Esta era una familia, que constada y censada según la ley. Tomaba los almuerzos y las meriendas, no en el tejado ni en el balcón como los románticos. Sino en la biblioteca. Saloncito a puerta cerrada y sin mucho polvo y sin humedad. Allí bajo la pileta de libros bautismales de de odontología, que siempre son los más pesados. Situaban los platos y las tacitas de té. Que nunca tenían té sino cola y manzanita.
Eran dos muchachos hijos de un solo nacimiento. Cristian y Melissa. Él rubio como la luna de queso y ella castaña como el ponche con mucha naranja y canela. De la charola cogían sus platos con cereal y de la azucarera, gomitas con que adornar la leche y las hojuelas. Ambos en piyama pero el a rayas y ella a cuadros de guingán. Su madre entro sosteniendo una libreta:
-¿Pero que es esto? - dijo mostrando con su índice una hoja con garabatos en tinta negra y frases clichés de : "Puta vida" y "me muerto".
-Mijaíl debería estar honrado - dijo Cristian tras ver la hoja y sonreír - cada vez que mi hermana se lo encuentra dura días en ese curioso estado.
-Horrible plumista byroniano. - dijo Melissa
- Ojalá todavía se puedan reciclar estas hojas, porque yo no sé. - y Cristian jugaba con voltear la libreta y ver las hojas caer. Ahora de un lado, ahora de otro.
-Lo siento mamá, no puedo evitarlo. Es la criatura mas arrogante y pendenciera que...
-Pero un poquito de consideración, cariño - pidió la madre - ¿Ahora que no te hizo?
-Decidió por esta vez hacer algo y fue peor. Realmente yo intenté lo que pude, pero no hay provecho. Su presencia me chispa tanto que no me deja darme cuenta, si acaso haya dicho algo de utilidad.
-Pero tienes que recordar. Hacer un poquito que ande esa memoria. Ese es el joven que tu padre eligió para enseñarte métrica y poesía. Y de sus logros nada deja a alegar. No consigo entender que pueda disgustarte. Siendo de tu misma edad, se esperaría que tuvieran cosas en común.
-Mira mamá, que Cristian y yo tenemos la misma edad y a veces nos ponemos..
-Serás tú.
-Además estamos alejados tres cursos y fisiológicamente hablando. Somos terriblemente distantes. No hay que, me entristece. Mi vida se amarga desde que me fue presentado.
-Así son las cosas - dijo Cristian con su mirada en las burbujas del refresco- "Ex nihilo nihíl fit". Fue tu idea y de tu discursito del arte y la mujer ¿Qué sabrás tu nunca del arte si para tí las fresas hay que comerlas bañadas en chocolate? Por lo menos ahora puedes distinguir entre un verso en prosa y uno Adonio. Que al cabo es que te gusta él y...
-Te callarás? Me hartas.