Stella se caracterizaba por lograr lo que se proponía, la mayoría del tiempo era pesimista pero trataba de verle el lado positivo a las cosas por más difícil que le resultara.
A nuestra bella castaña de ojos oscuros se le podía observar día y noche con una patineta en mano, o practicando con el bajo en su habitación.
Al cumplir los 6 años tuvo que mudarse a casa de sus tíos en California, con el pasar de los años les agarro más cariño del que pensaba, después de todo le habían habierto las puertas de su casa.
Así fue como los tres crearon un gran lazo de amistad, Stella veía a Amy como la hermana mayor que nunca tuvo y Amy la veía como la hermana menor que nunca tuvo, en cuanto a Richard, era divertido ver como el joven le enseñaba trucos en patineta a la pequeña Stella, sin duda él era uno de sus mejores amigos.
La vida en California no fue tan difícil, no extrañó a sus padres ya que en Hawkins casi nunca estaban en casa, pero al que si extrañaba día y noche era a steve, ellos dos eran muy unidos, tras Stella haberse hido, los dos hablaban a diario, o eso fue hasta que el mayor entró a la adolescencia, y poco a poco su comunicación ya no era constante.
Puede que Stella no sea sociable, pero a los pocos días de su llegada ya había hecho amigos, desde ese entonces, no era raro verla con ese grupo, del que ya formaba parte desde el primer día.
Kyndra Sánchez as Stella Harrington ੈ♡‧*🍄¡!🧷☽⋆.📷'✧⛓ 🛹˚ xii.stella/ella.the sarcastic

Noah Schnapp as Will Byers ❛◌🧙🏻♂️*̥₊●.🍃◦୭̥📼*ೃ xii.will.the wise
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Lily Collins as Amybeth Harrington ୭˒ 📷 ೃ࿔🍂˚ ༘✧ xxxii.amy.the big sister
Sam Claflin as Richard Hermann ◌₊˚⋆🎬•:◦🛹◌˚ ༘🌱✰࿔ xxxiii.rich/richie.the fav uncle
2 de noviembre de 1983
El día de la mudanza había llegado o "el día maldito" como stella lo había denominado, tendría que decirle adiós a California, dejaría todo, la escuela, el parque de skate, en donde pasaba día y noche, sus tíos, a los que les tenía un gran cariño, y a sus amigos, que nunca la dejaron sola y la recibieron en su grupo desde el primer día, simplemente no quería irse y dejar todo, pero no le quedaba de otra, así que tendría que ser positiva, tal vez algo bueno saldría.
Comenzaba a amanecer, el viento cálido entraba por la venta de la habitación de Stella, quien en ese momento, comenzaba a despertar.
Minutos después tras alistarse y terminar de empacar unas cuantas cosas, bajo al comedor donde se encontraban sus tíos, quienes terminaban de preparar el desayuno.
-Buenos días-
-Buenos días- saludaron de vuelta Amy y Richard
La chica ayudó a poner la mesa, como ya era de costumbre, los dos adultos se acercaron a la mesa con el desayuno ya listo en manos.
-Hey, tranquila- habló Amy acariciando uno de los hombros de su sobrina
-No me quiero ir- Stella estaba desanimada, y se podía notar con sólo mirarla
-Te entendemos completamente, sabemos como se siente- hablo esta vez Richard
-Sí, no siempre hemos vivido en California- siguió Amy
-Trata de ver el lado positivo, podrás conocer gente nueva, o reencontrarte con amigos de la infancia- dijo el castaño con una pequeña sonrisa tratando de animar a la menor
-Sí, lo se, pero es que- hizo una pausa y levantó la vista -está bien, trataré de no deprimirme más
-¿Trataras?- cuestionó la mayor con un tono de gracia
-Sí, no prometo nada, así que conformence- dijo con el mismo tono la chica
-Bueno, ese es un avance- dijo amy soltando una pequeña risa contagiandosela a los demás
Después de un no muy corto tiempo aún no acababan su desayuno, no fue hasta que se percataron de la hora, y a una gran velocidad, subieron las cosas faltantes al auto.
Stella y sus amigos se encontraban abrazádos y le recordaban lo mucho que la extrañarian, lo que causó que la chica soltara un par de lágrimas, era tarde y se tenía que ir, pero no sin antes prometerles que se volverían a ver y agradecerles por el apoyo que le dieron desde el primer día en que llegó.
Llevaban aproximadamente unas ocho horas de viaje, ninguno había dormido en lo más mínimo. Hasta ahora, el trayecto no había sido para nada aburrido, ya que se la pasaban cantando, riendo, recordando, y haciendo unas cuantas paradas para sacarse fotos con cada hermoso paisaje que se topaban en su camino.
A Stella se le podía ver más animada, pensaba que después de todo hasta ahora, no había sido tan malo el cambio, pero no se convencía del todo a esa idea, trataba, pero no podía. Si bien estaba disfrutando el viaje, los nervios la seguían comiendo viva, el simple hecho de pensar que tendría que iniciar desde cero, pensar que tal vez sea una mala decisión, que algo llegara a salir mal, llevaba sobrepensandolo desde el día en que le dieron la noticia.
