Fin de Semana
Parte I
-Je vois la vie en rose- Pensó mientras veía a Sophie, mientras pasaba sus dedos por su fino rostro de seda, por sus poros. Estaban recostados, cubiertos por tan sólo una sábana, felices, vívidos, extasiados, melancólicos; era domingo por la tarde , aún podían ir a caminar, beber café quizás, había tiempo antes de que el fin de semana acabase, había tiempo antes de volvieran a ser miserables.
- No quiero separarme de ti - le dijo Sophie a León mientras lo veía directo a sus ojos , en ellos se reflejaba ella misma, con piel blanca de coral y así permanecieron por un rato, en el eterno reflejo de pupilas que ambos reflejaban, uno del otro, de amor, de tristeza.
León se levantó de la cama por su cajetilla de cigarrillos, recordó como empezó aquella promesa de 3 días.Parte II
Sonó el viejo despertador de León justo a las cinco treinta y dos, porque el creía que era muy ordinario despertarse a la mitad de alguna hora, todo mundo lo hacía, ponen el despertador a las cinco a veces a las seis, otras veces a las tres y a las cuatro, a el no le apetecía pertenecer a ese grupo de personas, León era así, independiente, buscando siempre estar fuera del circulo, ser el grano de arena que se queda en la mano cuando se le sopla.
La rutina de León era simple, despertaba, hacía su cama mientras esperaba a que el reloj marcara las cinco cuarenta y seis de la mañana, porque a esa hora el astro rey está a medio horizonte y León disfruta fotografiarlo y revelar las capturas cuando llega de su caminata nocturna.
A las seis veintitrés ya se ha puesto toda su ropa encima, ya se duchado y peinado, no se afeita porque le fascina que su barba persuada a las personas de que tiene más edad. Diecinueve años posee y ha vivido más de lo que debería.
A los seis años llegó de Argentina a Madrid, su padre consiguió traerlo después de dos años de eternos intentos fallidos y grandes depósitos bancarios a numerosos abogados que garantizaban ganar la custodia del niño, del pequeño León.
A los ocho entró a estudiar inglés y posteriormente francés, no por gusto, si no por la extrema cercanía de España con Francia y Gran Bretaña, su padre le inculcó que donde quiera que se encontrase, debía aprender los idiomas que se hablen alrededor, pues la comunicación es lo más importante. Cuando cumplió 13 visitó por primera vez Inglaterra, su padre sugirió ir a Londres pero León no quería estar rodeado de tanta gente en una gran ciudad, así que conocieron todo lo que el pueblo de Bristol puede ofrecer.
A los quince se sintió atraído por el arte en general, pintura , literatura , fotografía, música, filmes y mujeres. Su primer novia la tuvo a los quince y medio, Abril se llamaba, una peculiar adolescente que sólo se interesaba en dos cosas, el dinero fácil y el sexo, cosa que convirtió la primer relación de León en algo destructivo. Para los dieciséis años León ya conocía las obras de Dalí, Kubrick, Edith Piaf, Cortázar , Migrette, F. Scott Fitzgerald, Morrisey y su ídolo, Luis Buñuel. A León le complacía ver una y otra vez los filmes de Buñuel porque eran majestuosos y porque su creador, tenía el mismo apellido que él. Su regalo de diecisiete años fue una copia de " Un chien andalu " y lo recibió de su octava novia, Kassandra. La relación de León y Kassandra fue estable hasta que tuvieron que cambiar de rumbo, por lo que ella se encargó de convertir el latente órgano de León, en milésimas partes de cristal roto, por el tiempo, por la vida, roto por el amor, porque ese sentimiento es así, perjudicial, de doble filo, el amor te lastima más de lo que te ayuda.
Ese día León salió a pasear, era 15 de agosto, día de la Virgen de la Paloma en Madrid, por lo que tenía el día libre.
El aire caluroso comenzó a cabalgar en aquellas calles; era un día bello, grandes nubes, la gente se veía feliz.
León se detuvo para comprar un helado de pistache, pues era su favorito, odiaba el chocolate, no soportaba la vainilla y el sabor a fresa le parecía muy convencional, al voltearse vio algo, o mejor dicho a alguien, una mujer más bella que las auroras boreales en invierno o incluso más bella que los amaneceres en verano, su belleza era exquisita. León la contempló, tenía que conocerla, saber su historia, su nombre, y estaba apunto de conocerlo. León se convirtió en un suicida, pues ese día, conoció a su verdugo.Parte III
ESTÁS LEYENDO
Fin de semana
RandomLeón Buñuel, 17 años y una vida por delante. Un día conoce a Sophie, una excéntrica chica a la que le gusta jugar con las personas, al pasar el tiempo, descubre que León es más que un juguete. - Pequeña novela romántica en progreso , (2015) ( Ariel...