Diamante Emplumado

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Por las calles apenas en ruinas, en un mundo donde la oscuridad ya no existía aunque la luz se había esfumado, se rumoraba sobre el Diamante Emplumado, una persona que no tiene rostro, cabello dorado como el oro más puro, curvas dónde muchos han quedado hipnotizados y sin saber qué ser, era amante de la humanidad a pesar de ser el gusto culposo de la naturaleza, su nombre venía de dos símbolos en sus muñecas, un diamante en la derecha que representaba fuerza, belleza, pasión y resistencia, en la muñeca izquierda contaba con una pluma, representando delicadeza, sensibilidad, habilidad y paciencia. Estos dos símbolos representaban el "principio del fin". Diamante Emplumado en eso se había convertido, el tiempo del caos, ya que la humanidad estaba perdida, había olvidado quien era, perdiendo su luz y camino
mientras se aproximaba la oleada final, se necesitaba de la escencia humana la cual estaba escasa, los pocos que quedaban rogaban a sus dioses por ayuda, cuando no han respondido al llamado cuando, ellos perdieron la fé, lo último que aún conservaban del viejo mundo, todo lo que conocían había desaparecido, estaban peleando por su vida con el instinto más básico y banal en el humano, instinto de supervivencia, comenzaron a crear armas, estudiaron los puntos débiles del enemigo, siguieron con sus preparativos para la guerra lo que muchos llamaban el último grito, la oleada final. Para estos momentos Diamante solo vagaba por el mundo, al menos eso parecía, observando con indiferencia a toda forma de vida, siempre despreocupado, llamando la atención con ese brillo que solo un una piedra preciosa podría contar, pero a la vez, oculto de una manera tan delicada como la pluma a su izquierda, sus pisadas eran firmes, parecía que la tierra seguía sus pasos para rotar y seguir su curso, ella sabía lo que hacía, esperando, nadie entendía que esperaba pero tampoco tenían tiempo de entenderlo, en el mundo del pasado aún existía el tiempo.
En el inicio de Celestial, el último día, el viento estaba vacío, el cielo no tenía lágrimas ni sonrisas para mostrar y cada señal de vida sentía el final, su alma estaba consciente, todos desfilaban al centro del mundo para la última batalla, cada persona sabía lo que debía hacer, sin entender sus acciones corrían hacia el destino, desde el inicio de Celestial nadie había emitido ningún sonido, ni una palabra, solo hasta encontrarse con la oleada, la humanidad contra el final, ambos bandos entonaron el último grito, todo aquello que estuvo en ese preciso momento en la tierra gritó con la misma intensidad, las escrituras lo llaman "el grito de arrepentimiento y lamento" para proceder a la destrucción del contrario, entre lágrimas y llanto la humanidad se extinguía. Enmedio del caos se veía el regreso del Diamante Emplumado, desnudo, como en un principio debió ser, en ese momento la existencia se estremeció, en la espalda tenía otra simbología, en diferentes idiomas pero en todos decía lo mismo, Celestial, todos entendieron su porque, reencontraron su llama, eran humanos de nuevo pero seguían en la obscuridad y cegados por ella, diamante comenzó a levitar sobre el tiempo y el espacio, emanando luz desde su interior, entre más alto se encontraba, más brillo despedía hasta dejar todo y a la vez nada, la humanidad despertó justo para ver el atardecer, la obscuridad ya no existía pero la luz se había esfumado.

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