Aura

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Aura tampoco pudo dormir esa noche y no era precisamente porque presentía su destino, de hecho no era buena para las intuiciones o al menos eso quería creer, a parte de que tampoco se le daba creer tanto en esas cosas.

En todo Pembrey se comentaba sobre la captura de "Tino y Chell", una de las piezas fundamentales del famoso "Cazador" pero la verdad, eso a ella le era irrelevante.

Las más importantes figuras de la ciudad habían visitado la casa de Aura en los dos últimos días, recibir gente importante en su casa no era novedoso. Estaba acostumbrada a visitas incómodas de personajes de diferentes categorías.

Su madre la había enseñado perfectamente a congraciar en las comidas habituales de los domingos y a integrarse a la sociedad aunque todo fuera simplemente una superficie.

Los últimos hombres que habían visitado a su padre lo único que hacían al verla luego de un cortés saludo era felicitarla por el padre que tenía, pero su padre en los últimos dos días, solo se dejaba mostrar en su despacho mientras que su madre -aprovechando la ocasión- no dejaba de congraciar más seguido con sus amigas.

La captura de esos hombres fue elemental para el avance político de su padre, pero ella solo pensaba qué había detrás de eso.

Aura llamó a la gran puerta del despacho de su padre con dos cortos golpecitos y luego entró con una bandeja de té con leche.

—¿Desde cuándo te encargas tú de esto? —dijo el hombre mientras alzaba la vista por un momento.

—Desde que necesito traerte algo de té para poder verte.

—Ya lo veo. Acércate, ¿tú no piensas felicitar a tu padre por el logro que ha hecho en su campaña?

Aura en ese momento recordó lo que había escuchado cuando venía a felicitar a su padre, era una conversación entre Don Flich -un importante político- y su padre, donde acordaban que la única manera de llegar al "Cazador" era utilizando un método infalible que hace cantar hasta al gallo mudo, lo que significaba que los recién capturados no la pasarían nada bien.

Atrapar a esos hombres fue un gran avance para la carrera de su padre. La gente ama a los héroes que hacen "justicia" o mejor dicho, aman a los que juegan a serlo. Pero esos hombres solo eran un anzuelo, para finalmente llegar al Cazador.

Lo que el padre de Aura no se imaginaba era que El Cazador, venía por él.

—¿Me vas a mirar de nuevo como si yo fuera el malo?, ¿no ves que ya encerré a los malos para que la princesa esté segura?

Aura no dijo nada, en el fondo sabía que su seguridad era en lo que menos pensaba su padre, pero aún así se acercó a él, le dio un beso y simplemente se retiró.

Se dirigió a su habitación tratando de no pensar en todas las cosas que invadian su mente, se sentó en su escritorio blanco y tomó un papel y lápiz del primer cajón, intentó escribir pero fue inútil, finalmente se fue a dormir.

En la mañana se despertó temprano, mientras se sentaba en la cama miraba como la claridad de afuera entraba por la gran ventana que tenía las cortinas recojidas. Se levantó algo sueñolienta y se metió a bañar, luego se predispuso a vestir.

Se colocó la camisa blanca de largas mangas acompañada de su falda roja a cuadros, la cual no le llegaba hasta las rodillas por lo que dejaba al descubierto una parte de sus muslos.
Se colocó también sus medias blancas de gabardina y su zapato negro para finalmente colocarse el moño rojo con lineas blancas en el cuello de la camisa.

Se pasó por el espejo rápidamente y se recogió su largo cabello negro, dejando su frente descubierta y el resto hacía atrás, de manera que quedara suelto, decorado con un listón rosa pastel fino que usualmente usaba. Por último, recogió su mochila y salió de su habitación.

Se dirigió a la habitación de su madre con la intención de despedirse de ella.
Allí la encontró, sentada en su mismo sillón de mimbre. No importando el momento del día en que alguien entrase junto a ella, siempre estaba allí, sentada como si no existiera otro lugar.
La verdad es que su madre así lo sentía, que ese era su único lugar.

Siempre que estaba allí era otra persona. Tenía la mirada perdida y triste, en ocasiones se notaba que había llorado. Pero en ese lugar, era la única vez que se sentía conectada con su madre, donde ambas se veían el alma y sobre todo se veían con amor.

Cada vez que su madre salía de aquel sitio era otra persona, una mujer superficial que dedicaba su tiempo a cosas sociales y cuando no lo hacía, tenía una mirada cansada y una sonrisa amarga.

—Ya debo irme —dijo Aura dejando un suave beso en la frente de su madre.

La mujer tardó unos segundos para salir de su trance de recuerdos que solo ella era capaz de entender, para cuando logro hacerlo, Aura ya se encontraba en la puerta.

—Aura, no olvides que hoy tienes cita con el médico, vuelve temprano.

A la petición de su madre la chica devolvió una cálida sonrisa acompañado de un '' Y tú no olvides que te quiero''.

Su madre recostando de nuevo su cabeza en el respaldar del sillón la respondió con un "Yo a ti" pero como lo dijo tan bajo, más bien se lo dijo a sí misma.

La llave del CazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora