Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 5: 𝑆𝑒𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑖𝑡𝑖́𝑠𝑡𝑎

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—¡Enana!, viniste muy rápido. — Hanji sonrió recibiéndome sin levantarse de su asiento.

— ¿Me llamaste? — Pregunté algo incómoda al notar la presencia del capitán Levi en el  lugar frente a su escritorio, el cual ni siquiera me giró a ver.

Llamó mi atención un hermoso adorno de rosas rojas sobre la mesa desordenada en papeles revueltos, eran enserio preciosas que me fue inevitable contemplarlas mientras Hanji hablaba.

— Justo le estaba mostrando a Levi las bonitas flores que te dejaron en la entrada. — Una risilla entre burlesca y pícara escapó de sus labios al terminar la oración.

— ¿Para mí? — Inquirí dando unos cuantos pasos acercándome solo para hundir mi nariz en una de esas rojizas rosas que parecían recién cortadas.

— La tarjeta decía "Solji", así que; o hay otra Solji oculta en algún rincón de la legión o son para ti. — La mujer recargó todo su peso en el respaldo de la silla, la cual rechinó de antigua. — Parece que tienes un admirador, o bueno. — Corrigió. — Uno más.

Estaba tan inmersa en la belleza que la flor entre mis manos desprendía que lo último que escuché fue un fuerte portazo y después noté el vacío en el anterior lugar que había dejado el capitán en algún momento.

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— Sean todos bienvenidos a ésta muy normal reunión nocturna. — Abrió Eren dando la apertura con una sábana blanca que cubría todo su cuerpo desde su cabeza, como una especie de chal o capa/vestido. 

—¿Qué significa esto? — Inquirió Diana entrando a la habitación que solíamos compartir. — ¿Ahora qué están planeando? 

Sus ojos nos recorrieron de un lado a otro; analizando tanto nuestra extraña vestimenta como las velas a nuestro alrededor, Mikasa, Armin y yo llevábamos colocadas mantas blancas las cuales se supone que deberían estar tendidas en nuestro colchón encima de nuestra ropa de dormir para simular túnicas de una especie de secta o algo por el estilo, la más alta de pelo corto cerró la puerta detrás de ella asegurándose que el pasillo estuviera desierto, podríamos tener problemas por estar haciendo cosas raras a ésta hora y aún más ella, ya que tiene un cargo establecido.

— Una sesión espiritista. — Respondió Eren sin titubear ni un segundo, sosteniendo él una vela entre sus brazos.

— Si uno de ustedes pisa mal podrían incendiar la tela con las velas. — Habló observando lo largas que estaban nuestras "túnicas ceremoniales" improvisadas. — Lo saben, ¿no? — Asentí rápidamente.

— Seremos cuidadosos, ¿verdad? — Mis amigos confirmaron moviendo su cabeza en forma de afirmación. — ¿Quieres unirte? 

— De acuerdo, solo porque necesito distraerme. — Sonrió amablemente haciendo que las mejillas de Eren tomaran un ligero sonrojo casi invisible gracias a la escasa luz que únicamente la llama de las velas lejanas en el piso nos proporcionaba. 

— Aquí. — Mencionó Armin pasándole con precaución una sábana blanca por arriba de las velas, Dia la sujetó sin pensarlo dos veces. — ¿Has tenido mucho trabajo?

— Gracias, Armin. — Extendió la tela, por impulso me acerqué unos cuantos pasos hasta ella para ayudarle a ponérsela encima. — Sí he estado ocupada, habrá una expedición en una semana y todos estamos algo atareados, gracias Sol. — Le sonreí en modo de respuesta acomodando la superficie en su espalda, ¿expedición?, perfecto, lo que faltaba. — Mejor díganme; ¿Para qué estamos haciendo esto? 

𝐵𝑒𝑙𝑙𝑒𝑧𝑎, 𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑖𝑛𝑠𝑜𝑝𝑜𝑟𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒 - Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora