Cap. 2

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Narradoras omnipresentes cara fachera:

Primer día de universidad, las cosas habían cambiado bastante en muy poco tiempo, Lucy, Josh y Matt se habían hecho muy cercanos, todas las mañanas se encontraban en la entrada de las residencias para ir a por un café, hablar de cosas triviales y volver a las universidades para comenzar las clases. A James, Louis y Jack les toco juntos en las habitaciones, por lo tanto, estaban la mayor parte del tiempo hablando, haciendo bromas y disfrutando todo lo posible. En poco tiempo parecía que se conocían desde la infancia, aunque en el caso de James y Jack, eso, era cierto.

Por otra parte, está Anne,  la cual había aceptado a regañadientes ir con sus compañeras de habitación a tomar un café para conocerse mejor, una pérdida de tiempo lo llamaba, no obstante, le pareció interesante averiguar información sobre estas chicas tan peculiares.

*11:30, comienzo del descanso*

Las primeras clases habían terminado, era hora del descanso, todos mantenían conversaciones animadas, se veían personas entusiasmadas por todas partes, nuevos comienzos, nuevas amistades, nuevos planes... Excepto una persona, Anne, se encontraba apartada de todos, observando su alrededor, pero con la mirada perdida. Dispuesta a dirigirse al lugar apartado que encontró días atrás, he inmersa en sus pensamientos, una voz pronuncia su nombre. Eran sus compañeras, la llamaban con alegría animándola a que se uniera a ellas. 

Anne: Lo siento, tengo cosas que hacer.

Dicho eso y con una sonrisa de boca cerrada, se fue.  Las demás dudaron ante tal comportamiento pero rápidamente enlazaron una nueva conversación.  Una vez apartada de todo ser humano,  una sensación de tranquilidad recorre su cuerpo, unos minutos  de silencio y de repente una sombra, seguido de una incomodidad, alguien estaba ahí, alguien la observaba. Con todos los sentidos alerta Anne inspecciona su alrededor, nada, no hay nadie. 

Anne: Genial, ahora tengo alucinaciones... Él tenía razón, debería dejar de tomar tanto café, me está afectando demasiado.

Un último vistazo, con cautela vuelve a revisar su entorno, ningún rastro de nada, aun sin confianza decide volver, todavía faltaban 20 minutos para que terminara el descanso, así que decidió ir a por algo de beber, y de paso, relajarse un poco ya que sin darse cuenta sus latidos estaban acelerados al igual que su respiración. 

Una vez dentro de la universidad, decide recorrer uno de los tantos pasillos que conectan las instalaciones, no hay nadie en los alrededores, todo es un completo silencio. Apenas se escuchan sus pasos los cuales son un tanto acelerados, antes de llegar al final del pasillo gira y entra en una sala, un área de descanso en donde hay algunas mesas y unas cuantas máquinas expendedoras de comida.  No hay apenas gente, solo dos chicos y una chica hablando tranquilamente, los dos eran altos y de pelo castaño aunque uno más oscuro que el otro, uno de pelo ligeramente ondulado y ojos verdes, el otro en cambio, tenía el pelo liso y sus ojos eran de color ámbar, mientras que la chica era de estatura pequeña , tenía el pelo oscuro, casi negro, era ondulado, largo, y sus ojos eran de un tono café. No notan su presencia y esta no les da mucha importancia, se acerca a las máquinas y escoge su refresco favorito, una vez con él en sus manos hecha un vistazo rápido a las tres personas que se encontraban ahí, y sin dar más vueltas, salió de aquella sala para dirigirse hacia una esquina del amplio pasillo apoyándose en la pared  para tomar su bebida. 

Faltaban alrededor de 5 minutos para que terminara el descanso, ya se había terminado su refresco, por lo que se decide a ir a su clase ya que los pasillos comenzaban a llenarse de gente.

Narra Martha:

*11:30, en otra parte del descanso*

Era el descanso,  me encontraba caminado escaleras abajo para dirigirme al exterior ya que había acordado con las chicas que nos veríamos en una de las mesas exteriores del campus para conversar sobre nuestro primer día. En cuanto llegué me di cuenta de que era la única que faltaba aparte Anne, me sentí mal porque pensé que había llegado tarde.

Martha: Siento llegar tarde chicas, espero no haberos hecho esperar mucho...

Sarah: Hey, no tienes porque disculparte, acabamos de llegar. 

Lili: Ven siéntate!!

Sorprendida asentí con la cabeza y me senté con ellas, empezamos a comentar nuestras asignaturas, teníamos algunas en común al igual que algún que otro profesor. De un momento a otro estábamos riéndonos sin sentido alguno cuando a lo lejos vi que Anne estaba caminando como si no tuviera rumbo, se veía como distraída, como si todo su alrededor se hubiera esfumado y solo estuviera ella, eso hizo que me preocupara. 

Lili: Martha estás bien?

Sin darme cuenta estaba con la mirada perdida y demasiado seria para mi semblante alegre, como si de magia se tratara volví a la realidad en cuanto escuche la voz de mi compañera la cual me miraba preocupada. Antes de que pudiera contestar Sarah llamó a Anne para que se acercara a nosotras, ella nos dirigió una mirada y con voz seria dijo que tenía cosas que hacer, nos dio una sonrisa de boca cerrada, y se fue.  

Esta reacción nos pilló por sorpresa a todas, nos miramos mutuamente con un toque de preocupación pero decidimos no pensar en el tema y continuar hablando tranquilamente. En cambio yo no pude parar de pensar en ese reacción, su mirada se veía vacía, como si sus sentimientos se hubieran esfumado por completo, y eso me resultaba muy sospechoso, o ocultaba algo o algo andaba mal con ella. Mi mente no paraba de dar vueltas imaginando distintas teorías, intentaba averiguar que era lo que sucedía con esa chica, cada idea que pasaba por mi cabeza era más disparatada que la anterior, pero ninguna tenía la fortaleza necesaria para poder tener sentido, ¿Acaso me estaba volviendo paranoica?

Volví a la realidad y me di cuenta de que el descanso ya había terminado, todos se estaban dirigiendo a sus respectivas clases mientras que mis compañeras de habitación me miraban con preocupación, al parecer había desconectado completamente de la realidad y me había sumergido tanto en mis pensamientos que no me di cuenta de que me llevaban llamando durante más de 5 minutos. Me disculpé con ellas intentando tranquilizarlas, no muy confiadas se miraron entre sí, decidí invitarlas a un café como recompensa, acabaron aceptando, y con una amplia sonrisa nos separamos para ir cada una a nuestra respectiva aula.

Lo que nadie veDonde viven las historias. Descúbrelo ahora