◇Capítulo 16◇

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¿La calma antes de la tormenta?

***

—¿Me escuchas? —la pregunta de Nastya hace que salga de mi estupor y termine parpadeando varias veces para concentrarme en ella— No, no me estabas escuchando. ¿Pasa algo?

—Yo... —tragué saliva y negué lentamente.

—¿Ah si? No te creo.

—Estoy bien... solo que aún no me recupero de lo que pasó en la noche —traté de darle una buena sonrisa, pero salió más bien titubeante.

Y era cierto, aún no procesaba lo que había pasado. Podría decir que estaba algo así como en shock, además de que hoy después de despertarme y salir de la enfermería pasó algo que...

Me dirigía hacia mi casillero tratando de pasar por alto las miradas sobre mí, me dije que era algo normal después de lo que había pasado. Todos estaban hablando de ello, de como "sobrevivimos" al asesino.

Estaba a punto de abrir mi casillero cuando: —Ella no pudo sobrevivir —me di vuelta al escuchar la voz detrás de mí. Era una chica robusta de cabello castaño, definitivamente mucho más grande que yo y se veía molesta.

—¿Disculpa? —pregunté cortésmente algo bajo.

—Ella no sobrevivió —repitió con voz rota—. Terminó clavada en una pared con cuchillos como si no fuese más que un objeto de enfermiza decoración. ¿Qué de especial tienes tú? ¡¿Porque ella si y tú no?! —Y con cada palabra se acercaba más a mí con un dedo acusador apuntándome y yo retrocedía con el corazón en la boca.

No sabía que decir, verdaderamente me sentía mal por ella. Veía el dolor en sus ojos y era insoportable. Porque sabía de lo que estaba hablando, sabía que se refería a la chica que encontraron clavada a la pared de la biblioteca semanas atrás.

—Yo... de verdad no lo sé, y de verdad yo lo—

—No te atrevas a decir que lo sientes porque no es así. El dolor que yo siento no es ni un poco de lo que sentirás en tu vida. Porque mientras tú te escapaste ella se encuentra pudriéndose siendo comida por los gusanos —murmuró entre dientes poniendo su rostro a centímetros del mío, su voz rompiéndose en pedazos en las últimas palabras.

Un nudo se instaló en mi garganta, las lágrimas querían liberarse y caer por mis mejillas. No sabía cómo reaccionar.

—¡Darcelle! —exclamó de repente la voz de un chico haciendo que ella alejara su atención de mí— Darcelle, déjala en paz. Ella no tiene la culpa de nada.

Él se pone entre nosotras dos y trata de apartarla poniendo sus manos en sus hombros. Vi como los ojos de ella permanecieron en mí hasta el momento en que se dió vuelta y se fue. Sus ojos se habían puesto llorosos y veía como aguantaba las ganas de llorar, podía ver claramente el dolor que soportaba.

Me sentí realmente mal. Tenía un nudo en la garganta que no podía tragar. Solté un suspiro tembloroso sintiendo las miradas de todos en mí, odiaba ser el centro de atención me hacía sentir incómoda y fuera de lugar.

Limpié mis sudorosas manos y procedí a abrir el casillero. Y en cuanto lo hice algo se abalanzó sobre mí. Por el impacto y al estar desprevenida el peso terminó haciéndome caer junto con eso encima mío. Estaba confundida y... ¡Dios! ¡¿Qué era ese olor?! Apestaba como si algo se hubiera...

Rápidamente caí en la cuenta de lo que era. El horror me llenó por completo, tanto que me abrumó, tanto que sentí las náuseas escalar por mi garganta.

El Internado Miethrickson ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora