Parte única

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Yohdi.

Nación de Compor.

Sentí la primera luz del alba golpear con delicadeza mi rostro, abrí mis ojos con pesadez y mis comisuras se elevaron en una gran sonrisa. El día que esperé por tanto tiempo había llegado; mi decimosexto cumpleaños.

El decimosexto cumpleaños era algo especial para nuestra raza –los contianos–, era el día que debíamos decidir si nos uniríamos al ejército de guerreros o nos quedaríamos en el pueblo cuidando de los más pequeños, y yo, Yohdi Belgan, siempre había anhelado este día para convertirme en la mejor guerrera y liderar una unidad de guerreros.

Luego de ponerme la armadura, hecha a medida, que yacía en mi armario, salí de mi habitación rumbo a la cocina. Al llegar a esta, frunci el ceño al encontrarla desierta, por lo general, mis padres siempre estaban ahí al despertar. Sin dejar de pensar en mis padres, me acerco al mesón y agarro una manzana verde para luego llevarla a mi boca y comenzar a degustar tan deliciosa fruta.

Un ruido proveniente de la puerta principal me pone en alerta y, al no saber que es, aprovecho mis poderes y despejo mi mente para luego centrarme y hacerme invisible. Al cabo de unos segundos, levanto mi mano a la altura de mi cara y al solo ver la manzana flotando descubro que lo logré.

Escuché pasos acercarse y me puse en pose de ataque, preparada para lo que sea que se estuviera acercando, cierro los ojos para no perder la concentración y me guio de mi sentido del oído.

—Sé que estás ahí, Yohdi. Puedo ver la manzana flotando —escuché la voz de mi mejor amigo: Judwill. Abrí los ojos para comprobar lo dicho, y en efecto, había una manzana flotando frente a mi, dejé escapar un resoplido cargado de frustración e involuntariamente vuelvo a ser visible—. Deberías practicar más tus poderes, lo sabes, ¿no? —cuestionó, burlón. Rodé los ojos por eso—. ¡Vamos, Yohdi! Has practicado la cosa esa que haces con el fuego, ¿no?

—¡Obviamente lo hice, Judwill! ¿¡Con quién te crees que estás hablando, eh!? —exclamé, fingiendo indignación. Él, por su parte, enarcó una ceja, suspicaz—. Tú más que nadie sabes que mi mayor problema es la invisibilidad y combinar ambos poderes.

Dicho esto, elevé mi puño derecho a la altura de mi pecho y luego lo abrí, revelando así, una pequeña llama de fuego en la palma de mi mano.

—¿Lo ves? Sin ninguna complicación.

—Ya lo veo, Yohdi... Uhmm... —asintió y comenzó a buscar algo en los bolsillos de su pantalón, segundos después sacó una carta blanca y me la tendió—. Encontré esta carta en la entrada de tu casa, pero me pareció muy extraño cuando leí el remitente —me hizo saber al mismo tiempo que veía la carta.

—¿Diyos Mortan? —cuestioné, confundida, al leer el remitente.

—Sí. El regente de Rivemor —confirmó mis palabras.

—¿Pero su nación no estaba en guerra con la nuestra? —volví a cuestionar, mucho más confundida que antes.

—Siguen estándolo pero mira lo más interesante. —Apuntó el nombre que estaba escrito en el destinatario.

—Yohdi Belgan —leí, estupefacta.

—Me parece súper curioso porqué pudieron enviarle la carta directo a los regentes de Compor pero en lugar de eso, te la enviaron a ti. Ni siquiera a tus padres —comentó, parandose a mi lado para ver como abría la carta para leerla:

“Feliz cumpleaños, Yohdi.

Seguro debes estarte preguntando que es lo que está pasando: "¿por qué el regente de la nación que está en guerra con la nuestra me escribiría una carta directamente a mi?", has de decir.

Revelación (One-shot).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora