Sueño 1. 29 Noviembre 2020

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Soñé que estaba en Mar de Ajo, dónde veraneo siempre con mi familia. Esta vez estaba sola. Yo no lo sabía.
Había venido una gran ola y con ella desapareció todo lo que yo había amado.
Aunque, quedaban, alguna especie recuerdos y alucinaciones repentinas. El ambiente de destrucción era súper notable, pero no para mi mente.
Yo creía que realmente seguíamos todos igual.
Tenía una planta de miel que estaba haciendo crecer poco a poco. Pero siempre volvía a su estado natural. Cómo todo. Cada día era casi igual.
Respecto a la planta de miel, cuando me desperté razoné que era un cactus, ya que casi es sinónimo de desolado, y también pincha, como las abejas cuando están enojadas o asustadas.
La planta era triste. Crecía muy de a poco, era para cuando mi madre volviera a verme.
Tenía fotos de un chico en mi habitación destrozada. Yo lo esperaba todos los días para mostrarle mi plantita y estar con él.
Pero aparecía solo en mis recuerdos. Era molesto verlo casi translúcido pero aún así estando conmigo.
Un día, en esa realidad onírica post destrucción, decido ir al muelle de Mar de Ajó. Cuando subo veo muchos puestos y vecinos preocupados, anunciando con los de prefectura que venían de una isla (ellos también se veían como transparentes) que se venía otra ola gigante. La gente se veía poco preocupada, en realidad ya había poco que perder. En ese instante veo a Máximo, mi novio, en un puesto en el muelle que se balanceaba por la fuerza del viento sobre las olas. El era el único que no veía transparente, aunque la vendedora se veía bien de todos modos. Ofertaba pulseras con los colores de distintas banderas piratas que lideraron islas cercanas a la playa en dónde nos encontrábamos.
Cuando trato de apurar a Máximo, un señor se me acerca y me pide que lo deje, que no me escuchaba. Que me refugie antes de que llegue la gran ola. Quizás estando en mi hogar la situación se volvía menos traumática.

Cuando llego las cosas ya no eran transparentes, se veía todo destrozado. Mi planta estaba gris, y nadie venía a buscarla.
Un día de esos, en este sueño infinito llegó mi madre, cuando le entregué la planta de miel se vió normal. Ya no era transparente ni grisácea. Mi mamá había muerto como yo. Y el mundo en dónde estábamos era una especie de muerte en donde siempre se repetía nuestras últimas horas de vida. Podía verlo a Máximo cada vez que venía de vacaciones, pero siempre revivía mis últimos momentos. Cada vez que pasaba una ola medianamente grande como la que me había ahogado ese verano en la playa, mi mente la representaba como un tsunami mortal. En el cual mucha gente de mi pasado moría conmigo.

Puedo catalogar todo esto como una pesadilla interesante.

Avísale a la psiquiatra que tenés altos y bajos de energía. Que te llevas todos los acontecimientos por delante. Es importante.
Hola, pregúntale a la psiquiatra si te puede cambiar el antipsicotico. Que este te hace subir mucho de peso y te pone mal.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2020 ⏰

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