Amber Lynn y el Lobo

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Amber Lynn del Clan Bloodsworth se esforzó por mantener su voz firme mientras que sus dedos levantaban la daga ceremonial del suelo del bosque, intentando que voz sonara perfectamente clara e indiscutiblemente poderosa durante el último verso del hechizo.

—Y mi sangre a tu sangre, mi voluntad la tuya, llama a los hijos de la luna y que beban de mi ofrenda. Que acepten mi regalo como pago y mis deseos como propios. Oh, Luna, acepta mi sangre —susurró, permitiendo que una nota casi desesperada atravesara sus labios.

Rápidamente, pero sin lucir apresurada, Amber Lynn levantó la daga y cortó en la parte carnosa de su palma, soltando un siseo ante el agudo dolor y el escozor del aire contra su cortada. Mordiendo el interior de su mejilla para retener lágrimas y quejidos, Amber Lynn apretó su mano, formando un puño, para dejar que las gotas de sangre cayeran en sobre el hechizo, que se encontraba en medio de una runa de protección.

Al menos si resultaba que este era solo un hechizo de invocación de hombres lobo, no podrían atacarla mientras no saliera de la runa.

Por supuesto, en algún momento tendría que ir al baño…

Reprendiéndose por pensar en eso cuando nervios comenzaron a remover su estómago, Amber Lynn repitió la línea más importante bajo su aliento—: Que acepten mi regalo como pago y mis deseos como propios.

Sin perder más tiempo, Amber Lynn levantó el cuenco de sangre y carne del suelo. Hizo una mueca al ver los varios trozos en distintos estados de cocido y crudo, algunos hasta el punto de que aun chorreaban sangre. Por otra parte, podría ser la que Amber Lynn había dejado caer en el cuenco.

Amber Lynn intentó reprimir el estremecimiento de disgusto que la vista le provocó, infructíferamente. Inmediatamente, ella se regañó. Ya había suficientes personas pensando que ella era un desastre como bruja, no hacía falta darles más munición para convencer a más personas.

Pero si ella podía convocar a los hombres lobo y hacer que ellos exterminaran al Clan DuCrowe, ellos no tendrían otra opción más que aceptarla como uno de ellos.

Un chico lindo podría incluso…

No pienses en chicos, se ordenó a si misma firmemente.

O en la espectacular manera en que te rechazó esta mañana, continuó otra maliciosa voz.

Ignorándola y concentrándose en asegurarse de que la runa de protección seguía intacta, igualmente proporcionada como en el libro, Amber Lynn no escuchó pasos ni prueba de una presencia cercana que una rama de quebró detrás de un árbol.

A Amber Lynn se le heló la sangre. Ella se tensó, sus músculos apretados y sus hombros altos. Sus manos estiradas y sus dedos tiesos, inconscientemente sacando luz de las yemas de sus dedos. Un leve atisbo de vergüenza recorrió a Amber Lynn. Aparecer lucecitas era su poder raíz. Nada como el control sobre el agua, o el fuego, o incluso sobre las plantas. Ella tenía lucecitas.

Patético, tanto en defensa como en ofensa.

De detrás del árbol, un lobo gris salió. El interior de sus orejas era blanco nevado, el exterior gris tormenta. Sus ojos, sin embargo, eran azules. Azules como el hielo. Con un estremecimiento, a Amber Lynn se le ocurrió que también eran tan crueles como el hielo.

Hija de Bloodsworth, llamó el lobo. Para la mortificación de Amber Lynn, la voz sonó en su cabeza. El lobo abrió su hocico, y Amber Lynn pensó que tal vez sonreía. O de eso intentaba convencer a Amber Lynn. Tranquila, niña. Solo proyecto mis pensamientos, no leo los tuyos.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2015 ⏰

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