Capítulo 3. El perdonar.

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Al día siguiente mientras iba en el autobús para llegar a la preparatoria me encontré con una amiga de la secundaria, ella también había entrado en la misma preparatoria que yo claro que en otro grupo y como su horario antes era distinto al mío no habíamos tenido la oportunidad de vernos y platicar.

- Hola Sylvia, ¿Cómo has estado?
-Muy bien ¿y tú?
-Excelente, ¿Te va bien en tu salón, ninguna reprobación?
-jaja, casi pero por suerte no ¿y a ti cómo te va en tu grupo?
-Más que bien, antier llegó un chico nuevo y por suerte le tocó sentarse a mi lado.
-Que bien... Y... Seguramente te gustó ¿o no?
- La verdad sí, es muy lindo y amable, por ahora nos estamos conociendo y me calló muy bien en cuanto entró, se vio muy tierno el primer día preguntando como lo haría un chico de primero, lo ayude y ...¡por dios se veía muy lindo!.
-Qué envidia, de esos chicos ya no se encuentran -por suerte yo ya conocía a uno así.
-Losé, están en peligro de extinción.
-No como otros que además de groseros también son torpes.
-Hay muchos como ellos.
-Si... Jaja.

Las dos nos reímos juntas, teníamos mucho en que no lo hacíamos. También nos bajamos del autobús y en el camino que faltaba seguimos hablando de lo mismo. Entramos a la preparatoria y de ahí cada quien a su salón. Cuando llegué estaban mis amigas esperándome.

-Buenos días chicas.
-Buenos días Rayma.
-Buenos.
Y como todos los días platicamos de lo que hicimos el día anterior, nos estuvimos afuera del salón la mayor parte del tiempo; fuimos a estar un rato en una mesa de la cafetería y ahí vi al chico de mi vida... Ah... Marcus... Se veía tan guapo con su uniforme de fútbol, le iba a hablar pero en eso observé que estaba con otra chica y para mi mala suerte era , no es que me caiga mal o que la odie pero si la dejaría caer en una piscina con pirañas o tan siquiera de ácido nada más pero no la odio.

No olvido todo lo que hizo cuando éramos "amigas".
Preferí darme la vuelta con las chicas y seguir hablando con ellas, me dio un poco de hambre, quería un pedazo de pastel.
Tome dinero de mi bolsa y me puse de pie.

-Ahora regreso chicas.
-Claro.

Cuando regrese se estaban como que riendo y voltearon a verme varias veces.

-¿Qué pasa? ¿Que tienen?
-Es que alguien te trajo algo...
-¿Qué cosa?
-Esto.
Me dieron como un pequeño separador de libros con una flor morada seca muy bella y casualmente mi favorita. Me alegré mucho.
-¿La trajo Marcus?- dije emocionada.
-No...
La abrí y decía "Perdóname por todo y también si llego a ser torpe no era mi intención. Atte: Yo"

-¿No?, ¿entonces quien la envió? Ha... El torpe.
-Sí.

Apuntaron hacia la izquierda, ahí estaba el chico que me había hecho tirar todas mis cosas, el que derramó café sobre mis trabajos, el que volvió a tirar mi mochila, el que me dijo arrogante, el chico torpe.

-Sí que le gustaste....-mencionó Nasla.
-Claro que no.
-Claro que sí, dinos si alguna vez Marcus hizo algo así.
-Si lo hizo, una sola vez... Pero si lo hizo.

Volví a voltear hacia donde estaba el chico torpe, había una chica con él, ella estaba de espaldas hasta que se giró y vi que era Sylvia mi amiga.
Se reían juntos, entonces ¿él era el chico que me dijo ella que le gustó?, el 'chico lindo' que la verdad no se ni que le veía al torpe, mejor ni pienso en eso la verdad ni me importa.
Cuando acabó el receso regresamos al salón, precisamente antes de entrar Sylvia iba llegando por detrás de mí y me detuvo.

-Rayma... ¿Podemos hablar?
-Sí, claro.

Caminamos por el pasillo hasta llegar a un punto donde no había nadie.

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