corazón.
