˗ˏˋѕαισυмα/συмαѕαι ᴼⁿᵉ⁻ˢʰᵒᵗˢˎˊ˗

003

Shuichi Saihara y Kokichi ouma eran conocidos en la Universidad por ser muy cercanos.

Incluso algunas personas pensaban que eran pareja por la forma en la que se trataban a veces, tirándose piropos u alguna otra cosa que se podría malinterpretar.

Pero todo quedaba entre aquélla zona de amistad.

Y por más cliché que parezca uno deseaba subir un escalón más. Asi fue como Kokichi se enamoró de su mejor amigo.

¿y por qué no?

Él era tan atentó, dulce, generoso, razonable..

Llegó a tal punto de sentir una atracción por él intensa.

Entonces, ¿por qué ha esperado tanto por confesarse a Saihara?

Era sencillo de deducir, el de cabellos prusia ya sentía atracción por alguien, y para bien o mal, ese alguien no era él.

Agregando aquel pequeño temor que aquella confesión podría tirar su amistad por el caño.

Shuichi tenía pintas de hetero y.. solo lo miraba a Kokichi como su compinche.

Durante mucho busco a alguien que le comprendiera, no lo quería perder por una 'simple' atracción.

Así sea a toda costa debe ocultar lo que siente para mantener lo único bueno en su vida a flote.

Que complicado..

Día 1

Fue un día normal para ambos, caminaban juntos hasta la U tanto en el camino hacían una que otra broma.

Al llegar, antes de que cada uno entrará a su clase se despedían lanzando un beso al aire hacía el contrario.

Comían juntos, intercambiaban comida.

Lo normal entre estos dos homosexuales, u know.

Día 2

Todo cambió inmensamente aquí. El chico con piel de porcelana no se presentó a la casa de shuichi ese día para acompañarlo, inclusive llego antes que él.

Y al acercarsele, parecía más centrado en la conversación que tenia con Rantaro en ese momento.

¿Kokichi estaba enfadado por algo que hizo?.

Oh..

Realmente, el de cabellos morados solo lo evitaba para no explotar por sus sentimientos hacía él..

Día 3

Esta vez fue el de cabello prusia fue por su mejor amigo, el camino fue bastante aburrido.. apenas y intercambiaron palabras.

Ya no hacía un intento por disimularlo, ya era muy obvio, su mejor amigo lo detestaba y no sabía la razón.

Quizá debía aceptar que de la noche a la mañana el menor dejaría de agradar de él.