Capitulo 4

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Comenzaba otro día. Cuando abrí los ojos lo primero que hice fue mirar al espejo. Aún seguía ahí, recostada sobre mis piernas. Pese a que la tenía encima no sentía nada, al menos al tener los ojos abiertos. Y por alguna razón al cerrarlos podía sentir su peso sobre mi cuerpo.

Ahora había decidido comenzar a llamarla Yin, o mejor dicho ella eligió que la llame así. Creo que el hecho de darle un nombre podría hace más cómoda su presencia, y la verdad es que aparentemente así es. Poco a poco me he ido acostumbrando a verla, creo que hasta incluso he comenzado a disfrutar de su presencia. Después de estar solo tanto tiempo se empieza a extrañar la compañía, da igual que sea de una persona o un espectro. Poco a poco sentía como ella se iba haciendo parte de mi cotidianeidad, estaba acostumbrándome a verla en todos lados, y pese a que aún desconozco la razón por la que está conmigo, me he empezado a sentir cómodo con ella.

He tratado de seguir comunicándome con ella, sigo haciéndole preguntas y ella responde afirmando o negando con la cabeza. Sin embargo aún se niega a hablar y hay preguntas que tampoco ha querido responder. En esos casos simplemente prefiero hacer otra pregunta o simplemente ya no preguntar nada. Aun se muy poco sobre ella, y creo que es mejor no tratar temas que para ella puedan resultar delicados.

Volviendo al presente. Después de desayunar y arreglarme partí hacia al trabajo como cada día. El cielo estaba bastante gris y a mitad de camino comenzó a llover. Hacía mucho que no caía una gota del cielo, y ahora como si nada se había desatado una tormenta. El pronóstico del clima dijo que podrían caer algunas gotas por la tarde, pero esto ya parecía ser un diluvio. En la calle todos corrían buscando refugio de la lluvia mientras yo seguía conduciendo.

Cuando llegué a la compañía y bajé del auto ya se habían formado posas por todos lados y el agua corría por las calles como un rio. Así igual la temperatura comenzó a bajar, era como si el invierno hubiese llegado de la nada.

El resto de la mañana transcurrió de forma normal, si dejamos de lado el diluvio que estaba cayendo afuera. De hecho, estaba demasiado calmado, algo faltaba. Enriques, si eso era, a esta hora el siempre viene a molestar, sin embargo no parecía estar por ningún lugar. Y pese a que disfrutaba la tranquilidad que su ausencia traía, también me causaba extrañeza.

Se me ocurrió preguntarle a otro de los trabajadores si sabían algo de él, y fue así como me enteré que había sufrido un accidente de tránsito ayer saliendo de la oficina, y que ahora estaba internado en un hospital. Honestamente, mi reacción ante esa noticia no hubiera sido de preocupación, de no ser por la forma en como Yin miró a Enriques ayer. ¿Es posible que ella haya tenido algo que ver en eso? Ahora si estaba preocupado. Cuando me volví hacia mi computadora pude ver que ella estaba detrás mío, como siempre, sin embargo esta vez volví a sentirme incomodo como las primeras veces.

De pronto el cielo se ilumino y de entre las nubes y rayo cayó con un estruendo ensordecedor, y en menos de un segundo todas las luces en el edificio se apagaron. Ahora estaba comenzado a asustarme, ¿ella será capaz de hacer esto?

Al parecer el rayo golpeo un poste de alumbrado y eso causo una sobre carga, no solo el edificio sufrió un apagón, al menos una cuarta parte de la ciudad está sin energía. Dado que no podemos trabajar sin energía no teníamos nada que hacer, y al parecer la energía no volvería en un tiempo, así que nos permitió acabar la jornada y volver a casa.

La lluvia ya había cesado, sin embargo el cielo seguía gris por las nubes, es probable que vuelva a llover en unas horas.

Durante todo el viaje de vuelta a casa no pude dejar de pensar en lo mismo. ¿Qué pasa si ella tiene algo que ver con lo que está pasando? Tendré que ser muy cauteloso cuando intente consultárselo. Cuando llegué a casa lo primero que hice fue revisar si había luz, y como me imaginé, no había. Por suerte tenía unas velas en algún cajón de mi cocina. Esto era perfecto, solo, a oscuras, iluminado con un par de velas y hablándole a un espectro. Solo me hacía falta un tablero de guija. Debía ser cuidadoso con la forma en como se lo preguntaba, elegir con cuidado mis palabras y tratar de buscar un tono que suene lo menos agresivo posible.

Ahora estaba sentado en la pequeña mesa que tenía en mi cocina, Yin y yo nos mirábamos a través del espejo que puse sobre la mesa, usando un par de velas que iluminaban tenuemente y daban al ambiente un toque de misticismo.

Bien, era ahora o nunca, tomé un respiro y procedí. ¿Es posible que tú tengas algo que ver con lo que está pasando? Al principio ella pareció confundida, tenía que avanzar poco a poco, no soltarlo todo de un golpe. Hablo de la tormenta, no ha habido una así en años. Ella solo negó con la cabeza, bien, al menos es un progreso. Ahora debía ser cuidadoso, las palabras que escoja pueden ser determinantes. ¿Tú puedes interactuar con otras personas, como lo haces conmigo? De nuevo sacudió la cabeza negando. Creo que voy bien. ¿Y otras personas pueden verte? La tercera negación. ¿Yo soy el único que puede? Esta vez afirmó.

Indirectamente me dio las respuestas que necesitaba, pero no sabía si creerlas. ¿Ella podría estar mintiendo? Por más que quería creerle a Yin, las coincidencias me hacían dudar, y para agregar más peso a mis dudas, en cuento acabé de hablar con ella la electricidad volvió. No podía decírselo, podría lastimarla o peor, hacerla enojar. Mi única opción era creer en lo que me decía.

Era apenas media tarde, y pese a que ya había energía internet estaba caído y en la televisión solo había estática. La lluvia no parecía que se fuese a suavizar, aún seguía lloviendo con la misma intensidad y pronto comencé a tener goteras dentro de la casa.

Ya eran las 9, yo estaba sobre mi cama mirando al techo muerto de aburrimiento, la televisión seguía encendida en caso de que la señal volviese, pero habían pasado horas y la estática era lo único que sintonizaba. Al mirar por el espejo podía ver a Yin sentada en el suelo al lado de la cama, se veía igual de aburrida que yo. Lo mejor será irme a dormir, pese a que era temprano era obvio que esto iba a durar un buen tiempo, con un poco de suerte mañana ya se arreglaría, pero por ahora no tengo nada que hacer.

En cuanto me metí bajo las mantas de la cama y volví a ver el espejo Yin ya estaba recostada en la parte trasera. Quise intentar acercar mi mano de nuevo, pese a que la vez anterior ella se alejó quizá con el tiempo ella también se ha acostumbrado a mis intentos por acercarme.

Yo miraba en el espejo mientras movía mi mano hacia ella, y esta vez se quedó quieta, como si esperara que yo acercara mi mano. Cuando cerré los ojos volví a sentir su peso sobre mis piernas, y luego de unos centímetros pude sentir como mi mano entraba en contacto con lo que sentí era su cabello.

No pude evitar sonreír al sentir su cabello entre mi mano, sabía que si habría mis ojos la sensación desaparecía, así que no los abrí. Era increíble como de un momento a otro mi vida se transformó cuando ella apareció. Y pese a que aún no se prácticamente nada de ella, debo decir que me alegra que esté aquí. 

AnomalíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora