🍂Nubes 🍁

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Caminaba de prisa, con una gran opresión en el pecho debido a que su amada madre seguía en el hospital.

Le aterraba todo aquello. Su madre era la único que tenía a su lado y lamentaba tanto no cuidarla, casi como si fuera su culpa que a su madre la hayan diagnosticado con cáncer. Dolía.

Su padre nunca estuvo presente pues era un empresario ocupado, luego se "divorciaron" y la familia del pequeño niño alfa con heterocromía, albinismo parcial y pelirrojo se deshizo, junto a ella, sus ilusiones.

En la escuela cuando la gente se burlaba de él por ser tan diferente, por no ser lo que un alfa debía ser, cuando ocurrió aquél accidente con el agua hirviendo y su ojo que no le causó más que burlas y marginación, cuando lloraba por las noches porque extrañaba a sus hermanos, cuando decidió que quería estudiar diseño de modas a pesar de que todos le decían que esa carrera no encajaba con él e iba a agregar otra característica por la cual se burlaban o lo echaran a un lado, porque además de fenómeno, era un marica. Siempre calificándolo de alfa blandengue que se comportaba como omega y en esa sociedad, ser omega —mujer u hombre— era lo más degradante que se podía ser, aunque no se decía en voz alta. Durante todo eso y lo que siguió que no fue mejor, pero tampoco peor, durante todo ese tiempo, ¿quién había estado allí para él? Exacto, su mamá.

Rei era todo para Shoto.

Otro día más en el hospital》pensaba el joven, dolido de toda aquella situación.

Miró al cielo, cubierto por nubes algo grises y grandes, a pesar de eso, no iba a llover, el reporte meteorológico se lo dijo y él estaba seguro de que era uno de esos bonitos días en donde las nubes de un gris claro y amigable tapaban el Sol como un pequeño favor a todos los que tenían que estar bajos sus fuertes rayos. Se dijo a si mismo, mirando una nube en forma de nada y de todo, posiblemente, que no podía hacerle eso a su madre, tenía que ser positivo y optimista por ella, por los dos. Así que, decidido a ver el mundo con unos ojos menos tristes. Divisó una bonita y pequeña tienda de flores y hasta pudo escuchar un canto de ángeles, en su mente vio un haz de luz que apuntaba justo esa florería.  Caminó rápidamente hacía dicha tiendita y cuando estaba cerca vio a un joven bonito con un pelo rizado de un inusual color verde tan oscuro que a veces parecía negro, cambiando el letrero de "Abierto" dando vuelta para que dijese "Cerrado" y su plan de alegrar a su mamá con bonitas flores coloridas se vio frustrado. El canto de los ángeles se detuvo abruptamente y hasta percibió como una nube más gris opacada el Sol y hacía el ambiente más oscuro, más decepcionante.

Pero Shoto no se iba a rendir, así como jamás se rindió en la escuela, ni en la universidad, ni con la empresa de su madre.

— Disculpa, de verdad necesito unas flores—comentó con sus cejas demostrando frustración.

— Ya cerramos—dijo el bonito chico. Preguntándose por qué dijo "cerramos" si sólo era él.

— De verdad, de verdad las necesito.

Y no sabe qué fue, si fue la preocupación en la cara del tipo. La manera en la que lo veía con un toque de desesperación o la forma en la que resaltó la palabra "necesito", pero, luego de soltar un suspiro, lo dejó pasar murmurando un "por favor que sea rápido".

Fue hasta que el chico con unas lindas pecas que había notado hace poco, con un olor tan agradable y lo dejó pasar que se dio cuenta que tenía un uniforme de enfermero.

Quizá iba a ir a trabajar de enfermero y lo acabo de interrumir》pensó sintiéndose algo culpable.

— ¿Desea algo en concreto?—rompió el silencio el chico más bajo que él.

Flores de Otoño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora