Parte Unica

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Varias semanas pasaron desde que Dazai se había marchado por orden de Mori a una misión, cuyo destino no lo sabía nadie. Y seamos sinceros, ni Chuuya sabía a donde iba ni le preocupaba. Al contrario, él estaba feliz, ya nadie le molestaba ni nada. Eso es lo que dice y demuestra una persona tsudere. Que en realidad, si le intranquilizaba el hecho de que Osamu tenía un trabajo lejos de la vista del pelirrojo. ¿Por que? Por que el castaño era un estúpido suicida y en cualquier momento intentaba morir. Sin embargo, cuando estaba con Nakahara, lo impedía ya sea con golpes o palabras o a veces ambas cosas. Además de eso, el oji-azul extrañaba su voz, las tocadas, las palabras, las lamidas y los sentimientos que sentía en los momentos que lo hacían. Necesitaba a alguien que se lo meta en su pequeño agujero y que lo haga gemir, gritar y retorcer de placer.

Las noches eran más tranquilas de lo habitual y el ambiente era cálido. Chuuya se encontraba en su habitación con las puertas bien cerradas. Estaba acostado en su cama y envuelto en sus sábanas. Mientras que sus mejillas estaban calientes y rojas y frotaba su miembro con rapidez. A la vez que jadeaba e susurraba el nombre de aquel sujeto que le había quitado la virginidad, un tiempo después que se conocieran y trabajaran juntos. Volvió a recordar cuando lo había hecho por primera vez, ese toque delicado que le había dado el suicida. Aquellos dedos largos que penetraban dentro suyo y los susurros que le decía por su oreja que luego mordía su lóbulo.

Con una mano, masturbaba de arriba hacia abajo su pene y con la otra, metía sus dedos y simulaba ser embestidas. De su boca recorría saliva y caía hacía la almohada donde se hallaba un pequeño charco de este líquido. El colchón y parte del cuerpo del sexi enano estaba manchado de semen.

-¡Mmh~!¡Dazai!-Gritó apuntó de correrse de nuevo, cerrando fuerte sus ojos.

-¿Si, Chuuya?-Preguntó una voz ya conocida, quien estaba semi sentado a la espalda de este y acariciando su naranjado cabello.

Ni cuenta se había dado que Dazai entró a la habitación sin hacer ningún ruido. Sorprendido y sonrojado, el pelirrojo se ocultó con rapidez debajo de aquellas sábanas ya destapadas. Estaba nervioso y avergonzado, el castaño lo vio masturbarse por él.

-¿Mmh?¿Que paso Chuuya, por que paras?-Preguntó en tono burlón y destapando, de un movimiento, al chico.

Nakahara trató de impedirlo agarrando con sus manos parte de la "tela" pero no sirvió para nada. El suicida lo vió con su hombría al aire y bajado su pantalón negro pero todavía con su remera.

El oji-azul intentó hablar pero la vergüenza y los nervios se apoderaron de su cuerpo. Con una almohada tapó parte de aquel cuerpo tembloroso que se ubicaba en una esquina de la cama, desviando su mirada hacia cualquier lado. Con una sonrisa formada en sus labios, Dazai se acercó al pelirrojo para luego sostenerlo del mentón y besarlo. Beso que al principio sorprendió al más bajo pero después lo acepto. Un beso desesperado pero tierno y de larga duración. Introdujo(? su lengua en la boca del contrario, dando comienzo a una guerra de lenguas. Obviamente termino ganando el suicida. Se separaron por falta de aire, dejando un hilo de saliva en medio. Y otro chape comenzó pero con más intensidad. El más bajo se dejo llevar con los besos, dejando la almohada estorbo de un lado y sosteniéndose de la nuca de su amante y enredando sus dedos en el cabello castaño. El joven de ojos avellana pasó sus manos por la cintura del pequeño, atrayéndolo más a él.

Ambos se separaron por aire.

-Parece que Chibi me extraño mucho-Habló Dazai en tono burlón.

-¡¡Me-mentira!!-Respondió nervioso y "enojado".

-¿Encerio?¿Y por que te hiciste una paja mientras repetías mi nombre muchas veces?

-...

-Esta no es la primera vez que lo haces, van como quince veces o ¿no?

Un mes después [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora