Capítulo 1

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Aviso de contenido explícito que puede dañar a aquellos lectores que sean sensibles.

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Miedo.

Un sentimiento tan poderoso  que cada ser vivo tiene grabado en su mente como mecanismo de defensa con el fin de obtener la propia supervivencia, haciendo reaccionar a toda criatura ante una situación potencialmente peligrosa.

Y miedo era exactamente lo que estaba motivando a Killian par que sus pequeñas piernas no se detuvieran y corrieran a través del enorme bosque de Forks, arrastrando junto a él a aquella pequeña niña que tantos problemas había traído con su llegada a su familia.

Una parte de él deseaba dejarla, soltarle la mano y abandonarla en el bosque a su suerte como venganza por haber causado tantos problemas, pero la idea se esfumaba de su mente al recordar el rostro asustado de su madre cuando entró a su habitación minutos atrás.

– Llévatela y corre– Había dicho. 

El rubio había estudiado muchas veces lo que debía hacer si "ellos" daban con el paradero de la pequeña.

Paso uno, eliminar tu esencia y la suya.

Paso dos, corre hasta el límite de nuestro territorio.

Paso tres, entrégasela al siguiente guardián.

Paso cuatro, encuentra a alguien que te pueda ayudar, sé un zorro.

Sé un zorro, una frase que había escuchado cientos de veces a lo largo de sus escasos ocho años de vida, significaba algo muy simple, debía confiar en sus instintos y en su mente, ser un zorro es ser el animal más inteligente del bosque y el espíritu más astuto que cualquier otra criatura  pudiera encontrar.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al darse cuenta de cómo su acompañante disminuía su velocidad por el cansancio, encontrándose jadeando sin parar debido a lo difícil que le resultaba respirar.

–¿Puedes seguir?– Preguntó Killian mientras se detenía y miraba a su alrededor completamente alerta, pero la pequeña rubia negó con la cabeza.

–Me duelen mucho las piernas y no puedo respirar Killian– respondió con dificultad.

El niño gruñó ligeramente debido a la frustración que le generaba la situación y terminó agachándose para que la niña saltara a su espalda y a continuación echarse a correr. Por mucho que deseara parar y descansar unos minutos no podían, era demasiado arriesgado y podían encontrarles.

La niña ahora situada en la espalda del mayor aparentaba tener cuatro años y era delgada, por lo que, a pesar de que Killian tan solo poseyera ocho años, favorecía enormemente a que pudiera correr incluso más rápido de lo que lo hacían cuando la niña corría a su lado.

"Llévala con el siguiente guardián" 

Esa frase se repetía una y otra vez en su cabeza, un objetivo claro, no debía desviarse de su misión, debía ignorar el llanto de la niña sobre él, debía ignorar su propio llanto silencioso debido al miedo que sentía, pero sobretodo, debía ignorar los gritos que escuchaba con total claridad provenientes de la mansión.

𝐇𝐞𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 | 𝙹𝚊𝚜𝚙𝚎𝚛 𝙷𝚊𝚕𝚎 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora