Después de su practica de espada y arco, el joven príncipe permanecía sentado al borde del viejo puente, mirando cada movimiento emitido por el hermoso chico de cabellos rojos y brillosos. En sus manos callosas por el mango de la espada y dañadas por una presente guerra de la cual había salido victorioso, reposaba una hermosa rosa roja; sus pétalos permanecían tan vivos y su tallo verde como el pasto por las mañanas. Tal vez ante la vista de todo su ejercito y guardia real parecía el Alpha más seguro e imponente que en todo el reino pudiera haber; pero en ese momento era solo un cachorro asustado apunto de mostrar sus primeros pasos. Temía que si baja a saludar al pequeño Omega, este saldría corriendo como un diminuto ratón al ser descubierto robando el queso de la cocina. Sobraba decir que eso era lo que menos quería, suspiros escandalosos salían de su pecho cada vez que miraba la hermosa rosa. Pasaba sus dedos ásperos por los pétalos y sin querer rompió uno de ellos., su corazón se achico al pensar que eso le podría pasar a aquel Omega, alzo su mirada y se topó con esos azules mares viéndolo fijamente; como esperando un ataque violento o un grito de odio. El joven Alpha se puso de pie y con una mirada seria arrogó la rosa al piso y con su bota de piel llena de barro la pisó. Dio media vuelta y regreso al palacio; era hora de su clase de modales.
El omega de ojos azules solo miró sus movimientos sin apartar sus ojos de aquel monarca, sabía de sobra que no podía hablar con él ya que no estaba permitido que personas no autorizadas entablará conversación con el próximo rey de Lune Imparfaite, de todas formas no era uno de sus planes hablar con ese alpha odioso y manipulador.
Cuando el sol estaba en su punto más alto el lindo Omega salió de su casa dispuesto a recojer alguna flores, ya que a su madre le encantaba tener cada día un florero con hermosas y frescas petunias y margaritas. Estaba tan concentrado en cortar las flores sin dañar su raíz que no se percató de un par de guardias de la corte real que lo miraban con descaro; cuando alzo su mirar pudo ver cómo esos alphas se acercaban a él con una sonrisa perversa.
-Un Omega no debería de salir solo, ¿A caso no tienes un alpha a quien atender? -pregunto uno de los guardias con voz áspera y firme.
El pequeño Omega solo apretó los labios e ignoró el desagradable comentario proveniente de aquel asqueroso alpha, tomo su canasta y dió media vuelta.
-¿A dónde vas, pequeña rata? -dijo el otro.- aún no nos atiendes a nosotros.
-¡Yo no tengo por qué hablar con ustedes! -dijo con firmeza el Omega.
Los dos guardias se sorprendieron al escuchar la voz del chico con hermosos ojos, pero su temperamento cambio cuando su orgullo se vio afectado. El más joven de los dos se acercó ágilmente al Omega y lo tomo por el dorso del brazo, haciendo que volteara bruscamente.
-¿¡Cómo te atreves a si quiere dirigirnos la palabra?! -grito furioso, apretando el agarre de su mano.
-¡Suéltame! -forcejeo pero su fuerza no era nada comparada con ese alpha odioso.
El guardia lo tiró del brazo haciendo que se acercará más y pudiera sentir la frialdad de la armadura de acero que rodeaba el dorso de aquel hombre.
-Parece que tenemos que educar a un Omega que no sabe su lugar en esta vida -susurro con una sonrisa malévola, y lastimando el brazo del menor con la fuerza de su mano.
Ambos alphas pasaban sus frías manos por los brazos y después por el dorso del Omega, con cada toque el menor sentía como su piel se tensaba; su lobo interior quería salir y correr fueras del alcance de esas nauseabundas manos. Muy cerca de donde se encontraban se empezaba a escuchar el sonido de las pidas de un caballo, un guardia volteo intentando ver quién era el desafortunado que venía a su encuentro. De un momento a otro el relinchar de aquel cabello hizo los tres fijarán su vista en el hermoso corcel de color negro y sobre su lomo estaba el heredero a la corona.
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El Rey Alpha
FanfictionLos Alphas eran bestias violentas, acostumbrados a tratar a los Omegas de la peor manera posible. Un reino lleno de pensamientos horrendos hacia los Omegas era gobernado por el Alpha mas testarudo, cruel y amargado; quien a su vez criaba al siguient...