Único.

2.3K 442 183
                                    

Estaba en una fiesta con mis amigos.

Todos bailábamos al ritmo de la música y el único olor que se podía percibir era el del alcohol.

Aún estaba sobrio, apenas había tocado el vaso que mí amigo me había alcanzado. No sabía lo que contenía o si alguien quería drogarme, así que me contuve de tomar líquidos que no fueran preparados por mí propia cuenta.

Una vez estuve exhausto, miré la hora en mí celular.

3:28 a.m.

Bufé, esa vez sí que me había pasado.

Rápidamente, me despedí de mis amigos sin querer demorarme mucho más. Les dije que avisaría al llegar a casa y salí de aquella que solía recurrir cuando a Wang se le ocurría hacer alguna fiesta.

A esa hora no iba a pasar ningún autobús, así que no me detuve en la estación, seguí caminando, abrazándome a mí mismo con mis brazos, tenía frío y quién sabe dónde habría dejado mí chaqueta.

Crucé muchas calles. Vaya que aún estaba lejos de mí casa.

Mí madre había confiado en que llegaría antes de la una de la madrugada, y se había ido al hospital para trabajar su turno nocturno. Y yo, siendo pasadas las tres, aún estaba caminando por las solitarias calles de la ciudad.

Sólo esperaba que mamá no estuviera en casa.

De pronto, sentí como me abrazaron por los hombros, y una voz me dijo.

—¡Hey! ¿Cómo has estado? Tanto tiempo sin vernos. —me sonrió, y antes de que pudiera siquiera decir alguna palabra, él murmuró. —Tranquilo, no te asustes, hay una camioneta negra que te viene siguiendo desde hace rato, sólo disimula.

Yo asentí, y giré un poco la cabeza para ver que, efectivamente, había una camioneta atrás.

Estaba tan sumergido en mis pensamientos que no había escuchado el motor.

—Estoy bien, ¿cómo estás tú? ¿Qué es de tu vida? —pasé una de mis manos por su cintura con algo de inseguridad, mas me sorprendí cuando con su otra mano reforzó el agarre de la mía en su cuerpo.

—Mh, ya sabes, trabajos de la universidad y todas esas cosas. Estoy apunto de estallar. —ríe un poco, y yo no pude evitar reír junto a él, como si fuésemos amigos de toda la vida.

—Entiendo, estamos en las mismas, los profesores dejan tarea cada que les cante el orto, les hace falta un polvo. —bufé, y el chico a mí lado soltó una buena carcajada.

A lo lejos, divisé a un grupo de borrachos caminando en nuestra dirección, no les presté atención por el momento, aún estaban lejos.

—¿Puedo saber cómo te llamas? —murmuré, sonriéndole. —Yo soy Jeon JungKook.

—Kim TaeHyung, a tu servicio. —se presentó, y tomó una de mis manos para dejar un beso sobre mis nudillos.

Aparté la mirada de sus bonitos ojos solo para disimular el hecho de que estaba sonrojado.

Una brisa recorrió toda la calle; no pude evitar temblar ante aquello, había olvidado por completo que no llevaba algo cubriendo mis brazos y cuello.

—Huh, ¿tienes frío? —él se apartó un poco de mí para poder quitarse el saco que llevaba, insinuando que no tenía frío, pues llevaba un suéter debajo.

Alcé una ceja, no terminaba de creerle. Aún así me coloqué el abrigo, soltando un suspiro de alivio cuando me sentí cálido.

Finalmente el grupo de borrachos pasó por nuestro lado. En busca de que no chocara con alguno de ellos, TaeHyung me tomó por la cintura y me pegó a su cuerpo.

Uno de ellos silvó, y al dirigir mí mirada a él y ver qué tenía la vista puesta en mí no dudé en sacarle el dedo medio.

—Ve a silvarle a tu madre, baboso de mierda.

Él me ignoró y siguió caminando junto al resto.

—Tienes carácter, recuérdame no hacerte enojar en lo que nos falta de camino.

Solté una risa. —¿Y cuánto nos falta de camino exactamente?

—¿Ves esa esquina de allá? —señaló a lo lejos, yo asentí. —Esa será mí parada y habrá sido un gusto conocerte.

—En ese caso, habrá sido un gusto conocerte también.

[...]

Al despertar, encendí el televisor de mí habitación para dejar que pasaran las noticias en lo que me aseaba, me gustaba verlas cada que podía, así no era un ignorante.

Mientras cepillaba mis dientes, salí del baño de mí cuarto y miré la gran pantalla, frunciendo el ceño al ver el nombre de Kim TaeHyung en el subtítulo.

Sin poder evitarlo, mis ojos se abrieron más y los sentí inundarse de lágrimas al escuchar la noticia.

“—El día de hoy se conmemora el aniversario número cinco de muerte de un muchacho recordado por muchos. Este joven de veinticinco años llamado Kim TaeHyung trabajaba de madrugada, acompañando a mujeres y hombres que volvían tarde a sus casas y pasaban por aquella calle peligrosa que él vigilaba. Un día, él solo desapareció, preocupando a muchos. Su cadáver fue encontrado días después en una bolsa de basura echada en un callejón de la misma avenida. Se encontraron señales de golpes, forcejeo, ahorcamiento e incluso violación en el cuerpo del difunto. Kim TaeHyung, estés donde estés, que sepas que eres el héroe de cientos que llegaron a salvo a sus casas gracias a tu trabajo, el cual hacías voluntariamente y sin recibir ningún tipo de sueldo, te recordaremos, siempre en nuestros corazones.”

Negué, acercándome a mí armario, en donde había colgado el abrigo que TaeHyung me había prestado y había colocado sobre los hombros.

No había abrigo.

Nunca lo hubo en realidad.

Caí rendido al piso.

Gracias, Kim TaeHyung, te recordaré, siempre en mí corazón.

...

pwrdón hace tiempo que no escribía algo triste JKSJDSJ, no pago terapias.

- Sofia ReFus.

¡Hey!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora