Cuando Louis llegó a aquel pub tenía más que claro lo que quería: un sucio y rápido polvo en el baño mientras gritaba el nombre de cualquier desconocido. Así que entró, pidió una copa y esperó.
Pasaba el tiempo y todavía nada y el chico de ojos azules pensó que si no lo cazaban a él, sería él mismo quien se buscase su comida. Se levantó, fue al centro de la pista de baile y comenzó a moverse al ritmo de una estúpida canción.
No tardó mucho en notar una mirada sobre él. Una mirada que pesaba sobre sus hombros y que con cada instante que pasaba ardía cada vez más y más. Se giró y chocó de lleno con unos increíbles ojos verdes que desprendían deseo y lujuria, pómulos definidos, perfectos labios rosados acompañados de una sonrisa fachendosa y hoyuelos. Louis también sonrió, lo que para Harry fue una invitación a pasar sus manos por la cintura del más bajo mientras este enredaba las manos en sus rizos.
No se lo pensaron dos veces y ambos juntaron sus cuerpos balanceándose al rápido compás de la música, haciendo fricción entre sus entrepiernas. De pronto, Louis sintió una suave presión contra sus labios y rápidamente correspondió al beso. Harry besaba bien, muy bien, y su lengua recorrió cada rincón de la boca del ojiazul. Louis gimió ante la placentera sensación que le producía el hecho de las manos de Harry vagando por todo su cuerpo: desde su pelo, pasando por su espalda y aferrándose a su trasero, y se dejó llevar fácilmente. Tan fácilmente que cuando de despegó del más alto y miró a su alrededor estaban ya en un cubículo del lavabo. Sobra decir que ninguno sabía el nombre del otro, jamás habían escuchado las voces del otro, jamás se habían tocado o incluso visto; pero no importaba porque tan sólo era una follada rápida. Lo que Louis necesitaba. Lo que Harry necesitaba.
Se quitaron las camisetas con desesperación y Harry atacó el cuello de Louis con fuerza, demandando lo que justo en ese momento era suyo. Dejó leves marcas rojizas en su piel, las mismas que días después se volverían moradas y que desaparecerían con el tiempo, y continuó su camino de besos y chupetones hacia abajo. Louis agarró el pelo de Harry en señal de que gustaba lo que el rizado le hacía y este comenzó a trabajar con los pezones de Louis mordiéndolos y lamiéndolos mientras se sorprendía de lo sensibles que eran bajo sus besos y caricias.
Ya estaba bien de ser un calienta pollas y Louis obligó a Harry a arrodillarse mientras se desabrochaba el pantalón y liberaba lo que estaba le empezando a doler. A Harry le gustaba ese cambio de actitud en Louis y agarró el miembro mientras comenzaba a masajearlo lentamente. Louis echó la cabeza para atrás e intentó mantenerse estable cuando Harry lamió desde la base hasta la cabeza así como daba pequeños lametones a lo largo y ancho de su longitud. De pronto y sin previo aviso, Harry se metió en la boca todo lo que Louis tenía y este casi se desmaya de la impresión. Agarró el pelo de Harry en un puño y comenzó a llevar el ritmo de la mamada sintiendo que podía correrse con la visión de su polla desapareciendo en la boca del otro chico mientras este le miraba desde abajo, directamente a los ojos. Entretanto, Harry intentaba complacer enteramente a Louis mientras iba deshaciéndose del resto de su ropa y cogía el condón que tenía guardado en el bolsillo de su pantalón.
El ritmo aumentó notablemente y los suaves y agudos gemidos de Louis pronto se convirtieron en fuertes y sonoros gruñidos que indicaban que estaba apunto de correrse. No avisó a Harry ni tuvo intención de separarse, si no que agarró la cabeza del rizado con las dos manos y folló su boca fuertemente hasta que tras varias estocadas acabó liberando toda su carga en la garganta de Harry. Este aceptó con gusto la semilla del de los ojos azules y se lo tragó todo, saboreándolo como si fuera su última comida.
Harry se levantó de un salto y limpiándose un poco de corrida que le quedó en la comisura de los labios empujó a Louis contra la pared y le dio la vuelta de forma que ahora tenía una buena vista de la musculosa espalda del más bajo. Los roles había vuelto a cambiar. Ahora Louis estaba completamente sumiso ante los deseos de Harry. El rizado escupió en sus dedos y, besando la espalda del otro con ternura, fue introduciendo un dedo para prepararlo. Que fuesen desconocidos no quería decir que quería hacerle daño. Quería que tanto él como Louis disfrutasen del sexo, porque si no, ¿dónde está la gracia?
Al principio Louis estuvo incómodo pero sabía que era necesario para el placer que venía después. Harry palpó las paredes del interior de Louis buscando su punto débil y supo que lo había encontrado cuando este se tensó y dejó soltar y profundo suspiro. Entonces metió otro dedo y minutos depués otro más de modo de Louis no podía soportalo ya. Sus gemidos y suspiros apenas lo dejaban respirar. Quería que aquel desconocido lo penetrase de una vez, que lo follase hasta que no pudiese caminar en una semana, que lo dejase todo amoratado y agujereado y quería tener que inventar una excusa ante sus padres de porque tenía un cojín debajo de su trasero. Y Harry sucumbió a sus ruegos. Rasgó el condón, lo deslizó por su miembro, clavó sus manos en las caderas de Louis y de un movimiento rápido se introdujo en su entrada.
Louis dejó salir un grito seco y lágrimas de dolor comenzaban a asomar, pero no le dio tiempo a asimilar el escozor porque Harry ya había comenzado a moverse, rozando su próstata con cada estocada. Pequeños y agudos gemidos hallaban salida desde su boca semiabierta, y aunque Louis tenía los ojos cerrados podía imaginar perfectamente la escena: él con el pecho y la frente contra la pared, sus manos hacía tiempo que habían encontrado su camino hacia el pelo de Harry, piernas separadas que apenas podía sostener su peso debido a todo el placer que estaba recibiendo por parte de aquel chico, el mismo que tenía una mano fuertemente agarrando su cadera y otra en su cuello, con un toque firme pero gentil, su frente contra el hombro de Louis y gruñidos graves y profundos perdiéndose en su garganta, pues no los dejaba salir. Ambos eran una mezcla de gemidos, placer y sudor y mientras Harry decargaba su semen en el preservativo, Louis ensuciaba toda la pared corriéndose por segunda vez.
Cuando recuperaron el aliento se vistieron poco a poco, admirando el cuerpo del otro. Cuando acabaron se miraron a los ojos por lo que pudieron ser horas pero que para ellos fueron segundos. Louis se inclinó y Harry cerró los ojos pensando que iba a besarlo pero para su sorpresa metió la mano en su bolsillo trasero y sacó el móvil del rizado. Guardó su número y se sacó una selfie. Luego le devolvió el aparato a Harry y esta vez sí que lo besó. Un beso casto, tierno, con lo que ambos podrían haber llamado cariño, sin deseo, sin pasión, sin lujuria, sin sentimientos ocultos. Un simple beso que fue el principio de todo.
- Harry. Harry Styles.
- Louis Tomlinson.
Y los dos sonrieron como idiotas, saliendo del baño cogidos de la mano.
Dos días más tarde Louis recibió un mensaje de un número deconocido:
Hey Lou, quieres ir al cine? - Harry
ESTÁS LEYENDO
Not a one night stand (Larry Stylinson)
FanfictionSmut sin argumento con un poco de fluff al final