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Para mi tío.

Te debo una disculpa por salir corriendo en la madrugada y encerrarme en el otro cuarto, ese donde lloré junto a al ventana cuando la abuela murió.

La culpa me invade como una enfermedad que lenta se apodera de mí.

Ya no hay días en los que pueda llegar a casa y contarte mi travesía a través de un mundo roto, quedarnos hasta tarde viendo "Hey, Arnold!" mientras reímos con los chistes que me contaron los niños de otros grados durante el receso.

Creo que todavía te echo de menos.

Por más que intento seguir adelante y convencerme de que no fue mi culpa, el recuerdo de tu voz diciendo "¿no vas a quedarte?" me atropella.

Quería quedarme, una última vez antes de partir para no desplomarme a mitad del camino. Quería quedarme a contar las estrellas junto a ti, a balancearnos en la mecedora de afuera, a correr en el parque o a inventar rarezas con todo lo que viéramos; pero el destino me arrebató la única oportunidad que tuve para ser feliz.

Después de 7 años sigo culpándome por haberme ido, y después de 3 años sigo culpándome por no haberme despedido de ti y por sólo saber encerrarme en el baño para llorar tu muerte. Espero poder volver a verte algún día.

Te quiero.

madrugada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora