Capítulo 1

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Hay muchas razones para dejar un lugar y normalmente la seguridad que este ofrece es importante, mientras mas seguro es mejor para una familia y sí, la mía se esta mudando no solo de residencia también de ciudad. No me opongo al cambio, la ciudad en la que estábamos era un caos total, demasiadas muertes y desapariciones no son buenas. Una de esas víctimas fue mi mejor amiga, desapareció durante una semana y finalmente fue encontrada no sé exactamente el lugar. Así que ahí esta la razón del cambio de ciudad, ha pasado mas de un año y mis padres pensaron que era lo mejor para mi hermana y para mí alejarnos.

-Mamá ¿Cuánto falta? Llevamos unas 8 horas en el auto y no llegamos- dijo mi hermana algo fastidiada de estar sentada por tanto tiempo.

-Dio, no exageres- respondió mi padre. Pues sí, les presento a mi hermana no tan mayor me lleva dos años, para ser exactos tiene 22, por lo cual ya deben saber mi edad.

Su nombre es Dionne, siempre humilla a las personas que se burlan de su nombre, porque claro significa reina divina. Dio, como le decimos de cariño nosotros está en la universidad estudiando derecho en sus últimos semestres, no es una loca descontrolada y tampoco un a rata de biblioteca, se podría decir que es muy equilibrada.

-Papá es ciertoya no quiero seguir encerrada en este auto- apoyo a mi hermana, mientras mi madre ríe y nos ve por el retrovisor. – La vida es tan injustano podíamos mudarnos aun lugar mas alejado- digo con toda la ironía posible, a lo cual mi papá responde con un bufido.

No me presenté antes, mi nombre es Axelia, Lia para mi familia y amigos, me gusta mi nombre no es común y no voy a decir que es como mi personalidad por que eso sería mentir. Al contario de mi hermana yo soy mas bien desequilibrada, en el buen sentido aunque no hay un buen sentido, la cosa es que yo paso de ser un ratón de biblioteca a la persona mas alocada en momentos, pero bueno eso me hace genial.

-Bueno cálmense, ya estamos llegando faltan unos 20 minutos no se desesperen- dijo papá mientras conducía y al parecer era cierto porque ya se observaba el letrero de bienvenida en el cual en letras grande nos invitaba a formar parte de la cuidad de Ébano un nombre muy lindo a decir verdad.

La cuidad en realidad era grande, y la razón por la cual nos mudábamos también se relacionaba con la universidad la cual era muy reconocida en el país. No crean que somos millonarios, tenemos una vida cómoda mi papá es un vendedor de una gran empresa y mi mamá una maestra que por el momento no se encuentra trabajando.

Mi hermana consiguió una beca completa por sus notas y referencia, yo solo logré media beca, les dije que era algo desequilibrada, pero bueno estamos en una nueva gran ciudad.

-Mira, al parecer van a inaugurar un club esta tarde, deberíamos ir, ya sabes para socializar- dijo mi hermana mientras observaba por la ventana. – Por mí no hay problema, así echamos un vistazo- le dije a Dio con una sonrisa- No somos santas y nos gusta disfrutar, tampoco somos unas bellezas exóticas, somos normales pero si sabes aprovechar lo que tienes muchas cosas pueden pasar.

-Es una buena idea- dijo mamá, seguida por mi papá quien solo asintió – Por favor nada de desastres hasta que estemos mejor ubicados- menciono papá, Dio y yo solo reímos y asentimos. A veces cuando estamos juntas somos un torbellino imparable y no uno bueno.

Dio me jaló un mecho de cabello, a lo cual respondí disgustada pero lo que quería que viera valía la pena, era un grupo de chicos y chicas con un aire misterioso, lo cual fue lo suficiente para interesarnos, lo admito mi tipo ideal se basa en tatuajes, piercings, cabello y ojos oscuros con ese aire de peligro un poco parecido al de Dio, pero a mi también me interesaban las chicas era algo complicado.

Lo curioso de ese grupo eran sus chaquetas todos tenían las mismas, claro con su respectivo nombre, al parecer pertenecían a un grupo, mis ojos se cruzaron con unos azules pero estos no brillaban eran como un imán que te jalaban pero a la oscuridad y no eran de un chico, era una chica.

Diez minutos mas tarde estábamos frente a la que sería nuestra nueva casa, no era muy grande pero tenía lo necesario aunque estaba muy lejos de la universidad y nosotros solo teníamos un carro que usaba papá. En fin, cada uno fue a instalarse y descansar un poco, nuestras cosa no llegaban hasta el día siguiente. Durante el transcurso de ese tiempo me dedique a arreglar mi nueva habitación y pensar en esa chica, su mirada escondía algo y gritaba desesperación.

Era como si quisiera ser salvada, tal vez exageraba pero había visto es mirada antes y era algo de lo que nunca me podía desprender, algo que me gustaba era ayudar a quien desde mi parecer mas lo necesitaba.

Todos necesitamos a un ángel guardián y a mi en lo personal me encantaba ser uno de ellos para las personas que me buscaba

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2020 ⏰

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Luz NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora