Había una vez un hermoso y curioso ángel que continuamente bajaba a la tierra para espiar a una especie que le parecía tan fascinante llamada humanos, su nombre era bartholomew o barry para abreviar.
Y lo que Barry amaba más de los humanos que observaba en un pueblo cercano era su música, bailes y fiestas ya que le resultaba fascinante verlos y que no podía ver en otro lugar ya que era algo que en el paraíso consideraban actividades mundanas por lo que estaban prohibidas.
Esto lo ponía triste ya que moría de ganas de participar en uno de esos festejos que acostumbraba ver que hacían y parecían disfrutar, pero al no poder ocultar sus grandes alas blancas no tenía opción más que observar este pequeño pueblo desde la oscuridad del bosque que estaba junto a él.
Así era como pasaba sus días de excursión en la tierra, esperaba a que la música comenzara y bailaba en soledad entre medio de aquellos árboles.
Un día fue descubierto por un demonio que también visitaba la tierra en busca de diversión, pero no era cualquier demonio, este era un príncipe, un Diablo llamado Oliver. A él le entretenía verlo bailar, le parecía gracioso y muy hermoso. Como todo Diablo era un maestro del engaño y por ende podía tomar la forma que él quisiese, así que se transformaba en diferentes animales para estar cerca sin que Barry lo notase, hasta el momento en que decidió hacerse presente ante el.
- hola- le susurro oliver a barry en el oído y miro con diversión como barry salto y retrocedió tanto como el árbol detrás de él se lo permitió
- ¿quien eres tú? ¿qué haces aquí?
- que curioso, eso iba a preguntarte yo - respondió oliver acercándose más y recargando la mano en el árbol acorralando a barry - te he estado observando por un tiempo y aún no puedo deducir que es lo que haces aquí, así que decidí preguntar
- no me has dicho quien...- barry ni termino su oración ya que sintió la verdadera naturaleza del hombre frente a él - eres un demonio
- príncipe oliver a tu servicio - sonrió el demonio apareciendo sus cuernos - ¿ahora qué haces aquí? se con certeza que las leyes de los angeles son mas rigurosas y tu mi ángel tienes prohibido el contacto con los humanos, no eres como nosotros los demonios que podemos hacer y deshacer a su gusto.
- ¿si te lo digo te irás? - pregunto barry un tanto nervioso por la cercanía que tenía con el demonio
- tal vez - respondió el demonio con una sonrisa pasando una mano por el ala del ángel lo que hizo que éste se sonrojara profundamente por el íntimo gesto
- yo... amo amo las fiestas que hacen los humanos pero no puedo participar en ninguna así que permanezco oculto aquí para admirarlos de lejos.
Fue entonces al escuchar a este hermoso ángel cuando una idea cruzó la mente de oliver - Yo puedo ir y venir entre los humanos, con mi magia logro cambiar mi apariencia. Si lo deseas puedo hacer lo mismo contigo - le propuso a este ángel que lo había cautivado, necesitaba saber más de él
- ¿Por qué me ayudarías?, ¿Qué esperas a cambio? - desconfió el
- Que bailes conmigo, ¿Es mucho pedir? - sonrió él alejándose un poco para darle espacio para pensar
Barry no podía evitar dudar, desde pequeño le habían enseñado que no debía confiar en los demonios, que eran seres malos. Pero su deseo de poder participar en una de esas fiestas era tan grande que decidió aceptar su propuesta.
Así el diablo uso su magia, ocultó las alas de el y cambió su color de cabello, luego hizo lo mismo sobre él para desaparecer sus cuernos y cambiar sus rasgos.
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El diablo que bailaba con el ángel (olivarry)
FanfictionAveces la fascinación en lo prohibido no es tan mala, sin embargo el camino a seguir a partir de ahí puede no ser tan fácil. un ángel y un demonio que encuentran parte de sí mismo en el otro y aprenden que el amor vale la pena si este es puro