Allí estaba, sentada con las manos puestas contra el cristal frío de la mesa, empezó a tragar todo lo que debería haber dicho, lo que sentía para evitar que meses después le invadiesen los pensamientos provocando una descarga negativa, con imágenes en su cabeza que jamás existieron, ni existirían.
_ ¿Que querias decir? Me pregunté.
_ Pues sinceramente es una larga historia, ahora que puedo casi ni me sale. Si que veía los ceniceros volando hacia mi cabeza por aquello que mi boca nunca dijo. Sigo visualizando que se levanta un monstruo de la otra parte de la mesa haciéndome críticas expansivas.
Podría haberle dicho: ¡olle! ¿Te das cuenta de que soy tu puto espejo? Toda esa mierda que sale de tu boca es porque te lamiste el culo antes de sentarte.
Pero no. No dije nada.
Simplemente me limité a decirle que no era eso, que se estaba equivocando en todo, que no me conoce._ y... ¿Hubiese sido lo correcto?
_ Pues no lo se, sé que sigo dándole vueltas a todo, que no tengo nada de hambre y como por tres, tampoco tengo la necesidad de estar con el móvil en la mano sentada horas en un sofá sonriendole falsamente al mundo a través de una pantalla, pero en realidad salgo dejando eso y sigue siendo todo una gran mierda.
Así que si, me callé y me esta jodiendo por dentro ahora.Tengo que levantarme temprano y sigo comiendome el tarro mezclado una cosa con otra ¡es un asco!
No son muchos días en los que siento que la almohada me traga y palpita el corazón en los oídos a través de los muelles del colchón. Es casi todos. La felicidad es el silencio, y el silencio la soledad. Es triste que los problemas sean los únicos que te hagan sentir emociones y amargas polillas en el estómago. Porque así es como lo siento, me retuerzo en las noches de dolor en el estómago y a veces llego a estar así dos semanas seguidas.
Tenía que parar._Lo siento subconsciente, pero no tengo más preguntas.