1. El encuentro

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A pesar de ser verano, a esas horas de la madrugada el frío se hacía notar. Olivia había preparado todo lo necesario la noche anterior, así que no tuvo más que levantarse y vestirse para salir en la dirección de la casa de los Diggory. Cedric y ella se conocieron de pequeños y a pesar del año de diferencia que se llevaban, se habían convertido en mejores amigos. Es por esto, que cuando su padre Amos consiguió entradas para la Copa Mundial de Quidditch, no dudaron en invitarla a ir con ellos.

Al ser la una y media de la mañana, optó por no despertar a sus padres que dormían plácidamente a la espera del día siguiente. Se habían despedido ya la noche anterior, calmándoles y prometiéndoles que les enviaría algún mensaje de que estaba bien. Al ser muggles, no comprendían del todo el mundo de la magia, pero no querían que ella se perdiese nada de lo que suponía su particular vida.

Cuando le enviaron la carta a los 11, supuso un sueño hecho realidad y explicaba muchas cosas de ella misma. Ahora con 16, Olivia no podía imaginar como habría sido su vida sin la magia. Estaba tan agradecida por todo lo que le había pasado y de haber conocido a todas las personas que formaban ahora parte de día a día. Algo interrumpió los pensamientos de Olivia.

- ¡Olivia querida! – oyó desde lo lejos a la señora Diggory gritar mientras se acercaba a la casa.

Olivia sonrió mientras decidía disfrutar al máximo de aquel viaje con su mejor amigo.

- ¡Buenas noches a todos! - dijo Olivia entrando por la puerta de la casa de los Diggory- Oh, ¿Dónde está Ced?

- Está acabando de recoger sus cosas, ya sabes que le encanta la presión del último minuto, -dijo su madre mientras negaba con la cabeza- puedes pasar a ayudarle acabar con la mochila.

Olivia sonrió mientras dejaba su mochila en la entrada para dirigirse hasta el fondo de la casa, donde estaba la habitación de Cedric. Llamó a la puerta y cuando oyó la confirmación para pasar, Olivia se sintió como en casa.

En la habitación del chico había banderines de la casa de ambos puestos por las paredes, al igual que un millar de recuerdos de sus viajes, estanterías llenas de libros y los cd que ambos compartían; y con un hechizo levitatorio, flotaban por el techo fotos de sus amigos de Hogwarts. El cuarto entero olía a pino, a hoguera y a miel, exactamente como él. Mientras Olivia miraba una de las fotos en las que salían ellos dos sonriendo con helados, Cedric se acercó a abrazar a su amiga.

- Te he echado muchísimo de menos Oli, me alegro de que puedas venir con nosotros- le dijo este mientras apoyaba su cabeza en la de la chica.

- Yo también te he echado de menos Ced -ambos se separaron- ¿ya lo tienes todo?

- Buenooo... ¿tú qué crees?

Ambos giraron la cabeza observando el desastre de su habitación y empezaron a reír. Olivia ayudó al chico a acabar de decidir lo que tenía que llevarse y finalmente acabaron de recoger, cuando la madre de Cedric les llamó:

- Cedric y Olivia, tenéis que iros o no llegaréis a tiempo para traslador.

- Ya vamos mamá- respondió el chico recogiendo su mochila y apoyando el brazo en los hombros de Olivia- estoy muy emocionado por esto Oli.

- Yo también Ced, creo que no voy a olvidar esto jamás.

Tras despedirse de la señora Diggory, el señor Diggory, Cedric y Olivia se pusieron en marcha hacia el traslador. En el camino iban hablando de lo que habían estado haciendo este verano y riéndose de viejas historias que les contaba Amos sobre su tiempo en Hogwarts. Cuando estaban a una hora de llegar, empezaron a planear lo que harían en su escapada:

Destinado a ser [George Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora