Capítulo 1.

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Entre engaños y deseos de cumpleaños.

Capítulo 1.

Alemania.

El hombre entró con lentitud al pequeño restaurante, como lo haría cualquier comensal promedio que buscara un lugar para comer. Alguien más atento habría podido darse cuenta de que ésa era la primera vez que él ponía un pie ahí, porque claramente no encajaba con ese tipo de lugares y también por su mirada perdida, pero nadie le prestó atención. El aburrido camarero, acostumbrado a ver todo tipo de gente, ni siquiera alzó las cejas al ver que su recién llegado cliente era un hombre que a todas luces era asiático: en esas épocas, en Alemania irónicamente abundaban de todo tipo de razas, menos la aria. Además, resultaba obvio que el camarero tampoco lo reconoció, no se dio cuenta con una simple mirada de que quien tenía frente a él era el guardameta del Bayern Múnich directamente llegado desde Japón (o mejor dicho, desde Hamburgo, su anterior equipo), Genzo Wakabayashi. El mesero le ofreció la carta de comida y el portero se entretuvo unos minutos viendo su contenido, que no ofrecía algo fuera de lo habitual para la clientela de clase media: club sándwiches, sopas calientes, salchichas wurst.

– Tráigame un Apfelschorle y una hamburguesa con queso –pidió Genzo, tras echarle una mirada rápida al simple menú.

– ¿Con papas? –preguntó el mesero, distraídamente.

– ¿Se puede pedir sin papas? –preguntó Genzo, por mera ociosidad.

– No. –El camarero esbozó una sonrisa avergonzada y se retiró.

El lugar no era lujoso ni tampoco mediocre sino algo más genérico. Algunas mesas estaban ocupadas por personas que parecían trabajar en un hospital o clínica, a juzgar por sus ropas, pero otras tantas estaban llenas con gente ataviada con ropa más normal. Ése era un restaurante que a todas luces se mantenía gracias a la clientela habitual y jamás se esperaría ver en él a alguien famoso, razón por la cual, aunque alguno de los presentes hubiera reconocido al portero, nadie creería que fuese él en realidad.

La mujer a la que él había ido a ver estaba sentada un par de mesas más allá, en una posición privilegiada junto al ventanal y parcialmente oculta de las miradas indiscretas de los transeúntes por el permiso de sanidad del restaurante. Wakabayashi le echó un par de vistazos rápidos para saber si ella se había percatado de su presencia (la mujer no despegó la vista del libro que leía), tras lo cual se dedicó a observarla a detalle al notar que pasaba desapercibido para ella. Desde su posición, ubicado en una de las mesas localizadas junto a la pared del fondo, él podía mirar hacia su dirección sin que pareciera que la estaba acosando, aunque en realidad sí lo estuviera haciendo.

"No la estoy acosando", gruñó Wakabayashi, para sí mismo. "Sólo estoy examinándola, que no es lo mismo".

Ella llegó primero que él, unos veinte minutos antes; Genzo se había asegurado de que fuese así, pues no quería delatar el verdadero motivo de su presencia en ese sitio en el que nunca antes había puesto un pie. No estaba muy seguro de qué esperaba obtener con ese curioso experimento, pero de momento estaba siguiendo una corazonada y ésta le decía que tenía que poner atención a la mujer que estaba absorta leyendo un libro, con un vaso de lo que parecía ser Apfelschorle a medio consumir. Este detalle, a pesar de ser tan intrascendente, causó cierta sorpresa en el portero: coincidir en algo pequeño con un desconocido siempre causa asombro. El libro que ella leía era de un autor llamado Edgar Allan Poe, a quien Wakabayashi ya había escuchado nombrar en más de una ocasión pero jamás había leído algo de él (en general, si no se trataba de revistas de fútbol, él no solía leer, para qué negarlo).

Entre engaños y deseos de cumpleaños [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora