Prólogo

16 3 0
                                    

1872

Como había supuesto lo estaba esperando. Lo esperaba con la misma impaciencia que se había apoderado de él durante la última hora mientras buscaba ocasión de salir de la casa sin que se dieran cuenta. Cuando entró, lo miró con sus ojos oscuros.

- ¡Jimin!

Era joven, apenas veinte años, y tenía el cuerpo delgado de la juventud: todo músculo y huesos. su cabello moreno, húmedo todavía tras su paso por la bomba de agua iba peinado hacia atrás y se rizaba sobre el cuello de la camisa. Jimin sólo tenía que mirarlo para que el corazón le diera un vuelco.

Corrieron a abrazarse, impulsados por un ansia que llevaba todo el día creciendo y amenazaba con consumirlos. El muchacho lo estrechó contra sì y lo besó en los labios.

Se abrazaron mutuamente con pasión. Empujó hacia atrás la capucha de la capa de él, dejando al descubierto su maravillosa melena color rubio, que, como todos los días, había conseguido soltarse ya de la mitad de las horquillas. Yoongi lo acarició.
Una necesidad desesperada se apoderó de él. Apartó la boca y le llenó de besos el rostro y el cuello.
Sus manos, torpes por el deseo, tiraron de la cinta que le
sujetaba la capa. Lo soltó y la prenda cayó al suelo. Debajo llevaba un traje de satén azul pálido, apretado de modo que reducía su cintura y realzaba la curva de sus caderas y tonificadas piernas.
Contuvo el aliento al verlo.

—¡Santo cielo! —musitó—. ¿Tus abuelos te dejan llevar eso en pùblico?

Jimin soltó una risita.

—Yoon, no es peor que los que llevan todos. Era uno de los trajes de Jong Suk. Él se lo ponía hace dos años.

—Seguro que no le quedaba tan bien como a ti — comentó ël, con fervor.

—La abuela espera que me ayude a conquistar a lord Woojin, el amigo de Chanyeol. Es muy rico y procede de una familia magnífica.

Yoongi curvó los labios en una sonrisa sarcástica.

—Te están vendiendo al mejor postor.

—Los Park necesitan un matrimonio ventajoso —señaló él razonablemente—. Además, ¿qué importa, si no tengo intenciòn de casarme con ninguno de esos hombres? —unió las manos a la espalda, enfatizando aún más el escote de su traje—. Me lo he puesto porque sabía que tú lo verías. ¿Te alentaría a ti a pujar alto?

—Sí. Te daría todo lo que tuviera —tendió una mano con osadía y acariciò su pecho.

—Ya me has dado lo que quiero —lo mirò con ojos azules llenos de deseo. Amaba a Min Yoongi desde que podía recordar, desde que entró a trabajar en los establos de su familia, y le parecía un milagro que ese verano, a su regreso de la Escuela Mapling para señoritos, él lo hubiera visto al fin como un hombre.

—El conde me arrancaría la cabeza si nos viera —dijo Yoongi—. Y con razón. Sólo eres un niño y está mal que me aproveche de ti.

Pero no pudo evitar besar sus pezones. Jimin cerró los ojos con placer y colocó las manos en los hombros de él, acariciando sus poderosos músculos por encima
de la camisa.

—Calla —susurró con fiereza—.  No digas esas cosas. No está mal. Yo te amo.

Yoongi lanzó un gemido y enterró el rostro de lleno a besar, lamer y succionar su pecho y pezones de él.

—Y yo también te amo. Tú eres mi ángel, mi hermoso ángel pelirubio. Pienso en ti a todas horas. Hoy, cuando te he visto montar con el insoportable de Woojin, quería matarlo.

Le besó la garganta y luego los labios.

—¡Jimin! —rugió la voz de su abuelo a través del establo.

Impulse;; [충동] -YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora