Wars of passion | Intenabo / Pogolleta

Unique

The Union y Sons Of Anarchy eran los respectivos nombres de las mafias que dominaban la ciudad de Los Santos. Mafias que constantemente estaban en guerra causando que a diario por lo menos se cometieran diez asesinatos de "civiles" y decir que sucedían 5 secuestros a policías era realmente menospreciar el trabajo de esos hijos de puta.

Gustabo García más conocido como Pogo el payaso, por las carcajadas psicópatas propias que lo caracterizaban, la sonrisa socarrona y triunfante que solía esbozar cuando se encontraba torturando a alguna de sus victimas y por el sarcasmo constante que había en sus palabras a la hora de hablar. Era una persona que no se dejaba intimidar por cualquiera y muchísimo menos por Jack Conway, el viejo decrepito que lo traía hasta los cojones y no, no lo decía solo porque todo el puto día se encontraba estropeando sus planes, hundiéndolos como el titanic alguna vez lo hizo, no, para nada.

Ahora mismo el Jefe de la organización encargada de la distribución de cocaína por toda la ciudad y por supuesto, una de las más reconocidas a la hora de realizar atracos a joyerías, badulaques y licorerías, se encontraba pensando en la cara que pondría el famoso "Señor Galleta" a la hora de enterarse que tenían la ubicación de su base, y es que el cabronazo ese era tan egocéntrico que jamás pensó que a él: al maravilloso J.C le podrían infiltrar a alguien en su bando pero, Gustabo no era cualquier persona, era un demente que poseía el don de la manipulación.

—Jackie, Jackie, Jackie... Creo que fallaste en algo, mi querida Galletita.— Murmuró a la nada con una pequeña sonrisa, negando repetidas veces con su cabeza y apoyando sus codos sobre el escritorio, esperando a Horacio quien probablemente entraría a la puerta en 3... 2... 1...

—Ahí estas carenabo, te estuve buscando toda la puta mañana por la sede y no te encontré, ¿Te estabas pajeando pensando en este cuerpazo o qué Gusnabo?— Habló con su voz alegre y burlesca, dedicándole un pequeño guiño al peli-rubio, quién no dudó en soltar una carcajada y quitar esa posición seria que acostumbraba tener con los demás.

—¿Qué dices cara-pingo? Que yo no soy tu pensando en el rusito este, mano derecha de Conway. ¿Crees que no te he visto? En la anterior quedada que hicimos con ellos para dedicarnos la guerra, tu estabas con esa sonrisa estúpida de adolescente enamorado, debes dejar de ser tan sentimental Horacio, eso te traerá consecuencias.— Estaba cansado de repetirle lo mismo a su hermano una y otra vez, pensaba que era demasiado sentimental y eso podría ser su perdición y más aún si estaba enamorado de ese ruso hijo de puta que había matado a más de tres hombres suyos y, no solamente porque a Horacio se gustase ese chico iba dejar de disfrutar el placer al verlo sangrando, malherido y suplicando porque lo dejaran con vida.

—Que si, que si Gusnabo, ya me lo haz dicho muchas veces pero, ese no es el tema por el que vine. El hecho es que, como bien sabes Armando logró infiltrarse en la mafia de Conway y ya tiene la mayoría de información que nos podría ser útil, hoy me escribió un whatsapp de estos tochos, en los que me contaba la estrategia de combate que solían utilizar, como se posicionaban en los simulacros de ataque a la base y lo más importante: la ubicación de la base del viejo ese.— El de crestas se unió en un abrazo con el oji-azul y dieron un pequeño grito haciendo notar la emoción que sentían los dos hermanos, por fin podrían acabar con esos mierdas que siempre lograban cagar sus planes.

—Cuando vuelva Nadando le daré un beso en toa' la frente, ese si es mi niño, ya decía yo que era un viejo sabio.— Decidió salir con el chico de cresta para comunicarles los planes al resto del equipo, quienes eran: Macaco, Tonet, Xiomi, Manolo, Culebra, Gringo y Diablo.

—Chicos, me complace informarles que: ¡Por fin podremos acabar con esos cerdos! ¡Dentro de poco nos iremos a comer unos buenos culos!— Todos saltaron de la emoción, gritando y abrazandose los unos a los otros pero claro, como decía Xiaomi: No homo, ante todo.