"Momentos que valen la pena"
El sol avanzaba por el cielo en una danza lenta, dejando atrás la oscuridad de la noche. Heather podía oír su alarma sonar en la lejanía, insistente en su objetivo, aunque era ignorada por la muchacha que cubría su rostro con la almohada más cercana.
El dolor de cabeza le resultaba insoportable.
Pequeños fragmentos de la noche anterior le llegaron como flashbacks. Para festejar que era fin de semana había optado salir de fiesta junto a sus amigas, el calor del verano había sido el mayor motivo para aceptar la invitación. Ningún adolescente en su sano juicio cambiaría una fiesta en la piscina por el calor abrasador de su cuarto— se dijo a sí misma.
Había disfrutado a lo grande bailando y riendo, jugando guerras de agua y tomando mucho refresco, tanto que el baño la había llamado con urgencia. En ese momento fue cuando recibió una llamada de su novio.
Demian Kane.
Introvertido como solo él prefirió quedarse en casa a salir, tampoco era novedad para Heather.
Por lo que le resultó de lo más extraño recibir su llamada a esas horas de la noche, no cuando probablemente se hallaría cómodo en su cama leyendo un libro.
Luego de ello, los retazos de recuerdos hallados podrían ser resumidos en dos palabras: pura mierda. Su estado de humor había caído en picado.
"Hey nena, no esperaba que cogieras la llamada, no quiero molestarte, todo lo contrario, pero las cosas se han complicado..."
Empujó frustrada las sábanas que cubrían su cuerpo y con sus brazos libres tiró el reloj al suelo. El estrépito captó la atención de su pequeña hermana que caminaba por el pasillo.
— ¿Y a ti qué te sucede? — preguntó desde el umbral de la puerta al observar el reloj, que, por el golpe, profería sonidos de lo más molestos.
Tras la falta de respuesta, se encaminó a las ventanas para abrir las cortinas de par en par. Los poderosos rayos del sol entraron a caudales dentro de las cuatro paredes que constituían el cuarto de Heather, revelando el desastre que había en el interior.
Heather, con sus hebras desparramadas sobre las sábanas blancas, se removió incómoda, buscando a su alrededor para hallar algo nuevo con que taparse la cara. Lo más probable es que al dormir hubiera empujado las almohadas fuera de la cama.
—Alexa, tráeme una pastilla. El dolor de cabeza me está matando— murmuró abandonando con lentitud su lecho. Su cuidada melena de rizos caoba parecía el nido de una familia de pájaros.
Ignorando las quejas de su hermana, Alexa tomó asiento a su lado, un poco haciéndose espacio en el revoltijo de colchas. Estaba dispuesta a escuchar lo que tenía por soltar.
— ¿Qué fue lo que sucedió anoche?
¡Cosas horribles! quiso chillar, sin embargo se limitó a frotar sus ojos antes de susurrar:
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Donde las Estrellas no Brillan ©
Teen FictionEsta es la historia de dos jóvenes quienes se amaron con todas fuerzas, cada segundo había valido oro y la alegría nunca había faltado. A pesar de ello, el destino es cruel cuando se lo propone y su historia estaba destinada a fallar. Drama, miedo y...