- Amor, ¿te gusto la película?
- Lo sabría si me hubieras dejado verla.- dije sonriendo y dandole un beso en la mejilla. Salvador y yo llevábamos saliendo dos meses y a pesar de su carácter, yo lo quería muchisimo.
-¿Quieres acompañarme al aereopuerto?
- ¿Para qué?.- pregunte preocupada.
- Mi mejor amigo viene hoy y quiero presentartelo.- me respondió con su sonrisa perfecta. Era tan guapo, el típico chico guapo por el cual todas las chicas de la escuela se derretían y era solo mío.
-Por supuesto. - lo tome de la mano y caminamos hacia el estacionamiento. Para mi que él quisiera que conociera su mejor amigo era un gran paso. Cada vez la relación se ponía mas seria
De pronto vi como una chica lo miraba y el le devolvía la sonrisa. Le solté la mano, bruscamente.
- ¿Qué te pasa? .- se sorprendió.
- ¿Quieres que le pregunte su número para que se conozcan?.- dije sonriendo sarcasticamente.
- Estoy tan harto de tus celos. - se enfurecio.
- ¿Cómo pretendes que me ponga si coqueteas con cada chica que se te pone en frente? - me enfurecí más.
- Ni siquiera somos novios.- grito.
Aunque era verdad, me dolió. Salvador era un idiota, como todos los hombres. Excepto que él era el idiota mas hermoso del mundo, pero seguía siendo estupido. Entro al auto y no me abrió la puerta primero, como de costumbre, me sentí tan mal. Todo el camino estuvimos callados, ninguno de los dos cruzo miradas ni susurro algo. Él sabia que yo odiaba que cantara, y aún así tarareo las canciones que sabía que no me gustaban. Lo odie.
Llegamos al aeropuerto y tomo mi mano, me sentí aliviada pero aun seguía molesta, me comento que su amigo se llamaba Eduardo, fuimos a la puerta de desembarque. Decidí ir a la cafetería para aclarar mis pensamientos. Comencé a asimilar lo que había pasado, quizás mis celos fueron tontos. No podía perder al chico de los sueños de todas, así que decidí ir a darle el beso más amoroso de todos. Pero algo me lo impidio.
- Kris, por fin te encuentro. Él es Eduardo.- apenas lo ví me quede sorprendida. Comencé a temblar, la piel se me puso de gallina y mi corazón latió a mil por hora. Nunca mi cuerpo había reaccionado así por ver a alguien que recién había conocido. Él era alto, de unos 1.80, con cabello castaño, lacio y corto. Era delgado y tenia ojos verdes, los mas hermosos que había visto en toda mi vida. Sentía como si hubiera conocido al amor de mi vida, pero claro que no, era imposible que el lo fuera, es decir, él era el mejor amigo de mi novio. Bueno era el mejor amigo del que no es mi novio. Maldito Salvador.
- ¿Estas bien? .- dijo Salva, haciéndome señas con la mano.
- Sí, solo me duele la cabeza. Mucho gusto, Eduardo.
- Igualmente.- sonrió.
- Oye iré a llevar a Eduardo al hotel y a las 10 te recogeremos para ir a bailar. ¿De acuerdo?.- dijo Salvador.
- Perfecto. - conteste sonriendo.
- Tienes una sonrisa muy hermosa. - Eduardo me hizo sonrojarme tanto que mis cachetes se prendieron a rojo vivo.
- Cuidado, ella es mi chica.- interrumpió Salvador.- Bueno, vamonos.
Nos dirigimos al auto y me dejaron en mi casa. Entre corriendo y no había nadie. Mamá siempre salía los sábados con sus amigas y nunca llevaba celular, por que decía que los de su trabajo la estresaban. No tenia a quien pedirle permiso así que decidí dármelo yo sola, total, ya tenia 17. Subí las escaleras y entre a mi cuarto directo a bañarme, pues solo tenia 2 horas para estar lista. Apenas salí de la ducha, llame a mi mejor amiga, Isabel.
- Necesito que te arregles urgente y vengas a las 10 a mi casa, vamos a salir.
- Hola, no? Ya , esta bien veré como me escapo.
- Gracias, te amo.
- Yo más.
Colgué y busque rápido que ponerme, encontré un vestido que había comprado hace mucho tiempo pero lo estaba reservando para una noche especial. Perfecto. Era negro, que contrastaba con mi color de piel, ceñido y con un hermoso escote en la espalda. Me seque y planche el cabello, lo tenia bastante largo, me llegaba hasta la cintura. Luego me maquille los ojos, y me eche un brillo en los labios, me puse los tacones mas altos que tenia, pues era bajita. Mientras tanto pensaba en todo lo que había pasado ese día, con Eduardo sentí algo que jamas había experimentado, trate de dejar de pensar en él. Quizás solo fue algo del momento y ya se me habría pasado. Confiaba en eso, yo quería a Salva. Me estaba terminando de echar el perfume cuando escuche el timbre. Baje corriendo.
- Isa. - dije saltando y abrazandola. No nos veíamos hace una semana y eso para nosotras era bastante.
- Wow, Kristen. Estas espectacular.- dijo dándome una vuelta.
- Tú igual.- sonreí picara .- y sabes que odio que me digas así.
Yo odiaba mi nombre e Isa lo sabia. Estaba muy bonita tambien, ella opto por una camisa suelta blanca y unos pantalones de cuero negros a la cintura, una cola alta y unos tacones dorados. De pronto sonó una bocina. Eran ellos, salimos y de nuevo todos esos sentimientos. Comencé a temblar cuando lo vi salir del auto. Esta iba a ser una larga noche. Demonios.