PROLOGO

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—Que rayos hiciste Nathan.

Derek corrió escaleras abajo hacia donde su amigo daba saltitos señalando el interior del laboratorio completamente en pánico.

—¡No lo sé! ¡Sólo dejé mi mochila sobre la mesa y luego se estaba incendiando!

El pelirrojo veía con horror su calcinada mochila sobre una de las mesas del laboratorio, pensando en que decirle a sus padres cuando regresara a casa sin ella, pero mas preocupado ahora por apagar el incendio que se formaba poco a poco. Y porque ningún maestro pasara por ahí.

Detrás del pelinegro entró un rubio con la respiración agitada, sus ojos se agrandaron a ver sus amigos con distintos grados de preocupación en el rostro.

—¡¿Por qué nadie hace nada para apagarlo?!—chilló.

—Porque no sabemos cómo—gritó Nathan con voz aguda.

Los tres se miraron unos segundos antes correr en direcciones contrarias. Liam corrió al grifo de la esquina del aula y llenó uno de los vasos precipitados con agua.

—Liam, no—Derek trató de detenerlo pero el rubio vertió el contenido en las llamas y el fuego no hizo más que avivarse.

—Nos van a expulsar—se lamentaba Nathan en una esquina—quemaremos la escuela y nos arrestarán.

De pronto alguien abrió la puerta. Levantó la manguerilla del extintor en sus brazos y abrió la válvula lanzando todo el polvo seco en la zona del desastre. Una vez eliminada la amenaza expulsó todo el aire que contenían sus pulmones y miró a los tres chicos con su mejor mirada indignada.

—No voy a preguntar como paso—dejó el tanque rojo junto a él mientras les hablaba—. Había un condenado extintor fuera de esta aula, ¿estaban intentando incendiar la escuela?. Las señalizaciones están ahí por una razón. 

Liam bajó la cabeza como cachorro regañado ante el extraño, Nathan lo miró como las mascotas miran a sus dueños y Derek le lanzó una mirada de desconfianza. Eso hasta que el castaño aparecido clavó su mirada caramelo en la suya. Luego sintió todo el aire escapar de sus pulmones.

—Limpien el desorden y no vuelvan a abrir las válvulas de gas sin autorización.

El castaño movió su perfecta nariz en una mueca y luego se giró con esa esbelta figura para desaparecer por la puerta. Dejando de el pelinegro un estado tembloroso y agitado.

—Oh—resolvió el pelirrojo—pensé que era el que abría el grifo.

Liam me dio un palmface y volteó a ver a sus amigos para irse de una vez.

—Derek—Liam llamó, se acercó a su amigo que seguía mirando la puerta con ojos suplicantes y pasó una mano por sus ojos—Hey, Derek.

—No me lo imaginé ¿verdad?.

Liam hizo una mueca ante el comentario de Derek, bufando con resignación.

—Ya lo perdimos, vámonos de aquí.

...

—¿Qué se supone que hacemos?—preguntó Liam en susurros, agachándose junto a sus amigos detrás de los arbustos.

—Acechamos—el pelirrojo puso la mejor cara de concentración que tenía sin aparta la vista del frente. El rubio rodó los ojos.

—¿Y qué acechamos, exactamente?—insistió. Nathan frunció el ceño confundido ante la pregunta.

—Esa, es una excelente pregunta—Liam se palmeó la cara con incredulidad—Derek, ¿qué acechamos exactamente?

Giró la cabeza hacia su derecha para ver a su amigo pelinegro quien sólo sonrió forzado antes de volver su vista al patio escolar, donde un castaño iba pasando con su mochila al hombro. Los ojos de Liam se abrieron antes de devolverle la mirada a su amigo con incredulidad. Se oyó un exagerado suspiro del mencionado que trató de disimular tosiendo. El rubio negó con la cabeza sin otra opción mas que unirse a sus amigos. Observó al chico de piel pálida, llevaba unos jeans oscuros y una camisa a cuadros, moviendo ligeramente la cabeza por la música que seguro escuchaba por sus auriculares.

Stiles estaba distraído, pero no lo suficiente para no notar la extraña sensación de ser observado. Miró con cautela los alrededores cuando algo (o alguien) saltó encima de su espalda.

—Scott!—gritó sosteniendo sus piernas para que no se caiga.

—¿Cómo amaneció mi panquesito?—dijo en tono meloso.

—No me digas así.—protestó.

—El amor de mi vida, mi futuro esposo, el padre de mis hijos.

—Scott!—El castaño enrojeció sin saber cómo cerrar la boca de su mejor amigo.

—No voy a parar hasta que me hables con cariño, bebé.

Stiles enrojeció aún más pensando en la respuesta que calme al odioso de su hermano.

—Amanecí extrañándote—dijo bajito.

—Awww, ya lo sabía—el pelinegro dejo un beso en un lunar que tenía en la mejilla y luego se bajó de su espalda.—Ahora vamos a comer que tengo hambre.

Los amigos vieron la escena con diferentes emociones en sus rostros.

Derek por su puesto, echaba humo.

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Nadie quiere ser mi beta :c nadie me quiere.

Hello --/Sterek/--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora