𝟏. 𝐄𝐥 𝐛𝐚𝐢𝐥𝐞

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POV de Alina

Desperté, inmediatamente llevé mis manos a la altura de mis ojos para frotarlos y ahuyentar los restos de pereza y sueño que aún pudieran subsistir después de tan largas horas de descanso. Aún no me acostumbro a despertar en un nuevo lugar... mi padre, mi madre y yo hemos estado en constantes viajes desde que ocuparon ese puesto tan importante en el Ministerio de Magia. Día sí y día también me recuerdan lo valioso que es el papel que ellos desempeñan y que, en algún futuro, me tocará a mí poner en alto el apellido Blythe. 

No voy a mentir, se siente muy bien pertenecer a una de las familias más poderosas del mundo mágico. Una de las más placenteras experiencias es rondar por las calles y ver de reojo como las personas comienzan a murmurar entre sí... ¿Respeto o intimidación?

—Alina, ¿puedo pasar? —. La voz de mi madre interrumpió mis pensamientos.

—Adelante, madre —respondí. Estiré mi cuerpo una última vez antes de salir de las sábanas y ver como la puerta se abría lentamente.

—¿Cómo te sientes? Sé que puede ser difícil e intimidante comenzar de nuevo en un lugar donde no conoces a nadie. Tu padre y yo hemos estado dándole vueltas al asunto... creemos que una buena manera de empezar y hacer conexiones es ofreciendo un baile aquí en casa.

—Espera, ¿un baile? — que manera tan cliché y anticuada de presentarnos.

—Así es, Alina. Sabes que es tradición familiar ofrecer un baile cada que llegamos a un nuevo lugar. La decisión está tomada y tu padre y yo no estamos sujetos a cambios. Mientras tú dormías, nos encargamos de hacer llegar las invitaciones.

Fue inútil tratar de poner objeción alguna. La idea recién se asentaba en mi mente cuando mi madre ya tenía medio cuerpo fuera de la habitación y se despedía con una leve sonrisa. ¿Cómo fue que mis padres lograron organizar todo esto en tan poco tiempo? Merlín, que noche nos esperaba a los Blythe.

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El ambiente era ajetreado y había elfos domésticos por todos lados. Unos pocos poniendo decoración en el salón y otros cuantos afinando los detalles de las mesas que se encontraban alrededor. Fue inevitable no dejar salir una leve risa al observar la escena y recordar mi infancia; odiaba estos bailes y los vestidos que mi madre me obligaba a usar. Las cosas no han cambiado mucho desde entonces, la única diferencia es que ahora disfruto ser el centro de atención.

Me di la media vuelta y comencé a subir las escaleras, de nuevo a mi habitación. Al entrar, había un vestido negro sobre mi cama con una nota que decía:

"Querida Alina,

Que esta noche sea de nuevos comienzos. Elegí este vestido en honor a tu negro y largo cabello. Sé que lo lucirás de maravilla, hará juego con tu incomparable belleza. Te adoro por siempre.

Atentamente tu padre, Abraham Blythe."

El vestido era hermoso y me quedaba a la perfección. El escote dejaba ver el inicio de mi pecho, nada muy revelador. La tela caía hasta el piso y en cada paso, me obligaba a levantarlo un poco para no tropezar. Mi largo cabello caía en ambos de mis hombros enmarcando mi rostro. Pinté mis labios de un tono rojo antes de salir de la habitación y dirigirme al gran salón.

Al bajar, pude observar a mi madre y a mi padre al pie de las escaleras. Ella llevaba un vestido verde esmeralda que hacía juego con los aretes color plata que mi padre le había obsequiado en alguno de sus cumpleaños. Mi padre vestía un traje elegante que hacía juego con el vestido de su esposa. Ambos me dedicaron una cálida sonrisa al verme.

—Veo que mi elección de vestido fue de tu agrado— comentó mi padre al tenderme su mano para ayudarme a bajar el último escalón. Me limité a asentir con la cabeza y a darle un leve estrujón de manos en forma de agradecimiento.

Al entrar al salón, me percaté que estaba casi lleno. No podía mantener mi mirada fija en un solo lugar, mi vista viajaba de un lado a otro. Mi padre tomó mi brazo y el de mi madre, abriéndonos camino entre la multitud. Todos los presentes nos recibieron con un aplauso y sonrisas largas, de oreja a oreja. La mayoría de esas personas ya sostenían una copa en su mano; y me atrevería a decir que, en algunos casos, no era la primera de la noche.

El tiempo no parecía detenerse, la música clásica seguía sonando y yo me encontraba exhausta. Mis ánimos habían desaparecido después de la tercera presentación que mis padres me habían obligado a hacer con una de esas familias de sangre pura. Nadie había sido lo suficientemente interesante para captar mi atención e incitarme a continuar la conversación. Ninguna cara me era familiar. Por última vez antes de retirarme, levanté la vista y recorrí el salón. Para mi sorpresa, mis ojos se encontraron con la mirada fija de alguien más... unos ojos grises. Traté de hacer memoria de las últimas horas y no recordé haberlos visto antes. Aparté la mirada; no fue por miedo ni por intimidación a sus ojos penetrantes, sino porque un desconocido no merece tener mi atención por más de dos segundos.

—Es Malfoy... Draco Malfoy— escuché a una voz femenina decir.

—¿Disculpa? — respondí.

­—Soy Pansy Parkinson, mi familia se presentó con la tuya hace unos minutos—. Claro, estaba tan distraída que no lo noté. Sin embargo, debo decir que ese corte de cabello es... inolvidable.

—Soy Alina Blythe. Todo esto me resulta un tanto... incómodo. No estoy lo suficientemente borracha para seguir soportándolo.

—Descuida, mis padres me obligan a asistir a este tipo de eventos todo el tiempo. Son nuevos por aquí, ¿cierto? Relájate, te divertirás— preguntó Pansy mientras me acercaba una copa.

—Eso espero—. Aparté mi mirada de Pansy y casi como reflejo, dirigí la vista al lugar donde me había encontrado con los ojos de Draco Malfoy. Como era de esperarse, ya no estaba. Tan solo quedó vagando en mi mente el recuerdo de una mirada casi tan desafiante como la mía.

𝐅𝐨𝐫𝐛𝐛𝐢𝐝𝐞𝐧 𝐥𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬; 𝐝𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐦𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora