Minho nunca sintió tanta seguridad en su vida como lo estaba en ese preciso momento. Seguridad que se encargó de aglomerar desde que vio por primera vez al bonito omega de baja estatura, finos labios y ojos gatunos pasar por los pasillos junto a otros chicos.
Lo recuerda bien, su curiosa mirada se había posado absolutamente en él, importándole muy poco lo que pasara a su alrededor. Afirmaba el haber sentido ese flechazo del que tanto narraba su madre en los cuentos infantiles, cuando apenas era un cachorro disgustado con los temas del amor y las parejas.
Pero ahora, eso no era así.
No, para nada.
El alfa tan solo deseaba escuchar una respuesta positiva de aquellos brillantes y rosados labios.
Habían pasado aproximadamente seis meses desde que lo conoció. ¡Incluso intercambiaron un par de palabras! O bueno, lo fue porque el pelinegro le pidió un par de apuntes en la clase de Literatura. Pero eso no quitaba el hecho de que minho se había emocionado y avergonzado al mismo tiempo, creando así unas fervientes ganas de ser algo más que un simple compañero de clases.
Han jisung era el nombre del dueño de sus suspiros y aceleraciones cardíacas.
El alfa estaba tan perdido por él que era capaz de hacer muecas graciosas y hasta tropezar intencionalmente en los entrenamientos de baloncesto, solo por ver esa hermosa sonrisa de gomita. Esa sonrisa que hacía crecer su amor cada día más y más.
Jising era un omega perfecto y no solo porque minho lo consideraba así, sino que lo confirmó al ser testigo de la cantidad de alfas que iban tras el pelinegro. Muchas veces se sintió decepcionado y celoso. Pero el enojo no tardó en llegar cuando comprendió que aquel numeroso grupo de estúpidos no querían nada más que pura diversión de una sola noche.
Para suerte suya, el omega pudo evitar aquello. Dándose su lugar y exigiendo respeto, desechando de inmediato a todos esos perros pulgosos que no hacían nada más que darle palabras vacías y promesas baratas de amor.
Minho se sintió totalmente agradecido con lo sucedido porque jisung no había salido herido de todo ese gran lío. Su manera tan directa de expresarse, sin miedo a lo que los demás pudieran decir, solo lograba que lo admirara y se enamorara cada vez más, claro, si es que eso aún era posible.
Ahora se encontraba de pie, en medio de la cafetería de la facultad, a unos cuantos metros lejos del omega quien le daba la espalda debido a que conversaba con su pequeño grupo de amigos.
Soltó un hondo suspiro, desordenando su rubia cabellera hasta dejar su frente al descubierto.
"Solo ve y salúdale con amabilidad. Demuestra desde un principio que tus intenciones son sinceras." - recordó el consejo de Changbin, su mejor amigo alfa.
- Bien, no puede ser tan difícil. - susurró para sí mismo, intentando que su valentía no se fuera por la borda.
El alfa compró un par de malteadas y con firmeza, decidió ir hasta al que deseaba que fuese su omega.
- Han abierto un nuevo restaurante de brochetas de cordero. ¿No quieren ir conmigo? -Comentó Jisung con cierta ilusión al hablar de su aperitivo favorito.
Felix iba a responder con la misma emoción del momento de no ser porque visualizó al alfa del que tantas y tantos omegas babeaban por tener a su lado. Realmente estaba anonadado al confirmar que venía en su dirección. Sonrío con cierto ápice de diversión haciendo que Jisung no entendiera su repentino silencio. Felix también era un omega, y de por sí, uno muy astuto y observador. Aunque también le daría la mitad de los créditos al alfa, ya que este no era para nada bueno disimulando y escondiendo sus sentimientos por el omega mayor.
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What A Alpha Gotta Do? - Minsung (Adaptación)
Random❝¿Qué es lo que un alfa debería de hacer? Para estar encerrado totalmente por ti.❞ Lee Minho está completa e irremediablemente enamorado de cierto omega de piel tersa y nívea. Lo único que desea con sinceridad es que el precioso pelinegro acepte su...