La bruja

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Amity Blight no tenía tiempo para pensar en romance. Sí, esa humana era linda, bastante amable y audaz, también nunca se rindió con ella para ser su amiga, y le caía demasiado bien, pero eso no significa nada. Solo eran buenas amigas.

Muy buenas amigas, de hecho. Luz podía ser bastante graciosa, como cuando su cara, usualmente de tono canela, se torna roja cuando ella, la peliverde, está a su lado. Aparte de que a veces sacaba comentarios hilarantes cuando hablaba con ella.

—Ah, hola Luz— saludo la brujita a la humana con una pequeña sonrisa y, tal vez, tan solo tal vez, con un ligero rubor que se podría confundir con simple maquillaje.

—¡A-Amity!— tartamudeo Luz— Que sorpresa encontrarte aquí, ¡bueno, no lo es! porque estudiamos aquí, en la misma escuela, y hasta nos toca una hora de clases juntas...— Amity podría jurar que la latina se disfrazó de tomate— Ya hablé demasiado— finalizó Luz en un susurro extremadamente bajo.

La peliverde ignoró el hecho de que la chica frente a ella parecía nerviosa y a punto de desmayarse por el calor en su cara, pensó que simplemente era un comportamiento humano, y que adorable comportamiento humano. La joven Blight mantuvo su corta sonrisa y saludó ahora a los dos brujos detrás de la humana: el pequeño Gus Porter y a Willow Park, con quién recientemente estaba reconstruyendo su antigua amistad.

También Luz podría llegar a ser exageradamente servicial con ella, un ejemplo fue cuando se lesionó en el partido de grudgby que tuvieron contra Boscha y su equipo. La pelirosa iba a hacerle una tacleada a la humana, pero Amity, como la buena amiga que es, empujó a Luz a un lado y ella misma recibió la dura entrada de la fuerte chica de tres ojos. Eso le costó una pierna rota, por lo que la latina no titubeó cuando se ofreció a cargarla y llevarla ella misma al Cuarto de Sanadores.

—No es necesario Luz, puedo crear una abominación para que me lleve cargando hasta allá— comentó Amity con una pequeña sonrisa— además, no es nada grave, ¡creo que solamente me rompí la pierna...! De hecho, sí lo es...— terminó diciendo en voz baja.

—¡Oh, claro que sí es necesario! No deberías crear una abominación, ya hiciste mucho por nosotras en el partido— respondió Luz en un tono nervioso y evitando la mirada de la de ojos dorados— ¿S-sabes? Es gracioso, es como si yo... Sí yo... Fuera un ca-caballero cargando a su p-p-princesa...

«Ya lo arruine, ¡¿cierto?! ¡Debe pensar que soy una idiota ahora mismo! ¡Es que soy horrible coqueteando!» Pensó la morena arrepentida de haber dicho tal tontería. Pero para su sorpresa, escuchó una melodiosa y dulce risa escapándose de los rosados labios de la brujita herida, tan linda como la que dejó escapar cuando casi se convierten en amigas de Otabin.

—¡Tienes razón, es chistoso! Pero también es chistoso que hayas dicho ca...

—¡Oh, wow, deportes!— la interrumpió Luz con el rostro rojo y corriendo ya al Cuarto de Sanadores.

Sí, eran tan buenas amigas que, tiempo atrás, la quería invitar a ella al baile del Grom. Amity no sabía a quién invitar, pero todo buen Blight debe tener una excelente compañía cuando se le invita o acude a eventos importantes, y la peliverde pensó que Luz era la mejor opción, aparte de que tenerla como su pareja la tranquilizaría a la hora de enfrentar al Grom, momento que nunca llegó.

Amity estaba asustada de que su miedo vergonzoso se revelará a todo Hexside, nadie podía saber que no quería ser rechazada por la humana, porque el rechazo no es algo que un buen Blight se deba permitir. Por eso se sintió tan aliviada cuando Luz aceptó tomar su lugar como reina del Grom, al mismo tiempo que se sintió sorprendida con su valor.

Al final, las dos terminaron enfrentando al temible monstruo y ambas se volvieron las reinas del baile. Amity se sintió muy apenada con la humana cuando está quería saber a quién iba a invitar, pues no sabía cómo lo tomaría Luz, por lo que terminó botando el papel restándole importancia al asunto con una pequeña sonrisa, pasando por alto el semblante triste de la chica morena.

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