Capítulo único

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Cuanto más cosas dices, menos sé
Dondequiera que vayas, te seguiré
Te suplico que agarres mi mano
Arruines mis planes, ese es mi hombre”
Willow —Taylor Swift

Los cuentos de hadas existen, y cada uno de ellos nos deja un agradable mensaje, donde en muchos de ellos escuchamos hablar sobre encontrar el amor verdadero, en como una persona descubre el amor en aquel que daría incluso su vida por protegerla.

¿Amor?

Esa extraña palabra siempre la había escuchado, pero le parecía algo tan irreal. Cuentos de hadas y fantasías que vivían en la mente de las personas adultas. Pues a su corta edad el sentía diferentes emociones que como niño iba descubriendo y disfrutando en el proceso.

Pero, aunque estas emociones y sentimientos que lo iban enseñando, la que lo seguía confundiendo y haciendo eco en su mente era ese sentimiento tan extraño.

Amor

Pues el amor que se vive en los cuentos de hadas, siempre hacen que las expectativas de los humanos se igualen a estos. Sin embargo, por más que pienses y sueñes con un amor así, los limitantes difieren de la realidad y la fantasía. O bueno… en lo poco que había visto pensaba que esto así era.

—Y entonces… el príncipe salvó a la dulce princesa de aquella torre en la que se encontraba, salvándola del peligro enfrentando los dos juntos al mundo entero.— concluyó Akiteru de contar uno de esos tantos cuentos que les leía cuando iba a dormir a casa de Kei.

—Mmmm, ¿pero la princesa sentía amor por el príncipe?— preguntó un pequeño y curioso Tadashi escuchando con paciencia las fantasías que existían en el cuento en turno.

El rostro de Akiteru se convirtió en un gesto extraño al escuchar aquella pregunta, pues ni el mismo sabía que responder.

—Hermano tus cuentos son muy aburridos— masculló un pequeño Kei con el gesto aburrido pues él quería escuchar cuentos sobre dinosaurios y otras cosas, no algo relacionado con princesas encerradas en torres que solucionaban su vida con el amor de alguien más.

—Bueno, no importa pequeños, igual deben de dormir así que no se queden despiertos hasta tarde, los quiero a los dos— dijo Akiteru revolviendo el cabello de ambos para marcharse mejor dejando a Tadashi con preguntas en su mente.

Tiempo después mientras abrazaba uno de sus peluches se giró para observar a su mejor amigo mirando el techo aburrido.

—Kei… ¿tú sabes que es el amor?— le preguntó inocentemente esperando la respuesta del rubio.
Kei se giró para mirarlo confundido meditando su respuesta.

—Supongo que es eso que sienten los adultos ¿no? Akiteru me ha dicho que es algo horrible que te deja cansado y te hace llorar mucho.

—¿Llorar mucho?

—Sí, algo así como cuando te caes de la bicicleta y te lastimas, ¿recuerdas aquella vez que nos caímos y yo me raspé las rodillas y tú te lastimaste el brazo?— inquirió el rubio recordando ese feo momento.

Yamaguchi asintió recordando el dolor de esa vez.

—Bueno, dice que así se siente o incluso peor.

El pequeño parpadeó asustado, pues al parecer el amor parecía algo demasiado doloroso y horrible. Siempre le habían mentido entonces en esos cuentos.

Se sintió asustado… pero al mismo tiempo comprendía que era algo normal y que tal vez ya estaba presente en su vida.

—Olvidaba que mi hermano me dijo que también es algo bonito y confuso, aunque la verdad nunca entiendo lo que Akiteru dice, y tampoco quiero conocer lo que eso es.— concluyó el rubio haciéndolo asentir, porque ahora él tampoco quería experimentar algo así.

Willow [KurooYama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora