Capitulo 3

10 3 0
                                    

Sus ojos se cruzaron, en un sorprendente encuentro que no se esperaban en absoluto. Emma aún se encontraba toda manchada y sucia, sin poder creer lo que acababa de suceder y mucho menos aún cuando vio quién había sido el que derramó el champagne sobre ella.

Automáticamente, Eric le pide unas servilletas al barman y comienza a secar los brazos de Emma, mientras ella se arreglaba el cabello. 

Amalia amaga a levantarse para ayudar a Emma, pero Paz la toma de las muñecas y la obliga a sentarse. Ambas continuaron observando la escena que tenían delante suyo unos pasos más al fondo del bar.

El muchacho no dejaba de repetir la palabra "perdón" cada dos segundos y continuaba pasándole la servilleta por el codo a la rubia. Emma le agarró la mano bruscamente y la sacó de encima suyo.

- Ya está, dejame.

Se dio media vuelta y comenzó a encarar para su mesa de nuevo. Eric la corre unos pasos y la toma del brazo, forzándola a voltearse y le pidió disculpas una vez más, pero esta vez mirándola a los ojos y dejando lucir esa sonrisa tan compradora que a Emma le había llamado la atención esa misma tarde. Ella le devolvió el gesto.

- ¿Te puedo invitar algo para tomar a modo de consuelo?

Emma acepta la invitación y juntos van para la barra. Mira hacia atrás un instante y ve que Amalia estaba con la boca abierta y Paz le hacía un gesto de "¿qué hacés?" con la cara y la mano. Emma abre los ojos y se encoge de hombros. Eric se sienta en las sillas altas que rodeaban la barra del Álamo y Emma imita este gesto.

Amalia seguía observando la situación sin entender nada.

- ¿Emma se olvidó que tiene novio?

- No sé, Amalia, pero ese pibe está tan bueno que cualquiera se olvidaría que tiene novio.- responde Paz riéndose.

- ¿Vos cagarías a Lisandro con ese chico?

Paz hace puchero, se para y le arranca de la mano a un chico que estaba ahí un shot de tequila que deseaba tomar y lo bebe ella de un trago rápido, sin respirar y sin pensar. Le devuelve el vaso al muchacho, le sonríe falsamente y se vuelve a sentar.

- Eso respondió todo.- dice Amalia.

Un muchacho le toca el hombro a Paz, quien está sentada con cara de demacrada, recordando a Lisandro y también sintiendo una mezcla de alcohol con pizza en su interior que no podía controlar y mucho menos evitar pensar en eso.

Paz avergonzadísima se lo agradeció, y aceptó el agua. Luego de casi media botella, se disculpó con Cristopher por haberle robado así su trago, y casi sin darse cuenta, ya estaban sentados en la mesa, charlando. Se habían presentado mutuamente y también Amalia formaba parte de la charla.

Amalia pensaba constantemente en la belleza que tenía ante sus ojos. Era un joven de aproximadamente veinte años, morocho y de ojos marrones, ningún razgo maravilloso pero de todas formas lo hacían un chico muy fachero. Tenía la nariz perfectita al mismo estilo que la de Eric y una sonrisa de costado que, si bien no dejaba ver sus dientes, se notaba que estaban bien alineados. Era alto, aproximadamente de un metro ochenta y la espalda tenía forma triangular como a Amalia le gustaba.

Cristopher intentaba disimuladamente llegar al motivo de su necesidad de emborracharse, pero Paz no quería hablar de eso, y evadía el tema olímpicamente.

Desde la barra, Eric y Emma estaban pasando un cálido momento, haciéndose preguntas para conocerse. No paraban de reír un segundo, hasta que en un instante, la charla se puso seria ya que Eric le preguntó a la rubia cómo Julian la había dejado salir.

- Hace mucho que no lo hago, y si me decía algo lo mataba. Hoy cumplíamos meses y no salimos porque se siente mal, así que estoy en todo mi derecho de salir.

Eric le dedica una sonrisa compradora de nuevo.

- Qué casualidad que terminemos todos acá. Nosotros fuimos a un bar a cinco cuadras de este pero uno de los chicos se puso a vomitar re mal porque hicimos previa y nos rajaron a todos.- se ríen ambos.- Así que terminamos acá. No conocía este bar, está bueno...

Se hizo un silencio quizá no incómodo, pero no había respuesta alguna al último comentario de Eric ya que Emma conocía Coronel como si fuera su casa y ya había escuchado cientos de elogios de ese estilo. El silencio es irrumpido por una pregunta de Eric totalmente inesperada que tomó a Emma por sorpresa.

- Si Lautaro sabe que estamos nosotros acá, se pudre todo, ¿no?.

Emma se queda pensativa unos instantes y luego asiente, es seguro que al día siguiente iba a tener que enfrentar una discusión con su novio, pero todo esto no era culpa de ella en absoluto.

Eric observa hacia la mesa donde estaban las chicas y lo ve a Cristopher sentado allí. Toma a Emma de la mano y la lleva hasta ese sitio.

- ¡Ah, bueno! ¡Se conocieron todos!

Paz, Amalia y Cristopher miran a Eric sin comprender. Emma automáticamente le suelta la mano a Eric de forma brusca y sonríe nerviosamente. Se presentan mutuamente y aclaran quiénes son, entonces aquellas caras que indicaban inseguridad y desconfianza, se fueron desvaneciendo a medida que la charla fluía y los tragos seguían apareciendo en la mesa.

En un momento, borracho y con pinta de quebrado, se acerca Faliotti a la mesa, quien saluda con buena onda a todos, que ya lo conocían y se sienta al lado de Amalia. El olor que salía de su boca, aquel aliento que tenía una mezcla de vino con Fanta, Gancia, Fernet y Ron, le produjo rechazo a la morocha quien se iba alejando del costado de Faliotti. El muchacho no dejaba de tirarse encima de ella, le daba besos en el brazo y le tocaba el cabello de manera ya molesta. Nadie se daba cuenta de ese suceso ya que no era posible identificar quién de todos estaba más ebrio, pero Amalia estaba lo suficientemente cuerda como para darse cuenta que Faliotti era horrible y que no quería saber nada, además le interesaba muchísimo Cristopher,quien parecía estar muy compenetrado charlando con Paz vaya uno a saber de qué, pero se notaba la química y el feelling que había allí, por lo menos de parte de él. Paz  pegó onda con Cristopher pero no tenía planeado nada, no le interesaba nadie desde Lisandro y todas sus borracheras y tardes de resaca habían sido por él y su ausencia.

Todo era diversión y risas en la mesa hasta que algo empezó a vibrar. Era el celular de Emma quien lo había puesto en vibrador sabiendo que, con la música tan fuerte, nunca podría escucharlo en sonido. 

Era Julian, enojadísimo, ni siquiera fue capaz de saludarla, directamente empezó a bombardearla con preguntas.

- ¿Dónde estás, Emma?

- En Coronel, amor, te dije que iba a venir acá.

- ¿Y por qué estás con mis amigos? La próxima decile a Faliotti que no twitee tanto.

- No sé,  Julian, vinieron de improviso. Yo qué sabía, no es mi culpa.

- Quiero que te vayas ya de ahí. ¡Ya!.- el tono de voz de Julian estaba en aumento cada vez más.

- ¡¿Qué?! ¿Quién te pensás que sos? No me jodas más, chau. 

Nadie en la mesa se animó a preguntar nada, ya era bastante evidente lo que había pasado, y la cara de Emma lo confirmaba mucho más. Tratando de olvidarse de la fea situación y despejarse (después de todo, estaban ahí para divertirse), la rubia se levantó de su silla y encaró para la barra, pero se quedó inmovilizada cuando algo la dejó a helada. Allí estaba él, su risita compradora, besándose con una chica muy apasionadamente.

Algo se desmoronó en el interior de Emma, algo le hizo click en la cabeza, algo le decía que no podía estar sintiendo eso. ¿Cómo podía sentir celos de otro chico si no era su novio? ¿Cómo puede ser que le choque tanto una imágen de un joven que había conocido ese mismo día? Emma va hacia la barra y se toma tres tequilas de corrido, para poder despejarse del mundo, para poder entenderse a sí misma y por qué no, para ahogar unas cuantas penas que tenía guardadas en lo más profundo de su ser.

Mejores AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora