Platón
APOLOGÍA DE SÓCRATES
Ciudadanos de Atenas: Ignoro qué impresión habrán despertado en vosotros las palabras de mis
acusadores. Han hablado tan seductoramente que al escucharlas, casi han conseguido
deslumbrarme a mí mismo. Sin embargo, quiero demostraros que no han dicho ninguna cosa que
se ajuste a la realidad. Aunque de todas las falsedades que han urdido, hay una que me deja lleno
de asombro: aquella en que se decía que tenéis que precaveros de mí, y no dejaros embaucar
porque soy una persona muy hábil en el arte de hablar. Y ni siquiera la vergüenza les ha hecho
enrojecer al sospechar de que les voy a desenmascarar con hechos y no con unas simples
palabras. A no ser que ellos consideren orador habilidoso a aquel que sólo dice y se apoya en la
verdad. Si es eso lo que quieren decir, gustosamente he de reconocer que soy orador, pero jamás
en el sentido y en la manera usual entre ellos. Aunque vuelvo a insistir, que poco, por no decir
nada, an dicho que sea verdad.
Y, ¡por Zeus!,que no les seguiré el juego compitiendo con frases redondeadas, ni con bellos
discursos escrupulosamente estructurados como es propio de los de su calaña, sino que voy a
limitarme a decir llanamente lo que primero se me ocurra, sin rebuscar mis palabras, como si de
una improvisación se tratara, porque estoy tan seguro de la verdad de lo que digo, que tengo