Prólogo

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Junio de 1938

Hank Booth, viajó junto a sus dos nietos, Seeley y Jared Booth, pretendía que fuera un verano sin sobresaltos, la tensión en Europa era palpable, rumores de que el Fürer pensaba invadir a sus países vecinos, se cernían en la inquietante paz, y de ser ciertos, el sería uno de los primeros en volver a portar las armas, en contra de la amenaza alemana. Se hospedaban con el hermano de su esposa, sus muchachos habían hecho amigos y ya casi ni recordaban la muerte de sus padres, Seeley era el más fuerte y astuto, Jared un poco más cobarde, pero inteligente, ahora iban de camino a una fiesta.

El sonido de cachetada había retumbado hasta la fuente de soda que estaba frente a los jóvenes.

Seeley Booth, no te atrevas a hablarme en tu vida y tu Michael, puedes meter tu sentido del deber por donde te quepa – Las personas alrededor habían quedado congeladas por las palabras soeces de la joven.

Tempe... - Dijo Stiles

Tempe nada, si esperabas por alguna razón que fuéramos algo más que amigos, has perdido tu única y miserable oportunidad, no soy un objeto, no me van a pelear como un pedazo de carne – Dio la vuelta sobre sus talones y comenzó a caminar.

Nadie se metía con la hija de Maxwel Keenan, nadie se atrevía si quiera a decir una mala palabra de la joven, que ya con 15 años recién cumplidos se potenciaba como una prominente estudiante de la Universidad de Gotinga, siendo una de las primeras mujeres que podrían entrar en sus labores académicas, ya desde hacía 6 años, la pequeña dama de alta sociedad sorprendió con pequeños experimentos que le valieron la beca de estudios científicos a los 9 años. Por ningún motivo soportaría que un cavernícola de la era del hielo, levantara sus faldas y mostrara su vulnerabilidad, además su "novio", se había peleado como otro hombre de las cavernas, defendiendo a su "propiedad", eso le había nervado más que hurgaran en sus enaguas. Aun así, antes de doblar la esquina y desaparecer, había observado unos segundos la mirada de Seeley, y esa sonrisa coqueta, que llevaba días sin poder sacar de su memoria.

Ya mañana podría volver a cruzar miradas, más no palabras, eso lo podía jurar, apretó en su pecho el libro que iba leyendo antes del incidente y sonrió de forma tierna y coqueta, con un leve rubor en las mejillas.

Hay algo dentro de mí, algo que no logro yo explicarme,
Que desde que lo vi, que no consigo olvidarlo,
Cada mañana es igual, sólo quiero llegar luego a clases,
Para estar cerca de él, para poder mirarlo.

Agosto de 1938

Seeley, ¿Cuánto más vas a esperar? – Jared era un joven inteligente e intuitivo, sabía perfectamente que su hermano estaba jugando con fuego y que pronto se quemaría. A sus 15 años, le había visto coquetear con muchas jóvenes en EEUU, pero con ninguna de ellas, había osado a pasar de un cortejo de niño e inocente, Temperance era distinta.

Hasta el fin de semana, no creo poder hacerlo más, no quiero esperar – Los suspiros en la boca de Seeley eran día a día, cuando la veía pasar, cuando oía hablar de ella, o simplemente porque un pajarito se atravesaba en las nubes, era señal divina que la joven Keenan era su destino.

Eres un traidor, yo la vi primero – Sonrió Jared, era muy unidos, pese a su pasado y a las extrañas costumbres de su padre.

No tengo culpa de ser más encantador – La sonrisa ladeada del mayor de los Booth, había impresionado a la joven y él jugó sus mejores cartas, solo para conseguir que esa hermosa dama, fuera su eterna compañía.

Tal vez, me estoy enamorando, ¿qué me estará pasando?
Vivo pensando en él. ¿Que haré?, ¿Que le diré a mis padres?
Que hacer para explicarles, Lo que siento por él.

Día CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora