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Decir que Minho le había dado a Jisung el mejor orgasmo de su vida, sería un eufemismo. Aclararse que intentó controlar su libido, una mentira. Asegurar que no quería repetirlo, una completa basura que nadie se creería si superan lo perra que se había mostrado con su mejor amigo. 

Joder, él no podía recordar la última vez que el sexo había sido tan espectacular. Eran contadas las veces que Jisung follaba al mes; sinceramente su vida giraba lejos de la satisfacción de sus genitales, a diferencia de Minho. Pero Jisung no podía decir que sus experiencias anteriores hubieran sido malas, lejos de eso, él nunca había quedado con ganas de más después de correrse.

Q

uizás ese es el problema, pensó mientras apretaba el control de la Play Station.

Estaban en la casa de Minho a punto de echar una partida de Mortal Kombat, y Minho veía el video con su cara de "chico normal" que se le metería en el culo a cualquiera.

Jisung ahogó un suspiro y miró los zapatos que había comprado esa mañana con el pago de su último trabajo. Minho y él impartían las clases de música y baile de forma peculiar, y el último encargo que habían tenido, había sido lucrativo, incluso sino único que hicieron fue enseñarle al hijo de los Choi a tocar unas cuantas notas de piano y una coreografía de alguna canción latina que ahora no recordaba el nombre. Su paga había tenido dos ceros de más por lo que Minho no trastibilló en jalarlo al centro comercial a comprar ropa extremadamente costosa, invirtiendo dinero de forma innecesaria solo porque su amigo era un prestigioso y gozaba derrochar sus ingresos en ropa de marca.

Era estúpido, al fin y al cabo nunca le duraba la ropa. Siempre terminaba rompiéndola en sus encuentros de alguna u otra forma.

Mierda. Ahí estaba de nuevo. Jisung quería saber cuándo había pasado a ser tan consciente de los exclusivos e irrelevantes detalles de Minho-rompe-camas.

¿No es obvio? Desde que dejaste que metiera su polla en ti, ayer.

Muy buen punto.

Nuevamente, se quedó tieso. Esperó y esperó, pero otra vez seguía sin sentirse indolente a haber follado con su mejor amigo, como si realmente fuera de todos los días.

Quizás lo era. Es decir... los amigos follan todo el tiempo, ¿no? Jisung no quería excluirse de ningún estereotipo. Si los heteros follaban entre si y mantenían relaciones abiertas, él podía sentarse en la cara de su añejo- y heterosexual- mejor amigo Minho. No había porqué sentirse culpable ni esperar tal sensación.

Le echó un vistazo a su amigo que ya había empezado a configurar la partida.

Ellos no habían tocado el tema. No porque alguno lo evadiera, todo lo contrario, era como si ni siquiera recordaran que habían tenido sexo la noche anterior cómo un par de lunáticos pervertidos. Cómo si de verdad fuera algo de todos los días, algo normal.

¿Lo era? ¿De verdad su relación con Minho era tan liberal y espontánea cómo para hacer de menos esto? Su mejor amigo no lucía preocupado ni tenso en lo absoluto, y era él quién tenía novia, era él quién había iniciado todo. Por razones que Jisung anhelaba conocer, Minho no estaba experimentando ningún enloquecimiento gay, aunque la sola idea de Minho preocupándose por sexo era ridícula.

Sólo fue sexo. Si Minho no se alteraba mucho menos Jisung que era él más beneficiado con ésto. Porque lo era. Estaba soltero pero no tenía fluidez cómo para ir a un bar o discoteca a buscar un ligue, sus acompañantes solían ser personas conocidas que coincidían en sus calenturas. Era práctico, pero no algo que se diera tan seguido cómo debería querer. Minho sólo había sido como, como el más exclusivo de todos, y sin dudas el mejor. Una gran polla, experimentado, era generoso para complacerlo aún cuando no se sentía atraído por ese bando, y su forma de tocarlo -cariñosa pero apasionadamente- era simplemente la receta para el sexo ideal.

Estrechez ➸ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora