¿Nunca han soñado de ver más allá de lo que el cielo nos deja ver desde la perspectiva de la tierra?
¿Nunca has querido viajar en una nave espacial hasta la luna?
Había un niño que si lo hacía.
Este niño prefería los libros de astronomía antes que los carros de juguete. Prefería ir al planetario que al zoológico. Le gustaba más jugar solo con una caja de cartón, pintada con algunos dibujos hechos por el mismo para que pareciera una nave espacial, que a jugar con sus compañeros de clase.
El niño comenzó a usar gafas, pero eso no le impidió seguir leyendo sobre los planetas en el universo en los libros de la biblioteca. Le encantaba leer y aprender sobre los planetas que giarn al rededor de una gran estrella. Le gustaba creer que los humanos no eran la única raza en el universo.
El niño comenzó una nueva escuela, porque su padre ya no podía pagarle el instituto privado al que iba antes.
Los nuevos compañeros del niño eran más groseros y violentos, hasta el punto de convertirlo en víctima de bullyng.
Pero al niño no le importaba. El niño decía que su único amigo era Pluton. Porque aunque los demás planetas dijeran que Pluton nunca sería un planeta, Pluton, el niño y el resto de los demás habitantes de la tierra lo consideraban un planeta. No importaba su estatura, el siempre sería un planeta, por más raro que sea.
Los años pasaron, y Pluton y el niño siguieron siendo amigos. Cuando alguien insultaba a Pluton el niño lo defendía, y cuando alguien molestaba al niño... No había nadie quien lo protegiera. El niño muy en el fondo sabía que Pluton es un simple planeta, y que nunca sería capas de defenderlo. Pero aún así, el niño creía en el.
Pero los niños crecen y se vuelven adolescentes. El niño se volvió adolescente, su cuerpo cambió y también sus gustos.
Las demás adolescentes se fijaban en él, y él las correspondía con una sonrisa coqueta. Con esas sonrisas que harían derretir todo el hielo de Urano y Neptuno.
Pluton se volvió un simple conocido para el adolescente. Y así, su amistad se esfumó.
El adolescente comenzó a sentirse como el sol, y se llevaron muy bien el uno con el otro. Porque tenían la misma caracterista de sentirse el centro de la galaxia. El adolescente sentía que todas las demás adolescentes giraban en torno a él, tal y como los planetas giran en torno al sol.
Aunque el adolescente había dejado atrás a Pluton para estar con el Sol, no había perdido la vista de sus estudios.
El adolescente solía dormirse a las 4a.m. y levantarse dos horas después para ir a la escuela y obtener un 10 en el examen por el que había estudiado toda la noche.
Pero el adolescente siempre es un adolescente, y cuando tenía tiempo, iba a las fiestas que sus compañeros organizaban.
El adolescente se despertaba con dolores de cabeza, y hasta en lugares donde no recordaba haber ido la noche anterior. Pero siempre volvía a su casa sin que nadie lo escuchará.
El adolescente se volvió un adulto al cumplir sus 18 años.
Tomo la elección de ir a estudiar leyes a una universidad lejos de casa, dejando a sus padres y compañeros de preparatoria.
El joven adulto dejo de sentirse como el sol, ya que sus gustos habían cambiado de nuevo, pero no tan drásticamente como la última vez.
El joven adulto dejo su amistad con el Sol para volverse como Neptuno, quienes iban muy de acuerdo. Solo pocos notan a Neptuno, saben que está ahí pero pocos lo recuerdan. Al joven adulto le pasaba lo mismo en la universidad.
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El astronauta que nunca llego a la luna
Short StoryHistoria corta sacada de mí imaginación pesimista.